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Copa Santa Fe

Rosario mostró sus dos caras

El Clásico tuvo el pedido de paz de parte de los jugadores, pero los violentos volvieron otra vez a copar la parada.


Ambigüedad al extremo. De la razón, a la locura. Del pedido por la paz, a la violencia en las tribunas, en la cual las buenas intenciones de muchos quedaron empañadas por los oscuros intereses de unos pocos. En resumen: un Clásico rosarino de principio a fin.

El Coloso Marcelo Bielsa fue el escenario de mucho de lo positivo y negativo que tiene la ciudad. Desde el inédito ingreso a la cancha de ambos equipos posando juntos para la foto, hasta el cruce de los barras leprosos en la popular sur que se originó durante el entretiempo y volvió a mostrar que aún queda muchísimo trabajo por delante.

Ambas caras de la moneda se hicieron bien visibles para todo el país en el Parque de la Independencia, donde en medio de tanta política y dispositivo de seguridad, Newell’s y Central jugaron un partido de fútbol.

Lo bueno

Una excelente idea. Los organizadores de la Copa Santa Fe lo lograron. No hay registros de que alguna vez, en un Clásico rosarino, los dos equipos hayan salido juntos al campo de juego. Y, encima, la tradicional foto tuvo una escenografía diferente: los 22 titulares se formaron de manera intercalada y posaron con una bandera. ¡Chapeau! A la Copa.

Pero lo que se vio ayer tuvo sus antecedentes en los días previos y fue precedido también por una pelea que están dispuestas a dar ambas dirigencias en AFA para que el fútbol de Rosario vuelva a tener el lugar que se merece en Argentina. Las cosas parecen que han cambiado… y para bien.

Más allá de algunos problemas organizativos en esta primera edición del torneo provincial, la Copa logró que la rivalidad solamente se dé a la hora de jugar, como debe ser.

La madurez de la dirigencia de Central y el reciente cambio de mando en Newell’s, hicieron posible que la previa del primer Clásico de la serie se haya desarrollado de una manera diferente, sin chicanas y dejando la pasión únicamente para los hinchas.

El gobierno provincial y el municipal también hicieron lo suyo. La intendenta Mónica Fein recibió a ambas dirigencias entre semana y juntos pudieron bajar un mensaje de paz. Tal ves, el más sincero en la previa de los últimos clásicos.

Lo malo

Lamentablemente, ya se está haciendo una costumbre en los clásicos. Es que los violentos, los que siempre buscar tener un rato de protagonismo sin importarle nada, armaron su propio “duelo” en las tribunas y arruinaron lo que hasta el momento venía siendo un tranquilo partido de fútbol.

La versión más firme es que dos facciones enfrentadas que se disputan el control de la barra de Newell’s se cruzaron durante el entretiempo, generando corridas en la tribuna baja que da espaldas al Hipódromo.

La mayoría de la gente presente buscó refugio como pudo, lo más lejos posible del disturbio, que habría alcanzado su punto máximo de tensión cuando uno de los barras habría sacado un arma de fuego.

¿Y el accionar de la policía? Jamás llegó. Tanto dispositivo de seguridad en la previa para que, al final, un reducido grupito de violentos demore el inicio del segundo tiempo más de media hora, o que después se trepen al alambrado con total impunidad y se bajen cuando se les canta la gana.

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