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Muy despacito

Reabrieron los moteles, pero con pocos amantes: sólo están trabajando al 25% de la capacidad

Igual, desde el sector dicen estar contentos con la posibilidad de volver a trabajar. Señalan que ahora la mayoría de los clientes van en horario de la tarde


Foto: archivo El Ciudadano

Para cambiar de ambiente, para los aventureros y no tanto, y para los que estaban un poco enemistados con el sexo –después de más de 100 días cerrados por la cuarentena–, días atrás reabrieron los moteles y albergues transitorios, con estrictas medidas de seguridad sanitaria. Desde el sector dicen estar conformes con la reactivación, pero el movimiento todavía es tranquilo: la capacidad ocupacional rasguña sólo el 25 por ciento.

“Hay que esperar a que los clientes tomen confianza para volver a los establecimientos, y quienes lo hagan, deberán completar un formulario con sus datos personales y de salud por la trazabilidad. Desde que abrimos, estamos trabajando al 25 por ciento aproximadamente”, explicó a El Ciudadano Fernando Solari, representante de la Cámara de Moteles del Litoral.

La habilitación se concretó luego la presentación de protocolos y las condiciones impuestas por el Ministerio de Trabajo, que exige que los empleados del establecimiento deban “utilizar barbijo, alcohol en gel en las habitaciones, cubrebocas, máscaras y guantes”.

La provincia de Santa Fe se encuentra en la fase de distanciamiento social. En ese marco, desde la Cámara de Moteles de Alojamiento aseguran que en materia sanitaria tienen todo cubierto y por eso pudieron reabrir a su público.

Solari dijo en referencia a la higiene y la limpieza de los establecimientos que la base del servicio siempre fue la misma pero, por la pandemia, el protocolo sanitario obliga a reforzarlo.

“Los empleados usan mamenlucos, cubrebocas, barbijo, guantes descartables, hay alcohol en gel en las habitaciones y, además, se sacaron las bebidas de los frigobares”, remarcó el referente de la Cámara y propietario del Motel Quim, de Villa Gobernador Gálvez.

Solari especificó luego que se les exige a los clientes que entren a los establecimientos y que completen una declaración jurada con sus datos personales de salud. Aclaró que ese es de total confidencialidad: solo es fundamental para el seguimiento de las personas ante el contagio.

El representante de la Cámara de Moteles del Litoral contó que el horario de mayor concurrencia de los clientes a los moteles es por la tarde: entre las 16 y las 20. Y el tiempo en que se quedan es de una hora aproximadamente.

“Los clientes pueden venir a pasar un momento saludable con total confianza. Trabajamos con un estricto protocolo por la pandemia”, insistió Solari.

El empresario remarcó que no sólo su clientela va por placer sexual, sino que también van personas solas y viajantes que se alojan por una noche, y más también.

Los establecimientos no tienen gran cantidad de habitaciones: entre unas 10 y 15 promedio. Y no existen áreas de uso común. La reglamentación del rubro no permite el ingreso de más de dos personas por habitación. Es decir, que no hay aglutinamiento de gente. Tampoco hay contacto físico entre empleados y clientes.

“Nuestros alojamientos están afuera de la ciudad. A la hora de pagar, se hace mediante un box de intercambio que ni siquiera se ven la cara el cliente y el empleado”, explicó.

Hoy, una habitación estándar (por un turno de dos horas) sale entre 1.000 y 1200 pesos, que incluye calefacción, aire acondicionado, música, televisión por cable. Y también se puede ver pornografía. “Algunos clientes, como los viajantes que van a descansar, se quedan desde las 12 de la noche hasta las 7 de la mañana y cuesta lo mismo”, cerró Solari.

Por su parte, Ruth Zentner, gerenta del Ava Miriva -el tradicional motel de avenida Circunvalación-, dijo que la situación de los albergues transitorios todavía es crítica: “Estamos trabajando con una capacidad baja, entre un 20 y 30 por ciento aproximadamente”.

Zentner aseguró que la estructura de los establecimientos ya estaba preparada para estos tiempos que corren: los huéspedes no tienen contacto con otros huéspedes y todo se maneja a través de un box. Y agregó que el protocolo sanitario por la pandemia es de excelencia y todo se cuida hasta el mínimo detalle.

La gerenta de uno de los moteles más conocidos de Rosario, contó que recibe consultas de los clientes (por teléfono y redes sociales) preguntando si ya están abiertos los establecimientos.

“Antes de la pandemia, teníamos clientes que venían después de los boliches y otros tienen que elegir entre ir a cenar o venir a visitarnos porque todo es muy caro. Además, trasladarse hasta la Circunvalación es un viaje, y en ese recorrido, hay competencia desleal”, explicó Ruth.

Y agregó: “Hay moteles que no están habilitados, no tributan y están instalados frente a lugares que no deberían como colegios, geriátricos y jardines de infantes, entre otros lugares. También es una desventaja porque tienen otras tarifas”.

La gerenta del motel de avenida Circunvalación contó (en coincidencia con su colega) que los clientes eligen pasar sus encuentros amorosos durante el día. “El motel está cerca de una garita policial y de un hospital, por eso también vienen a pasar la noche personas que prestan servicios esenciales, siempre fue así”, dijo.

Ruth, explicó que las edades de los clientes son variadas. “Los jóvenes se sienten mas cómodos viniendo a un motel. Y para las nuevas parejas, o gente que recién se conoce y empieza una relación, es un resguardo para no ir a un departamento de un extraño”.

Y cerró: “Estamos felices por reabrir nuestros establecimientos. Todavía la gente tiene cierta reserva de brindar sus datos, pero es cuestión de que lo vayan aceptando porque es confidencial. Estamos ante un cambio por la pandemia”.

Entre Rosario y el Gran Rosario son cerca de 30 establecimientos de este tipo que emplean a 300 trabajadores directos e indirectos. Si se suma la provincia de Santa Fe, son alrededor de 500 familias que viven del rubro.

Un histórico que cerró: el Motel Maracaibo

Los dueños del Motel Maracaibo, ícono de la ciudad de San Lorenzo, anunciaron hace un mes el cierre del tradicional establecimiento, ubicado en la ruta A012 y las vías del ferrocarril del Nuevo Central Argentino (NCA).

“Es imposible mantener los gastos”, reconoció una de sus propietarias, en diálogo con radio Horizonte. Los embates económicos, derivados de la inactividad por la cuarentena fue demasiado para sus finanzas. El motel sanlorencino tenía una docena de empleados, que serán indemnizados.

El Motel Maracibo fue fundado hace 55 años atrás y se constituyó en el primero del rubro en toda la Argentina. “Había casas de citas, pero nosotros fuimos los primeros en inaugurar un motel, con todas esas características en el país”, recordó su dueña al portal SL24.

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