Ciudad

Recuerdos de celuloide

Por Santiago Baraldi.- El viejo cine Lumière celebra hoy su 20ºaniversario de reconversión a centro cultural. Ricardo Poggi, antiguo bombonero, rescata vivencias y anécdotas de la época de esplendor en Vélez Sarsfield al 1000.


cinedentro

“El pibe de Cinema Paradiso soy yo, esa película me identifica totalmente, la vi mil veces”, afirma Ricardo Poggio, ex bombonero del Cine Lumière, donde su padre explotaba el quiosco de la sala de Vélez Sarsfield al 1000. Con apenas 12 años comenzó a trabajar como acomodador y así tuvo acceso a “ver el mejor cine y los mejores actores; hoy los protagonistas son los efectos especiales, ya no es lo mismo”, agrega con nostalgia quien asegura no conocer las nuevas salas de los shoppings o el Village. El relato de Poggio recorre una época dorada donde el Lumière era el imán que unía a las familias del viejo barrio Refinería: “Nos conocíamos todos. La tele era en blanco y negro y la programación escasa. Por un monto accesible la gente asistía al continuado, donde se pasaban hasta tres películas”.

Inaugurado en 1959, el Lumière resistió hasta 1992, cuando se despidió con El príncipe de las mareas. La Municipalidad, al año siguiente, recuperó el edificio y reinauguró el lugar como Centro Cultural. De eso pasaron 20 años, que serán festejados hoy (ver aparte).

“Mi padre fue bombonero en todos los cines de la avenida Alberdi: el Select, el Ópera, el América, el Ocean, el Roca y el Avenida; como era amigo de los dueños del Lumière, mi papá armó el quiosco del cine y yo trabajaba de bombonero y acomodador”, repasa Poggio, quien tenía apenas 12 años cuando cargaba en la caja de cartón el bombón helado Noel, el maní con chocolate, los masticables Stani, las pastillas DRF, los chocolatines Aero, las Merengadas, Rumba y Amor. “El clásico era el maní con chocolate. Ahora está todo muy «yanquilandia» con los pochochos y los vasos gigantes de Coca. En mi época pasaba por el pasillo y vendía todo. Además, como siempre llegaba alguno tarde, lo acompañaba con la linterna y dejaban buenas propinas. Con mi primer sueldo me compré camisas Tabac, me sentía una bacán”, dice.

Poggio señala el lugar donde estaba el cine Select y cuenta que ahí se conocieron sus padres. El destino lo llevó a seguir los pasos de su padre hasta que fue mayor de edad y dejó el cine por el trabajo en un banco, y actualmente al volante de un taxi. “El cine es mi infancia y mi adolescencia, una época de mucha felicidad, ahora no voy al cine, no conozco las salas modernas. Cuando comencé a trabajar veía a los noviecitos, después matrimonios y luego llegando al cine con sus hijos, era una familia grande, el cine era la única atracción”.

Como en todo cine de barrio estaban los personajes y Poggio recuerda a un polaco al que llamaban Mala, que “venía todos los días y veía un pedacito de la película y se iba, por lo que le llevaba una semana verla completa. También había otro al que apodamos Carlitos, por el parecido con Chaplín, que era el primero en llegar todos los días y no se perdía un estreno. Con las películas de la Coca Sarli venían los chupineros, los chicos de la Técnica Nº 10, que queda aquí cerca; hasta los preceptores venían”. Sobre las películas que marcaron muy fuerte en la década del 70 destaca Último tango en París y El exorsista: “La de Marlon Brando y Maria Schneider fue una revolución para la mentalidad nuestra, fue un antes y un después y eso que venía cortada y la de Linda Blair era un tema que no conocíamos; soñé una semana entera con la chica que le giraba la cabeza…”

Poggio trabajó entre sus 12 años y los 18 y el Lumière: “Para mí era como estar en Disneylandia, mis amigos eran hijos de trabajadores con oficios, eran aprendices y yo trabajaba en el cine. De pibe quedaba fascinado con las películas de Disney. Yo me quedo con las películas de antes, donde se lucía el actor, el director, el fotógrafo…ahora todo se remplazó por efectos especiales, cuando hicieron Ben Hur murieron 17 extras. Mi hijo es fanático de El Señor de los Anillos, pero a mí me empacha de efectos especiales. Me quedo con escenas como la carrera de Ben Hur con Charlton Heston; Romeo y Julieta, de Zefirelli, o una muy triste, La última nieve de primavera, o Borsalino con Alain Delon y Jean Paul Belmondo o Mágnum 44 con Clint Eastwood. Todas estas son películas que me gustaron mucho”.

Actividades por el festejo

Hace 20 años la Municipalidad fue al rescate y recuperación del Cine Lumière y hoy funciona allí un verdadero centro cultural que ofrece una amplia y variada grilla de actividades culturales, funcionando como nexo entre ciudadanos, asociaciones, entidades intermedias y educativas.

La programación incluye ciclos de cine, teatro y música. Además, el Lumière ofrece una extensa oferta de talleres: escritura, teatro para niños, jóvenes y adultos, danza clásica, historieta, guitarra, fotografía, murga uruguaya, coro y el cuerpo en movimiento.

“Desde sus comienzos como cine este espacio se constituyó en un lugar de encuentro para los vecinos del barrio y la zona norte de la ciudad. Y en ese rumbo seguimos trabajando, junto a los vecinos y las instituciones del barrio”, dijo su directora, Silvana Shultze.

Con motivo de la celebración, desde las 19 de hoy comenzarán las actividades con la apertura de la muestra de fotos y dibujos de la producción de los talleres de fotografía y de dibujo, ilustración e historieta. A las 21, se presentará Petit cabaret de humor, con la actuación de Andrea Fiorino, Silvina Santandrea, Andrea Boffo, Ofelia Castillo y Celeste Campos.

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