Algo tan cotidiano como la risa es tema de estudio de prestigiosos investigadores que intentan descubrir cómo se origina, qué son las cosas que hacen reír al ser humano y qué produce en el mismo esta reacción.
“El hombre comienza a reír debido a estímulos externos, aproximadamente a los cuatro meses de edad”, afirmó el médico investigador y neurobiólogo Robert Provine, de la Universidad de Maryland, donde se especializó en comportamiento humano.
Las investigaciones sobre esta reacción humana universal, tanto como el llanto, las tratan como una respuesta biológica producida por el organismo frente a distintos estímulos, fundamentalmente al estrés.
Por su parte, el profesor Provine sostiene que la risa es un balbuceo lúdico (relativo al juego), contagioso, estereotipado, y de control subconsciente o involuntario que, de modo poco frecuente, se produce en soledad.
Casi llegando a los años 80, el investigador Charles Gruner, de la Universidad de Georgia, estableció que la risa es una reminiscencia o sinónimo del grito de triunfo del luchador sobre el adversario.
Gruner asegura que en todas las manifestaciones de humor existe un gesto de agresión, incluso en los chistes o situaciones aparentemente más inocentes.
Según este investigador,“un bebé o un lactante que se ríe no lo hace como gesto de agradecimiento sino porque consiguió lo que deseaba”.
Cualquier humorista sabe que sólo es posible hacer reír en tanto y en cuanto la situación planteada (chiste, gag, cuento, etc.) se represente con personajes creíbles, humanos y que protagonice una problemática humana.
Según Gruner, no es posible un chiste protagonizado por marcianos que cada vez que pierden un plato volador se emborrachan bebiendo jugo de plutonio. Sí es posible la risa cuando los protagonistas son personajes “conocidos” o familiares: maridos, suegras, la vida y la muerte y todo lo que hay en el medio.
La risa es una de las reacciones humanas más recorridas en uno y otro sentido por investigadores y estudiosos que se dividen entre intelectualistas y aquellos que podrían calificarse de realistas.
Los intelectualistas se preocupan fundamentalmente por la naturaleza de las situaciones risibles sin tratar las relaciones interpersonales, que son las que provocan la risa.
Por ejemplo, señalan lo que para los humoristas es una obviedad: dicen que se debe aceptar que todo lo hilarante (lo que produce risa) tiene algo de incongruencia (en realidad es de ridículo), aunque no todo lo incongruente (lo que no tiene sentido) causa risa.
No son pocos los que aseguran una vieja frase que era el título de una sección periodística: La Risa, Remedio Infalible.
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