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Quilombos: refugio de esclavos fugitivos, hoy granjas sustentables

Durante cuatro siglos ocultaron a los africanos y afrodescendientes prófugos; ahora son emprendimientos comunitarios. Sólo en el sur del estado brasileño de San Pablo existen 28 palenques, según la denominación en español.


quilombos-dentroLos más de 1.800 quilombos brasileños, lugares ocultos donde se refugiaron durante cuatro siglos los esclavos negros que huían de la cacería de sus amos, hoy son granjas comunitarias autosustentables con la selva que los rodea, con producción de banano, arroz, frijoles y tubérculos, algunos de ellos de exportación.

“No queremos que nuestros hijos deban ir a las ciudades y vivir en una favela, en una pensión o debajo de un puente. Acá podemos desarrollarnos”, afirmó el coordinador del quilombo de Ivaporunduva, el dirigente Benedicto Alves da Silva, donde viven unas 200 familias, citado por la agencia Ansa.

Sólo en el sur del estado de San Pablo, en el valle del río Ribeira, existen 28 quilombos, que significa “lugar escondido”, y en todo Brasil son 1.880 (llamados palenques en español), muchos de ellos también en el estado de Pará, en la amazonia.

En medio del bosque atlántico, escapaban en estos enclaves los esclavos africanos de sus señores desde 1650 hasta el fin de la esclavitud, en 1888. Fueron luego abandonados a su suerte, y hoy desarrollaron un modelo de autosustentabilidad agrícola y educacional, adaptado a los tiempos del siglo XXI.

Hoy Brasil, por otra parte, puede mostrar que por primera vez tiene un presidente afrodescendiente de la Suprema Corte de Justicia, Joaquim Barbosa.

El gobierno del estado de San Pablo anunció en el quilombo André Lopes la apertura de la primera escuela superior terciaria de Agroalimentación dentro del Valle de Ribeira, destinada a los jóvenes que viven en las comunidades fundadas por los esclavos.

“Esto existe hace 400 años y apenas en 1988, 100 años después de la ley del fin de la esclavitud, fuimos reconocidos”, dijo Alves Da Silva.

Aquí los quilombos han logrado una forma de organización en medio de un paisaje único de selva, montaña y ríos a unos 320 kilómetros de la ciudad de San Pablo, cerca del estado sureño de Paraná.

Las viviendas gubernamentales se mezclan con las casas de barro realizadas con las técnicas de los antepasados. Entre campos de fútbol y un río verde, todas las residencias tienen televisión satelital, comentó la mencionada agencia que realizó una visita al lugar.

“Para nosotros –dijo Alves da Silva– la tierra no es un producto de mercado, es el lugar donde se ejerce la igualdad en la producción, donde se genera lo que comemos y vendemos y el lugar donde serán enterrados nuestros muertos”.

La economía de la región es una de las mayores productoras de banano de Brasil y el sistema autosustentable busca la distribución democrática de las ganancias entre todos los pobladores.

“Todos tienen  que trabajar y nuestros hijos que pueden ir a la universidad vuelven porque esto es un paraíso para vivir la naturaleza. Debajo de los puentes de San Pablo o Río de Janeiro ya vive mucha gente”, opinó el dirigente del quilombo.

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