Últimas

Pollock, el artista sumergido en su obra

Por Rubén Alejandro Fraga.- Hace 56 años moría en un accidente en ruta el pintor estadounidense exponente del expresionismo abstracto.


“Cuando estoy en mi pintura, no soy consciente de lo que hago. Sólo después de un rato de familiarización veo en qué he estado metido. No tengo miedo de hacer cambios, destruir la imagen, porque el cuadro tiene vida propia. Intento dejar que se exprese. Sólo cuando pierdo el contacto con el cuadro, el resultado es un desastre. Si no es así, es pura armonía, un sencillo dar y tomar, y entonces el cuadro sale bien”. Así definía su método el singular pintor estadounidense Paul Jackson Pollock, de cuya muerte en un accidente automovilístico en Springs, Nueva York, se cumplen hoy 56 años.

Alcohólico, mujeriego, rebelde, violento, grosero, atormentado e irreverente, Pollock fue también el primer neurótico desenfrenado que se convirtió en uno de los héroes culturales más importantes de Estados Unidos y, a pesar de su degradante y a la vez excitante estilo de vida, dejó como legado una inigualable y fantástica creación, testimonio de los mejores años de lo que se denominó expresionismo abstracto. En ese movimiento pictórico, el mismo acto de pintar pasa a convertirse en gran parte del contenido de las obras, con la particularidad de transmitir en forma espontánea y directa el ánimo con el que el artista se enfrentaba a la hora de armonizar su arte.

Nacido el 28 de enero de 1912 en Cody, Wyoming, Paul Jackson Pollock pasó una niñez difícil viajando entre Arizona y California. En 1929 se mudó a Nueva York para estudiar pintura en el Art Students League con Thomas Hart Benton. Allí conoció a los muralistas mexicanos José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, de los que asimiló la intensa expresividad latina, que combinó con sus liberadores experimentos de materiales y técnicas.

Ilustración: Facundo Vitiello.

Sus primeras obras, en el estilo naturalista de Benton, representan escenas estadounidenses en forma realista. Pero entre 1943 y 1947, influido por el surrealismo, adoptó un estilo más libre y evolucionó hacia el expresionismo abstracto. Así, a partir de 1947 eliminó de sus obras todo símbolo reconocible y empezó a pintar composiciones absolutamente abstractas por medio de una técnica que se convirtió en leyenda junto con el propio artista: el dripping o chorreado. Consiste en gotear y salpicar la pintura sobre una tela sin tensar colocada en el suelo, por medio de palos y cucharas, en lugar de pinceles. Esta modalidad, vinculada con la teoría del automatismo surrealista, implica una nueva relación entre el artista y sus obras: la tela es pintada con el cuerpo entero –no sólo con la mano–, y el artista no la tiene ante sí, por lo que puede “sumergirse” dentro del lienzo.

“Mi pintura no procede del caballete. Apenas extiendo mi tela antes de pintar. Prefiero clavar la tela en la dura pared o el suelo, sin bastidor. Necesito la resistencia de una superficie dura. En el suelo me siento más cómodo. Me siento más cerca, formando parte de la pintura, ya que de esta forma puedo andar alrededor de ella, trabajar desde los lados y encontrarme literalmente dentro del cuadro. Este método es parecido al de los pintores indios con arena del oeste”, sostenía.

Contando entre sus principales referencias a artistas como Siqueiros, o el arte surrealista de Joan Miró o Pablo Picasso, Pollock produjo una serie de obras cargadas de un intenso contenido metafórico y simbolista que descubre la relación del hombre moderno con los tiempos que le tocó vivir, uno de los principios sociales que más atraían la actitud inquieta del inventor del dripping. Fue además uno de los primeros artistas en eliminar de sus obras el concepto de composición y en mezclar signos caligráficos con los trazos pictóricos. Se destacan sus grandes lienzos abstractos de vivo colorido, donde los trazos se entrelazan hasta formar una trama densa y compacta, una “maraña” de gran impacto.

En 1945 Pollock se casó con la pintora Lee Krasner, quien le dio un apoyo incondicional a pesar de las adversidades y de los vicios del artista.

Pollock murió prematuramente en un accidente automovilístico, en Springs, Nueva York, el 11 de agosto de 1956, cuando ya era un pintor de enorme influencia en las jóvenes generaciones. Y su figura pasó a ser una leyenda al estilo de James Dean.

En 2000 se estrenó Pollock, película producida, dirigida y protagonizada por Ed Harris, quien encarna al singular artista norteamericano.

Comentarios