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Reforma con más voces en contra

Por: Florencia Lendoiro

La amplia reforma de regulación financiera que impulsa el presidente estadounidense, Barack Obama, no sólo encontró resistencia obvia en el sistema bancario sino que, de a poco, dirigentes de distintos sectores comienzan a manifestarse en contra. La reacción no sorprende porque el proyecto es muy ambicioso. Aun así, y cuando otros grandes del sector como Goldman Sachs vuelven a estar comprometidos por sus prácticas pasadas, Obama parece no estar dispuesto a dar ni un paso atrás.

Una de las voces que sonó con más fuerza en contra en los últimos días fue llamativamente la del director gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn. Su argumento dista bastante del de los bancos para oponerse a la reforma pero, aun así, tiene una posición negativa. El funcionario dice que teme que Estados Unidos se apure a implementar su proyecto y no logre tener resultados. “Estados Unidos quiere dar una mayor velocidad a la reforma financiera, pero el riesgo es que esas medidas dificulten una respuesta global y coordinada”, dijo el francés.

La semana pasada, Obama habló a Wall Street en la universidad Cooper Union, cercana a la Bolsa de Nueva York. Allí lanzó claramente un mensaje que sostuvo en los días siguientes. Sin intentar ser diplomático, reprochó al sistema financiero haber enviado “batallones” de lobbystas al Congreso para que combatan las propuestas de imponer una mayor regulación al sector para hacerlo más seguro.

Obama dijo: “A menos que el modelo de negocios dependa de desplumar a la gente, poco hay que temer de estas nuevas normas. En Wall Street, algunos se olvidaron de que detrás de cada dólar que se opera o apalanca, hay una familia que precisa comprar una casa o pagar servicios educativos, abrir un negocio o ahorrar para la jubilación. Lo que suceda aquí generará consecuencias reales en todo el país”.

La Cámara de Diputados ya ha aprobado un proyecto para regular la actividad bancaria y financiera. Pero quedó finalmente estancado en el Senado por la oposición republicana y el lobby de Wall Street.

Todas las ideas que se escucharon hasta ahora –incluso las apoyadas por el FMI y el G20– están vinculadas a aprender la lección que dejó la crisis del año pasado y a evitar una similar en el futuro. Para lograr establecer una banca sólida deben imponerse más requisitos de capital y liquidez. También, para los gigantes del sistema, debería haber más regulaciones con el objetivo de que si uno de estos bancos tiene un problema grave, pueda actuarse rápido y evitar el contagio al resto del sistema. Esta idea se basa en que cuando Lehman Brothers cayó, se desencadenó la crisis financiera de manera global, afectando a bancos y países que no lo esperaban.

Obama quiere que los mercados financieros sean más transparentes porque le tocó lidiar durante su esperado gobierno con la peor crisis desde la gran depresión del 29, y responsabiliza a compañías como AIG de haber provocado la hecatombe al tomar grandes riesgos y utilizar complejos instrumentos como los derivados, que son difíciles de controlar.

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