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Policía muerto en un asalto

El uniformado recibió un balazo en la cabeza cuando acudió a un llamado de alerta por un robo con toma de rehenes en una casa de pasillo de Lomas de Zamora, en el sur del Gran Buenos Aires. Hay dos detenidos.

Un policía bonaerense fue asesinado ayer de un balazo en la cabeza cuando se tiroteó con dos delincuentes que asaltaron una casa en Banfield y se llevaron a una mujer y a su hijo de 11 años como escudos humanos, informaron fuentes de la fuerza. La víctima fue identificada como el teniente primero Néstor Aranda, de 48 años, quien prestaba servicio en la comisaría 8ª de Lomas de Zamora, y se transformó en el quinto policía asesinado en lo que va del año en territorio provincial. Los voceros indicaron que los dos rehenes, madre e hijo, fueron liberados tras una persecución que se extendió hasta el vecino partido de Lanús, dondela Policíadetuvo a los dos presuntos autores del hecho.

Si bien en un principio las fuentes mencionaron la participación de tres delincuentes, el jefe dela Policíabonaerense, comisario general Hugo Matzkin, aclaró que eran dos los asaltantes que intervinieron en el robo y terminaron presos.

El episodio se inició alrededor de las 7.15 de ayer, en un departamento de pasillo ubicado en calle Miguel Cané al 800 de Banfield, partido de Lomas de Zamora, donde dos delincuentes interceptaron a Agustín Zoccoli cuando salía a trabajar y estaba a punto de abordar su Renault Kangoo, indicaron fuentes policiales.

Los asaltantes ingresaron a su casa, donde estaba la esposa de Zoccoli y sus dos hijos, una adolescente de 15 años y un niño de 11, agregaron los voceros.

El asalto fue advertido por el hermano del dueño de casa, quien vive en la parte delantera de la vivienda, quien de inmediato llamó ala Policía.“Mi hermano salía a trabajar y lo encañonaron. Llamé al 911. Gracias a la policía mi familia está viva”, dijo Mariano a Télam.

El primer móvil en llegar fue el del teniente primero Aranda, de la comisaría de Villa Galicia, con jurisdicción en la zona, quien se bajó del patrullero junto a su compañero y ambos se acercaron a la casa dando la voz de alto.

Al advertir la presencia policial, los dos ladrones salieron al pasillo de la casa, con la madre y el niño de 11 años como rehenes, a quienes sacaron encañonados y como escudos humanos.

El comisario general Matzkin explicó que Aranda fue el uniformado que se cruzó con los delincuentes en el pasillo y que, “lejos de cometer algún error”, no efectuó disparo alguno y “tomó una actitud para preservar la integridad física de los rehenes”.

El comisario contó que, pese a ello, uno de los ladrones apuntó y asesinó a Aranda de un tiro en la cabeza y que, incluso, el asesino se acercó al cuerpo del policía y le robó la pistola calibre9 milímetrosreglamentaria.

Un vecino de la cuadra contó que se despertó al oír disparos y escuchar que una persona gritaba: “Tirale, tirale, matalo, matalo”.

El jefe dela Policía Bonaerensedestacó que pese a lo sucedido, “el resto del personal que estaba afuera, de apoyo, tampoco cometió ninguna actitud lesiva contra los delincuentes a los efectos de seguir preservando la integridad física de los rehenes”.

Los dos ladrones abordaron la camioneta Volkswagen Suran que una hora antes del hecho habían robado a pocas cuadras del lugar y escaparon con la mujer y el chico de 11 años como rehenes.

Así se inició una persecución desde la localidad de Villa Galicia, en el partido de Lomas de Zamora, hasta la vecina Villa Barceló, en Lanús, donde tras un operativo cerrojo el auto donde iban los ladrones y las víctimas chocó, en el cruce de las calles Chascomús y Roma.

La Policíarescató a la madre y a su hijo ilesos, mientras que los dos delincuentes huyeron a pie e intentaron refugiarse en la villa Los Ceibos, que linda con el cementerio de Lanús, pero fueron alcanzados y detenidos.

Matzkin destacó que tanto la liberación de los rehenes como las detenciones se realizaron “sin efectuar un solo disparo” y que se secuestraron “tres armas, entre ellas, la pistola de Aranda que se llevaron cuando lo ejecutaron en el lugar”.

El jefe policial calificó la actitud de Aranda como “un acto heroísmo y de arrojo” e informó que el ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, ascendió post mortem al efectivo asesinado, al grado de suboficial mayor.

El comisario general también se mostró consternado por la pérdida del suboficial al afirmar: “Es muy duro. Es un compañero y es una situación delicada. Tenía 48 años de edad, 24 de servicio, esposa y siete hijos”.

La causa quedó a cargo dela Unidad Funcionalde Instrucción (UFI) 2 de Lomas de Zamora.

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