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Rosario del 900: Arquitectos europeos

Por: Ernesto del Gesso

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Ya hemos abordado el tema de las manifestaciones edilicias de alta jerarquía en aquellas primeros décadas del 900 en la que se destacó la fecunda labor de arquitectos locales de los que habrá que seguir exponiendo, pero el título de esta nota nos indica que debemos referirnos a los europeos. Estos arquitectos en su mayoría trajeron los estilos europeos surgidos de L’École de Beaux Artes y dieron a Buenos Aires un aire francés con la edificación de suntuosas mansiones con mucho de neobarroco, neoclásico, pero también eclecticismo por las pretensiones del medio. Rosario no quedó al margen de la presencia de varios de ellos.

  Pero no todo fue francés, el modernismo catalán también tuvo su presencia, que para algunos significaba la de Gaudí. Su productor fue el arquitecto catalán Francisco Roca i Simó  graduado en Barcelona en 1906. Su paso por Rosario fue por un período de diez años, lo suficiente para dejar edificios que hoy podemos admirar y uno de ellos declarado Monumento Nacional, el Club Español. La obra se proyectó en 1912 y fue inaugurada el 9 de julio de 1916 conmemorando el centenario de la declaración de la independencia.

Podemos recordar a García Lorca, por citar una de las tanta figuras conocidas que lo visitaron, porque no hubo personalidad vinculada a España que no haya ingresado y llegase a admirar la escalinata central, iluminada por luz cenital que lleva al salón de recepciones en el que lucen tres bellísimos vitrales. El rey Juan Carlos de Borbón y la reina Sofía, lo hicieron en dos oportunidades. También muchos rosarinos han gozado del magnífico salón en innumerables fiestas y bailes. Detalle importante a destacar en el edificio es el  lucernario, espectacular obra de Pedro Intrioni que armó esa claraboya a 25 metros del piso, con la colaboración de los artistas vitralistas  catalanes reunidos en la empresa Buxadera, Fornels y Cía. Pero Francisco Roca  no sólo nos ha dejado de recuerdo el Club Español, sino también casas de residencia y renta. En la esquina noreste de Entre Ríos y San Lorenzo podemos observar azulejos y hierro en la fachada de un edificio que impone su presencia. Hacia el lado derecho del portal puede leerse su nombre indicando autoría. Otra construcción de este tipo y que causa el mismo efecto es el Palacio Cabanellas, esquina suroeste de Sarmiento y San Luis, que se extiende por esta calle a la antigua panadería Europea, edificio al que no hay que dejar de mirar su remate. Y si de observar se trata, se recomienda el escudo español en lo alto de la ochava de la Casa de España de Entre Ríos y Santa Fe, recientemente restaurada, otra de sus hermosas obras.

Del modernismo catalán pasemos a la abrumadora escuela francesa que luce su arte en distintos puntos de la ciudad. Uno de los primeros exponentes fue el arquitecto Parisino Eduardo Lemonnier, nombre apocado e hispanizado de Eduard Stanislas Louis Le Monnier, nacido en 1873 y formado en la escuela Nationale des Arts Décoratifs que muy joven, en 1894, llega a Brasil donde  realiza proyectos en Belo Horizonte. Algunos autores lo ubican en Buenos Aires por 1896 y otros en 1906. En la capital argentina construirá los dos edificios Bencich, muy significativos en una de las esquinas más transitada de esa ciudad, Florida y Diagonal Norte, uno frente al otro. Sin embargo la obra, que lo caracteriza en el estilo de la época, es la construida para la residencia de la familia Fernández Anchorena que hoy es sede de la Nunciatura Apostólica en avenida Alvear y Montevideo, zona que abundan los palacios de este tipo. 

Antes de estos, había construido tres edificios, uno en Rosario, que se llamaron La Bola de Nieve, que correspondía a una compañía Mutual y de Seguros de ese nombre cuyo emblema era el clásico remate en una esfera de cemento sostenida por cuatro pequeños pilares. Estos están sobre una especie de templete que coronaba los edificios, detalle que puede observarse en el nuestro, construido entre 1904 y 1907 en la tradicional esquina sureste de Laprida y Córdoba. La Bola de Nieve fue el primer edificio de altura de la ciudad. De los tres es el  único que se mantiene en pie, los de Buenos Aires fueron demolidos al igual que muchos otros construidos por este arquitecto.

Pero este emblemático edificio rosarino no será la única obra del arquitecto francés, a una cuadra del anterior, en Córdoba y Maipú, el Jockey Club de fastuosa arquitectura, disimula la ochava de la esquina con la puerta elevada que introduce a señoriales salones. En San Lorenzo 1055 se destaca el edificio que fue de la ex Compañía de Seguros La Rural, proyectado por Lemonnier y construido por la empresa de Alejandro Máspoli, que casi enfrente tomara la construcción del Hotel Savoy. Otra firma de Lemonnier puede verse en el edificio de rentas en la esquina de suroeste de Entre Ríos y San Lorenzo. El arquitecto falleció en Buenos Aires en enero de 1931 a los 58 años.

Edificios de arquitectura típicamente francesa pueden apreciarse en el sector de calle Córdoba denominado Paseo del Siglo. Entre ellos encontraremos dos mansiones de este estilo proyectadas por otro arquitecto europeo, Alejandro Christophersen, de origen noruego, pero con documentos de nacionalidad española, debido a que nació en Cádiz en 1866 cuando su padre era cónsul de Noruega, Dinamarca y Suecia. A la Argentina llegó en 1887 a los 21 años ya graduado en Amberes y París. En Buenos Aires pronto desarrolló una extraordinaria producción de obras de jerarquía. Pueden citarse el edificio de la Bolsa de Comercio, El palacio Anchorena, luego Ministerio de Relaciones Exteriores frente a plaza San Martín y muchos otros desaparecidos. Entre las obras religiosas  se destacan la Iglesia Ortodoxa Rusa frente a parque Lezama y el Santuario Nacional Sta. Rosa de Lima (Córdoba y Pasco). En La Recoleta, el panteón de la Flía. Alvear.  Su estilo era el academicismo, pero derivó en el eclecticismo. Otros lo consideran representante del neobarroco francés.

Las dos mansiones ubicada en el Paseo el Siglo de su factura, son el edificio del Rectorado de la Universidad Nacional de Rosario  (Ecleticismo Académico o Neo Barroco Francés)  originariamente construida para Luis Pinasco (hijo de Luis José)  en Italia y Córdoba y en esta misma cuadra, la del actual Colegio de Escribanos que perteneciera a Casiano Casas.

En Rosario, un hermano suyo, en parte siguiendo las actividades de la empresa naviera tradicional de la familia y funciones consulares de los países nórdicos, quedo afincado en la ciudad al casarse con una dama de la familia Ibarlucea. El arquitecto, así como está presente en La Recoleta lo estará en El Salvador con el panteón de la Familia Melitón Ibarlucea. Murió en Buenos Aires en 1946.

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