Mundo

PET, poliestireno y polietileno

Plásticos en el río de la vida: encuentran por primera vez micropartículas en la sangre humana

Investigadores holandeses los hallaron en muestras de donantes y el descubrimiento plantea interrogantes sobre la posible penetración de estas partículas, presenten cada vez en mayor proporción en el ambiente, en los órganos y tejidos


Nuestro río de la vida, por así decirlo, tiene plástico“. Investigadores holandeses hallaron por primera vez en una muestra reducida la presencia de microplásticos en la sangre humana y el descubrimiento plantea interrogantes sobre una posible penetración de estas partículas, presenten cada vez en mayor proporción en el ambiente, en los órganos. La descripción inicial pertenece a una de las autoras del trabajo, Heather Leslie.

Los impulsores del estudio, publicado en la revista Environment International, analizaron muestras sanguíneas de 22 donantes anónimos, todos voluntarios con buena salud, y descubrieron microplásticos en 17 de entre ellos.

Los microplásticos, de acuerdo a la definición con más consenso científico, son las partículas de menos de 5 milímetros de diámetro fruto de la degradación de residuos plásticos por factores físicos y químicos, que se filtran en el ambiente.

Nidos de plástico: investigadores de Rosario y Santa Fe exponen un consumismo tóxico para la vida

La presencia invasiva de estas partículas es analizada desde hace años. Investigadores santafesinos las detectaron en peces y aves. Y alertaron sobre la combinación con los pesticidas por el amplio uso de silobolsas. También se encontraron rastros en heces de los bebés, en las alturas del Monte Everest y en los abismos marinos más profundos, incluso en los polos. Lo que ahora se comprobó es que también pueden colonizar el torrente sanguíneo del hombre. El temor: que de allí pasen a todos los tejidos y órganos, con efectos impredecibles por el momento.

 

PET, poliestireno y polietileno

La mitad de las muestras contenía rastros de PET (politereftalato de etileno), uno de los plásticos más usados en el mundo, en particular en la fabricación de botellas descartables y fibras de poliéster.

Más de un tercio tenía poliestireno, usado entre otras cosas para el envasado de alimentos. Y un cuarto de las muestras, polietileno.

La concentración global de partículas de plástico en la sangre de los 22 donantes ascendía a una media de 1,6 microgramos por mililitro, lo que es comparable a una cucharadita de plástico cada mil litros de agua.

Una cuarta parte de los donantes analizados no tenía cantidades detectables de partículas de plástico de ningún tipo.

“Por primera vez fuimos capaces de detectar y cuantificar” estos microplásticos en la sangre humana, declaró Dick Vethaak, ecotoxicólogo de la universidad libre de Ámsterdam. “Esto prueba que tenemos plástico en nuestro cuerpo, y no deberíamos”, resumió.

Según el estudio, los microplásticos detectados pudieron penetrar en el cuerpo por múltiples vías: aéreas, acuáticas o por medio de la comida o los productos de higiene y cosmética.

“Es científicamente probable que partículas sanguíneas pueden ser llevadas hasta los órganos por medio del sistema sanguíneo”, dijeron sus autores.

Este estudio fue financiando por la Organización Holandesa para la Investigación y el Desarrollo en Salud y por Common Seas, una ONG medioambiental con sede en Reino Unido que busca reducir la contaminación con plástico.

Para Alice Horton, especialista en contaminantes antrópicos del centro británico de oceanografía, “pese a la pequeña muestra y las débiles concentraciones detectadas”, los métodos analíticos del estudio son “muy robustos”.

“Este estudio contribuye a demostrar que las partículas de plástico no solo se encuentran presentes en el medioambiente, sino también en los cuerpos de las personas. Las consecuencias a largo plazo aún no son bien conocidas”, comentó al Science Media Centre.

 

Los plásticos más comunes

El tereftalato de polietileno (PET), el polietileno y los polímeros de estireno fueron los tipos de plástico más comunes encontrados en las muestras de sangre, seguidos del polimetilmetacrilato. También se analizó el polipropileno, pero las concentraciones eran demasiado bajas para una medición precisa.

El siguiente paso es conocer la posible facilidad con la que estas partículas pasan del torrente sanguíneo a los tejidos, por ejemplo, en órganos como el cerebro.

“Con este conocimiento podremos determinar si la exposición a las partículas de plástico supone una amenaza para la salud pública”, explicó Marja Lamoree, una de las autoras del estudio.

 

Comentarios