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Preocupa más la inflación que la suma de poder

"No me preocupa la hegemonía. La presidenta tiene las cosas más claras que algunos que la rodean", dijo Rattazzi, CEO de Fiat.

A los empresarios argentinos les preocupa más la inflación que la posible hegemonía política del gobierno. Así lo manifestaron varias figuras del empresariado local, de los más diversos sectores. El discurso del domingo por la noche de Cristina hizo mucho para tranquilizar a un segmento de la sociedad que no siempre mantuvo la mejor relación con el gobierno de los Kirchner.

Desde hace un año, al menos, la presidenta modificó la actitud frente al empresariado; una muestra más de esto será su discurso en el Foro del Sector Privado del G-20, en Cannes: el 3 de noviembre compartirá el podio con sus pares de Rusia y de Japón en el panel que tratará el tema “Desarrollo y seguridad alimentaria”. Una nutrida delegación de hombres de negocios la acompañará a ese balneario dela Costa Azul.

Mensaje

Sin embargo, la gran pregunta es si ese mensaje resulta 100 por ciento verosímil. La historia del kirchnerismo indica que su estilo de acumulación de poder se basó en la confrontación; ahora que la presidenta parece tener todo el poder que necesita, la duda es si seguirá confrontando.

“No me preocupa la hegemonía; hace un tiempo que vengo charlando y reuniéndome con la presidenta y creo que ve un país insertado en el mundo, con tecnología… Tiene las cosas muy claras, mucho más que algunos de quienes la rodean”, dice Cristiano Rattazzi, CEO de Fiat Argentina. Pero no es tan optimista respecto de la economía: “La soja ya no está a 550 dólares, la inflación de dos dígitos es un problema grave y la devaluación y la caída en el consumo de Brasil son signos de que no estamos como para tirar manteca al techo”.

Por su parte, Martín Cabrales, CEO de la empresa de café que lleva su apellido, agregó: “Me gustó mucho su discurso, muy mesurado, llamando a la unidad. De acá a diciembre habrá que estar atento a los signos que dará respecto de cómo será su segundo período, pero su relación conla UIA, por ejemplo, es la mejor que haya mantenido cualquier presidente con esa entidad, y es un signo positivo”. En lo económico, dice: “Con la inflación y la fuga de capitales sé que se va a obrar con prudencia, lo mismo que con las subas salariales. No me parece mal alentar el consumo, siempre y cuando se den créditos para que las empresas podamos incrementar la oferta de bienes”.

El titular de la central fabril, José Ignacio de Mendiguren, también le da un voto de confianza a la próxima gestión: “Me parece que no hay dudas de que el cambio de actitud de la presidenta contribuyó mucho a su victoria. Le ganó a mucha gente que estaba contenta con su gestión, pero no toleraba un estilo de confrontación”. En relación con algunos proyectos de ley que aún están en el Congreso, y que fueron definidos por los industriales como “antiempresarios”, De Mendiguren apeló a “la racionalidad. Hasta ahora, las señales son positivas”. Y respecto de la inflación dijo que “el mayor problema es negarla”.

Preocupación

A su turno, José Aspiroz Costa, CEO del grupo inmobiliario Bullrich, aseguró: “Nunca me pasó nada parecido desde que estoy en este sector hace más de 20 años: pese a la campaña y al resultado de agosto, los teléfonos nunca dejaron de sonar, las ofertas siguieron llegado, los desarrollos inmobiliarios continuaron vendiéndose. Es como si a nivel político no hubiera pasado nada…”. El empresario fue uno de los pocos que admitieron estar preocupados por la hegemonía política que podría blandir el gobierno. “Me preocupa la posible presión sobre los medios, a favor de empresas e industrias que gozan de favores y prebendas proteccionistas. Espero que la presidenta, que es muy inteligente, lo impida”, sostuvo.

Otro hombre de negocios, el industrial gráfico Juan Carlos Sacco, aventuró que “si el gobierno se radicalizara no sería bueno, pese a que la voluntad popular no se discute”.

Añadió que “la propia presidente admitió que en economía hay muchas cosas por hacer, por resolver; es responsabilidad de todos acompañarla en afianzar este modelo industrialista, productivo”.

Curiosamente, usó la misma expresión que Rattazzi: “No se puede tirar manteca al techo”, cuando se le preguntó por la inflación y la negociación salarial. “Vemos la fuga de capitales, la caída de las reservas, cómo algunos se refugian en el dólar, y eso no nos gusta”, dijo.

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