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El juez Postma dictó el fallo

Preventiva para un pesado del norte por resistencia a la autoridad

Le dicen Lichi y le adjudican ser jefe de una gavilla que brinda protección a búnkers; quedó preso por tres semanas tras resistir arresto.


Un joven al que le achacan liderar una banda dedicada a diversos rubros delictivos en Nuevo Alberdi recibió ayer prisión preventiva por tres semanas tras ser acusado de resistencia a la autoridad. Pese a que sólo le incautaron una bala y una vaina servida dentro del auto en que se desplazaba en el atardecer del jueves por zona noroeste, la Fiscalía pidió que quedara tras las rejas porque está con libertad condicional y en esa causa fue declarado en rebeldía, a lo que el juez Hernán Postma accedió.

Según se ventiló ayer en Tribunales, Hernán Ramón R., conocido como Lichi y de 25 años, iba con otro muchacho en un Volkswagen Bora negro, alrededor de las 19.30 del jueves pasado, cuando se topó con un control de rutina del Comando Radioeléctrico en Bouchard y Servellera que pretendió eludir. De acuerdo con la acusación de la fiscal Paola Aguirre, tras una persecución en la que los fugitivos dispararon contra una patrulla, ambos se bajaron del auto y pretendieron subirse a sendas motos, aunque no lo consiguieron. Tras ello, Lichi se metió entre la gente que estaba en la plaza de Caracas y Vieytes pero terminó detenido. De acuerdo con la fiscal, fue en ese momento que descartó un arma, que bien pudo ser una ametralladora, ya que una correa para este tipo de armamento fue incautada dentro del Bora, junto con una cápsula servida y un proyectil, ambos 9 milímetros. “Ustedes no saben con quién se meten. Los voy a hacer matar a ustedes y sus familiares”, dejaron escrito en el acta policial los uniformados las supuestas amenazas de Lichi.

El defensor Marcelo Argenti cuestionó la figura legal de portación de arma de fuego ya que no hubo secuestro, y repitió los dichos de su cliente: que estaba en casa de su abuela, salió y lo agarró la Policía. “Vamo, vamo, que a los otro no lo agarramo más”, dijo que decían los uniformados, quienes según su versión le pegaron, lo llevaron a la subcomisaría 2ª y le preguntaron: “Pibe, ¿vos jugás al fútbol? ¿Con qué pie le pegás?”. A lo que respondió: “Con la derecha”. Así le tomaron la mano derecha y le pusieron pólvora, denunció. “Siempre tengo problemas con la sub 2ª; me detienen y me piden plata para salir”, añadió Lichi, aunque la fiscal recalcó que había sido detenido por el Comando Radioeléctrico, y que cumple una condena en libertad condicional que vence en agosto del año próximo.

La funcionaria Aguirre recalcó que hubo enfrentamientos entre bandos en los últimos tiempos en la zona y que la libertad del muchacho puede entorpecer la pesquisa, al pedir dos meses de prisión preventiva. El sábado pasado, un niño de 11 años y un joven de 21 resultaron baleados en el tórax durante un tiroteo tras el cual fue apresado un adolescente de 15, al que le incautaron cartuchos de escopeta.

El defensor Argenti precisó que su cliente fue penado con cuatro años y medio de cárcel por otra causa y cumplió 2 años y 9 meses, con lo cual está ajustada a derecho su libertad condicional, auque la fiscal recordó que se mantuvo en rebeldía durante ese proceso. El abogado recalcó que el joven tiene a su cargo a su abuela con incapacidad motora. Finalmente, el juez Postma definió darle preventiva por 21 días.

Un pesado del norte

Desde que tenía 17 años, cuando fue acusado por un homicidio, el apodo de Hernán Ramón R. sonó con fuerza en diferentes episodios delictivos de la zona norte, muchas veces vinculado con su hermano Gastón, un año mayor. Allá por 2010 lo detuvieron por una saga que incluyó tiroteos con algunos heridos de arma de fuego y le achacaron el crimen de Miguel Ángel Funes, sucedido en diciembre de 2007 en Servellera al 3700, caso por el cual fue encausado su padre. La víctima, de 42 años, quedó en medio de una pelea y fue ultimada al intentar interceder.

A principios de 2013 a los hermanos R. les achacaron atacar a tiros a una familia que vivía junto a un búnker, en su afán por balear a un grupo rival. La balacera dejó tres heridos y provocó que las víctimas se mudaran de provincia e ingresaran a un programa de protección de testigos nacional. Ambos cayeron en Victoria, Entre Ríos, en mayo de ese año, aunque no hubo pruebas para mantenerlos presos, ni a Lichi, ni a Gastón ni a su hermanastro Diego V, arrestado después, quien a la vez estaba acusado por dos asaltos. El episodio frente al búnker terminó con el desplazamiento de la cúpula de la subcomisaría 2ª por denuncias de connivencia con los hermanos R.

Ya en 2015, Gastón fue detenido como parte de la banda que asaltó la céntrica joyería MG de Maipú al 800, adonde los ladrones ingresaron por un boquete y esperaron la llegada de los empleados para concretar el golpe, cuyo botín fue valuado en unos 10 millones de pesos, aunque gran parte de las joyas fue recuperada.

“Hoy estos muchachos se dedican a todos los rubros. Empezaron como cañeros pero después comenzaron a brindar protección a búnkers. No son narcos, pero les dan seguridad en los puntos de venta”, describió un veterano detective.

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