Tres policías que prestaban servicio en el Comando Radioeléctrico fueron procesados por el Juzgado de Instrucción 11, a cargo de Juan Andrés Donnola, por los delitos de abuso de autoridad y apremios. El hecho ocurrió en agosto de 2013: un grupo de adolescentes, en su mayoría mujeres, fue detenido con uso de violencia y trasladado a la Seccional 14ª, donde los jóvenes fueron sometidos a malos tratos físicos y verbales. El juez concluyó que hubo abuso de autoridad en la detención, a lo que se agregaron golpes y vejaciones propinadas ya en el interior de la comisaría. A otros tres uniformados que estaban en la dependencia, el magistrado les dictó falta de mérito.
En la madrugada del 25 de agosto del año pasado, un grupo de adolescentes de entre 12 y 18 años fue detenido cuando los chicos caminaban rumbo a sus casas tras asistir a un cumpleaños en el boliche Divina Greta, ubicado en la zona oeste. Las seis chicas y el varón fueron detenidos a la altura de Mendoza y Cullen, en lo que se conoce como las “cuatro plazas”. Según la versión policial, eran sospechosos de sustraer algunas prendas de vestir con la modalidad de “robo piraña”.
En el hecho hubo dos secuencias: la detención de los jóvenes, momento en el que fueron golpeados y conducidos a los móviles policiales, y, en el interior de la comisaría 14ª, donde las chicas fueron obligadas a desvestirse, agacharse y toser. Además, fueron golpeadas e insultadas, incluso impidiendo que pudieran sentarse o apoyarse contra la pared durante el tiempo que duró el arresto.
Esta situación fue notificada a los padres de los adolescentes en forma retardada y la jueza de menores fue anoticiada más de seis horas después sobre el traslado a la seccional y la internación de una de las adolescentes que sufre de diabetes. El hecho fue denunciado por el padre de una de las chicas y se inició una investigación penal que se centró en seis policías.
El relato de las víctimas da cuenta de “una inusitada violencia” en este suceso “insólito” que rememora “viejas detenciones de personal policial –duro y autoritario– que desgraciadamente marcaron etapas oscuras de la crónica argentina”, refiere el fallo.
Donnola resaltó la coincidencia de las declaraciones y descartó un posible acuerdo premeditado entre las víctimas.
De los dichos surgen los golpes reiterados del personal policial femenino hacia las adolescentes, cachetazos, tirones de pelos, golpes en las piernas y costillas. Las adolescentes fueron obligadas a desnudarse, agacharse y toser mientras eran objeto de burla por parte del personal policial. Y se agrega otro incidente abrumador: una de las jóvenes, que sufre de diabetes, se descompuso y comenzó a vomitar. Las funcionarias policiales la dejaron hasta las 10.25 sin atención médica, y obligaron a una de las chicas a que limpiara con un trapo y un balde el lugar.
Concluida la instrucción, el magistrado entendió que los relatos tienen un contexto de severidad o vejaciones que no se conciben en una detención de menores, aún cuando estos pudieran haber cometido alguna ilicitud. Y destaca que surge evidente “un abuso de autoridad” que fue el caldo de cultivo de posteriores severidades o apremios en el lugar de detención. A los testimonios sumó los informes médicos de las víctimas y los reconocimientos en rueda de personas que terminaron identificando a Flavia Marcela D., Walter Gilberto R. como los uniformados que llegaron en el primer patrullero y desplegaron acciones violentas contra las jóvenes. Mientras que Melina Paola B. fue sindicada como la uniformada que obligó a la niña de 12 años a limpiar el vómito de su amiga y la golpeó.
Con estas pruebas, el juez procesó a Flavia Marcela D., Walter Gilberto R y Melina Paola B. como coautores de los delitos de apremios ilegales y abuso de autoridad y trabó embargo sobre sus bienes por 50 mil pesos, mientras que dictó falta de mérito a Ana Laura S., Daniel M.L. y Sergio Andrés G.
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