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“Que no entreguen hormonas para trans no es por la plata sino por la ideología”

El subsecretario de Diversidad Sexual, Esteban Paulón habló de la faltante que denunciaron organizaciones en Buenos Aires. En Santa Fe el Estado garantiza los tratamientos sin ayuda de la Nación


El 16 de octubre un grupo de personas trans y de la Federación Argentina LGBT denunciaron que los gobiernos de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires les habían comunicado la faltante de las hormonas que toman todos los meses. Principalmente, la testosterona que usan varones trans. Los argumentos usados para el recorte fueron los mismos que con otros medicamentos y vacunas que debe proveer Nación: la devaluación de la moneda, la dolarización de los insumos y los altos precios de las farmacéuticas.

En Argentina los tratamientos de hormonización son un derecho de todas las personas trans desde la sanción de la ley de Identidad de Género en 2012. El acceso es desigual, según el lugar donde vive cada persona porque no hay una política nacional y no todas las provincias cumplen la ley. Recién en mayo de 2015 salió el primer decreto de implementación en salud y desde entonces la entrega de medicamentos a las provincias ha sido casi nula. Santa Fe recibió una sola partida en 2018, pero, como en otros casos, no significó que les falten a las personas que viven en la provincia. El gobierno de Santa Fe da las hormonas por su cuenta desde 2007 y en 2011 generó un sistema de distribución que hoy alcanza a más de 60 hospitales y centros de salud. De las 997 personas que integran la población trans, 560 acuden a la salud pública para distintas consultas. La mayoría son por hormonización.

Sin faltante

El subsecretario de Diversidad Sexual de Santa Fe y referente de la Federación Argentina LGTB, Esteban Paulón, aclaró que en la provincia no faltan hormonas para los tratamientos. Además, consideró que la excusa de que es “muy caro” es falsa. El costo de cada tratamiento de hormonización es de entre 400 y 500 pesos por mes. “Detrás de una supuesta barrera económica, que no existe, hay en realidad que responde a prejuicios e ideologías”, opinó y agregó: “Hay una enorme inequidad en el acceso a la salud del colectivo trans dependiendo de dónde viva. Nos enteramos del reclamo de Buenos Aires porque hay activismo y porque la faltante significa que alguna vez hubo medicación, pero hay lugares del país donde no se dan hormonas”. Un ejemplo del acceso desigual a los tratamientos es Córdoba, donde hay un sólo hospital que distribuye hormonas.

Garantizar las hormonas en Santa Fe se logra a través de la farmacia central del Ministerio de Salud o a partir de la compra directa de cada centro de salud. “Son más de 60 centros de salud y hospitales que hacen la hormonización. En Rosario está centralizado en el Centro de Especialidades Ambulatorias de Rosario (Cemar), pero hay localidades que tienen una o dos personas y lo compra la farmacia de cada Samco. Es un tratamiento económico y no es necesario llamar a licitación para garantizarlo”, explicó Paulón.

Adentro del sistema

La ley de Identidad de Género llegó para reconocer la identidad autopercibida de cada persona a través del cambio en el DNI. Además, establece que todas las personas tienen derecho a acceder en la salud pública o privada a hormonas, cirugías y cualquier tratamiento que soliciten en razón de su identidad sexual. El acceso a la salud es un aspecto fundamental de la ley porque permite revertir uno de los indicadores más críticos que tiene la Argentina en diversidad sexual: la expectativa de vida de las personas trans que es de 35 años.

“La falta de acceso al sistema de salud es uno de los orígenes de ese promedio de edad de vida del colectivo. Cuando una persona trans no tiene acceso a los medicamentos, las cirugías o cualquier tratamiento bajo el seguimiento del Estado, recurre a la automedicación, la inyección de siliconas y otros métodos caseros que han probado a lo largo de décadas”, explicó Paulón.

En Santa Fe quienes acuden a hospitales y centros de salud no lo hacen sólo por tratamientos de hormonización. También hacen consultas y reciben atención por cualquier patología o enfermedad. En promedio, una persona trans hace entre 7 y 8 consultas al año, lo que significa a la larga un seguimiento médico que le mejora la calidad de vida.

Para Paulón, es fundamental una política pública a nivel nacional para que el acceso no sea desigual según la provincia. “Sino garanticemos el acceso al sistema de salud vamos a seguir expulsando a personas trans y poniendo en riesgo sus vidas. Y empujando a otras formas de acceder en la medicación sin control que tiene efecto en la vida cotidiana”, explicó.

Sin ayuda

Apenas asumió el gobierno de Cambiemos hizo un relevamiento y una promesa de licitación de hormonas para abastecer a las provincias. Santa Fe recibió medicación una sola vez el año pasado. En Santa Fe 997 personas hicieron el trámite de cambio de identidad, de las cuales el 76 por ciento son mujeres trans y el 24 por ciento varones trans. Apenas se sancionó la ley de Identidad de Género la proporción era de 98 por ciento de mujeres trans y 2 por ciento de varones trans. En 2019 fue la primera vez que se registraron más trámites de varones que de mujeres, con un 55 por ciento. Del total de la población actual registrada, 560 van con frecuencia a los centros de salud.

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