El Hincha

Selección Argentina

Recuerdos imborrables: A 40 años del título Mundial Juvenil en Japón 1979

Se cumple un nuevo aniversario de la consagración de Argentina en la final ante Unión Soviética. Fue 3-1 para la Albiceleste que dirigía César Luis Menotti y tenía a Diego Maradona como figura y Ramón Díaz como goleador


Argentina se consagró campeón juvenil en Japón 1979 de la mano de Menotti, Maradona y Ramón Díaz

Un entrenador revolucionario que venía de consagrarse campeón del mundo; un astro que exhibía una zurda prodigiosa ya a los 18 años; un equipo de buen pie que supo aprovechar un esquema clásico de “pequeñas sociedades” y un pueblo futbolero levantándose a la madrugada para observar la TV conforman la inolvidable postal de lo que dejó el Mundial Japón 1979.

Hace 40 años, un viernes 7 de septiembre, el seleccionado argentino juvenil (hoy se lo identificaría como Sub 20) se consagraba campeón, tras derrotar en la final a la Unión Soviética, por 3-1, en el estadio Nacional de Tokio.

Ese equipo era dirigido por César Luis Menotti, quien había conducido a la gloria al fútbol argentino, con la obtención, un año antes, de la Copa del Mundo, en la cancha de River.

Ese equipo tenía al “as de espadas” que a esa altura de su carrera significaba ostentar a Diego Armando Maradona. El eterno 10 ya había jugado 12 encuentros con el seleccionado mayor, con 3 goles, incluido uno magnífico al brasileño Leao en el partido por el primer aniversario de la obtención del Mundial 1978, que se jugó ante el combinado de Resto del Mundo (1-2) en el estadio Monumental, en junio del ‘79.

Maradona fue la gran figura de aquel seleccionado que festejó en tierras asiáticas

Ese equipo, además, contaba con valores de la jerarquía de Ramón Díaz (goleador absoluto de ese Mundial con 8 conquistas), Juan Alberto Barbas (volante de ida y vuelta por derecha que supo llegar rápido al seleccionado absoluto), Gabriel Calderón (puntero izquierdo con gol que debutó en Racing y estuvo en España ’82) y Juan Simón (lujoso zaguero central que luego intervendría en Italia ‘90), entre otros.

Para los que tuvieron la suerte de observarlo a través de la pantalla de la TV o para los que no les quedó más remedio que conocer sus bondades a través de los videos, ese equipo interpretó a la perfección una frase de Johan Cruyff, reverenciado en todo momento por Menotti: “Jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es la cosa más difícil que hay”.

Ese combinado albiceleste que quedó en la historia comenzó a gestarse en los entrenamientos vespertinos de los miércoles en el Viejo Gasómetro de Boedo, la desaparecida cancha de San Lorenzo, en la que se probaron “más de 400 pibes”, bajo la supervisión de un verdadero maestro en ese arte de la docencia futbolera como fue don Ernesto Duchini.

“Todo el mundo decía que era una locura que un DT campeón del mundo fuera a asumir riesgos dirigiéndolo. Teníamos que ir al Sudamericano de Uruguay y se fue forjando uno de los equipos que más feliz me hizo, por el juego. Y no sólo por el hecho de haber sido campeón mundial”, escribió el propio Menotti, en el prólogo del libro del periodista Guillermo Blanco, “El Fútbol del Sol Naciente” (Ediciones Al Arco, 2019).

Ese conjunto argentino tuvo la primera prueba oficial en el verano del ‘79, cuando quedó segundo de Uruguay, en Montevideo, en el Sudamericano, con un campaña que incluyó 3 triunfos, 2 empates y una derrota (0-1 con el seleccionado anfitrión). La clasificación al Mundial nunca corrió riesgo.

En Japón volvió a darse el clásico rioplatense, pero en semifinales. Más de 20 mil personas observaron en el estadio Nacional de Tokio un encuentro de alto voltaje.

“Argentina era un equipo enorme. Tenía a Diego (Maradona) y a Ramón (Díaz) pero también otros grandes jugadores como (Osvaldo) Rinaldi, Hugo (Alves), Juan (Simón) y el ‘Pichi’ (por Osvaldo Escudero), quien luego fue compañero mío en Racing”, evocó el uruguayo Rubén Paz, en “El fútbol del Sol Naciente”.

“Dos contragolpes tremendos de la Argentina nos dejaron afuera. Lo que picaba Ramón, y con él, siempre Diego, llegando, tocando, jugando”, recordó Paz, en relación a las maniobras que terminaron en sendos goles de Díaz y Maradona para definir el duelo.

El otro finalista resultó Unión Soviética, que venció en la segunda semi a Polonia por 1-0 en Kobe.

El conjunto de las Repúblicas Socialistas en plena “Cortina de hierro” se puso en ventaja, con un cabezazo de Igor Ponomarev, cuando se jugaban 12 minutos del segundo tiempo.

Pero Argentina no perdió la paciencia. Intentó construir juego, con el toque como bandera, y así llegó el penal que le permitió empatar el encuentro a Hugo Alves, cuando iban 28 minutos. Tres minutos más tarde, una electrizante corrida del riojano Díaz que terminó con definición cruzada (“fue el único gol en toda mi carrera de DT que grité saltando”, confesó Menotti) posibilitó el 2-1. Y un tiro libre de Maradona, al palo del arquero Chanov, sentenció el tercero.

El festejo en el hotel Grand Prince Takanawa se extendió hasta la madrugada. Y la vuelta a la Argentina se programó para el domingo 9, sin Menotti ni Ramón Díaz, quienes viajaron de inmediato a Europa para dos amistosos que el seleccionado mayor debía protagonizar ante Alemania (1-2) y Yugoslavia (2-4).

La Dictadura Militar, con el presidente de facto, Jorge Rafael Videla, a la cabeza, ordenó que los jugadores-conscriptos (Maradona, Simón, Calderón, Escudero, Barbas y García) regresaran de inmediato para “servir de ejemplo” a la sociedad y cumplieran con el servicio militar obligatorio. La utilización política del éxito deportivo en su máxima expresión.

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