Seguramente cuando comenzó a jugar a los 7 años impulsada por su padre, la rosarina Fernanda Rocha nunca pensó que a los treinta estaría en la puerta de su tercer Juego Panamericano, y mucho menos que cuando a los dieciocho decidió aceptar una invitación para ir a una Universidad de Estados Unidos su vida cambiaría para siempre.
“Siempre estuve ligada al squash. Si bien de chica practique en la escuela fútbol y vóley, nunca dudé cual de ellos quería hacer. Tenía condiciones y toda mi familia (mi padre, mis cuatro hermanos, tíos y primos) juega así que siempre tuve en claro que este era mi deporte”, recuerda aquellos inicios en el comienzo de la charla con El Hincha.
Claro que su familia no sólo lo practica sino que ha estado y sigue estando a cualquier sacrificio para acompañarse a pesar de la distancia. “El apoyo de ellos es incondicional y sin eso no podría estar hoy acá. Desde mandarme mensajes de aliento a diario hasta vender el auto para que viaje a Estados Unidos. Con mis viejos hablo frecuentemente, al igual que con mis tres hermanas y mi hermano. Si bien somos todos distintos, somos muy unidos y son mis mejores amigos”.
Esta forma de comunicación que se ha vuelto cotidiana y común entre ellos tiene un origen hace ya más de una década. Quizás nadie, y mucho menos Fernanda, imagino que cuando Paul Assaiante la invitó a sumarse al equipo de Trinity College que él conducía, su vida cambiaría para siempre. Aquellos días, Rocha los recuerda de la siguiente manera: “Tenía 18 años y había ido a Quito (Ecuador) a jugar un Panamericano de Squash, el 2do en mi carrera, y fue donde conocí a Paul que era el coach del equipo de Estados Unidos. Él además reclutaba jugadores internacionales para su equipo que representa a una Universidad de Connecticut que tiene la mayor cantidad de partidos ganados consecutivos (son 252 partidos y 13 campeonatos nacionales) en la historia de cualquier deporte universitario. Así que era una oportunidad que no podía dejar pasar y no hubo mucho que pensar”. Y agrega: “En aquel momento yo estudiaba Economía en la UCA de Rosario pero la carrera no me dejaba mucho tiempo para el deporte. Y esta chance me daba esa posibilidad. En Estados Unidos ponen mucho énfasis en lo académico y también en lo deportivo”.
Admiradora de Ramy Ashour (un egipcio de 27 años ganador de 33 títulos, ex número 1 del mundo y hoy 5 del listado PSA) y (una inglesa de 31 años, número 6 del mundo (fue 3 hace un par de temporadas) y ganadora de 9 títulos), desanda las horas previas para vivir su tercera participación panamericana. “Espero con muchas ansias y expectativa, y a la vez con un poco más de paz interior y confianza ya que es un camino transitado anteriormente. Esta vez voy con otra mentalidad: llegar a los Juegos ya no me alcanza. Quiero poner todo lo que haga falta para ganar y aportar méritos a mi país”, comenta sobre sus ilusiones en suelo canadiense.
Para ello, hizo una preparación dura e intensa donde en Boston pudo darse un gran gusto junto a dos leyendas del deporte, ambos ya retirados. “Los últimos meses tuve el placer de entrenar junto al francés Thierry Lincou, ex 1 del mundo en 2004, y al inglés Paul Johnson, ex 4 del mundo en 1999. Ambos me ayudaron y enseñaron mucho y fue un sueño estar en la cancha con ellos”.
Sobre el nivel que espera encontrar en Toronto, sabe que no será nada sencillo: “El nivel es muy alto, hay una ex 1 y una top 10 del mundo entre otras. Chicas que están acostumbradas a jugar a tiempo completo y competir mucho”.
Estados Unidos la recibió, le permitió estudiar, ahora allí trabaja (se ocupa de la parte financiera y programa general de squash para chicos y adultos de un club privado de squash) y entrena (dos horas por día más el tiempo que pasa dando clases, más la parte física a la que le dedica no menos de tres jornadas semanales). Pero también le permitió comenzar a formar su propia familia: “La Universidad me permitió conocer a mi esposo, quien soporta heroicamente convivir con una deportista profesional”.
Mientras tanto sueña con una gran participación en Toronto y llevar lo más arriba posible la bandera celeste y blanca. “La expectativa en Canadá es conseguir el puesto mas alto que hayamos logrado hasta ahora en el evento por equipos. Llegar a semifinal sería una hazaña difícil pero no imposible y a eso voy. Solamente ocho países de mujeres clasificaron para los Juegos en squash. Las chicas argentinas estamos en el séptimo puesto. En individual el tema es distinto, con 24 jugadoras. Más de la mitad son jugadoras entre las primeras 75 del mundo. Pero más allá de eso vamos aspirando siempre a dejar todo y llegar lo más lejos posible”.