Piden más control y opciones en alimentos para celíacos

A 10 años de la ley para proteger a quienes sufren de la enfermedad de celiaquía desde el grupo Asistencia al Celíaco de Argentina (Acela) denunciaron que queda mucho por hacer. Más cuando la baja en el poder adquisitivo y la inflación, fuerza a quienes están desempleados o tienen familiares con la enfermedad a luchar por comprar productos sin gluten, el componente que está prohibido. En sus cálculos, los alimentos sin TACC (sin Trigo, Avena, Centeno o Cebada) cuestan hasta cinco veces más que los que sí tienen esos cereales. La ayuda del Estado para quienes no tienen obra social no supera los 500 pesos por mes. En Santa Fe la reciben unas 1.500 personas. “Alcanza apara dos paquetes de fideos o un kilo de premezcla para hace pan. Las obras sociales tampoco reconocen y las que lo hacen cobran un plus, algo que no está permitido por la ley”, explicó la titular de Acela Rosario, Silvia Losada. En Argentina hay unos 500 mil pacientes celíacos, pero se estima que sólo uno de cada diez está diagnosticado y en la UNR avanzan en mejorar la detección.

Habitual

Como en otros casos, la ley tiene problemas en su aplicación. En el caso de Rosario existe una ordenanza desde 2011 y hasta tuvo una modificación para llevar a las heladerías a ofrecer productos sin TACC. Pero el mercado sin la intervención del Estado define que un paquete de fideos sin gluten cueste hasta cuatro veces más que uno corriente. En la opinión de la presidenta de Acela Rosario salir a comer tampoco es una opción con muchas más garantías. “Algunos lugares te ofrecen una ensalada. Quien tiene celiaquía lo vive cada día cuando va a desayunar. El producto se hace más caro porque el fabricante lo debe analizar y pasar por varias instancias de control para certificarlo. Lo extraño es que no se pueda obtener de una forma más accesible siendo que los insumos no son importados”, dijo Silvia Losada.

Tiempos modernos

“En esta crisis es difícil comer para una persona que tiene un sueldo. La celiaquía le agrega un costo extra a su día a día. Y si no tiene trabajo la desprotección es casi un abandono”, agregó la presidenta de Acela.

El Estado nacional y provincial entregan a 1.525 personas celiacas en Santa Fe en situación de vulnerabilidad social y sin obra social entre 300 y 550 pesos por mes para subsidiar el costo diferencial de la dieta sin gluten. Es parte de los esfuerzos puestos mes a mes en la Tarjeta de Ciudadanía que alcanzan a unas 187 mil personas en la provincia. El gobierno santafesino destina 56 millones de pesos por mes. “Esa plata por mes alcanza apara dos paquetes de fideos o un kilo de premezcla para hace pan. Para recibirlo tienen que hacer un trámite en el Ministerio de Desarrollo Social, llevar la biopsia y certificado médico”, agregó Losada.

La única forma

Quien tiene celiaquía depende del alimento que lleva a su boca cada día. No es como diabético u otro enfermo que puede acceder a un medicamento. Es una dieta de por vida que mantiene a raya el peligro de lesionar el intestino, algo que puede llevar años en reparar. “Como hablamos de dieta puede tomarse como una forma pintoresca de bajar de peso, pero no es así”, indicó Losada y giró el problema por fuera de los productos elaborados. “La contaminación cruzada está en todos lados. Solo basta con mirar una carnicería y ver las milanesas y supremas que tienen empanado en el mismo lugar que la carne. No hay grandes controles y falta supervisión del Instituto del Alimento”, dijo y agregó: “Aun cuando Rosario es una de las ciudades más avanzadas en proteger a quien tiene celiaquía falta mucho. Salir de Rosario es encontrar menos y menos oferta de productos”.

Controles

Acela nació hace 40 años, primero como organización de madres para sus hijos celiacos y después de celiacos. “Las empresas alimenticias y los establecimientos gastronómicos no respondían así que buscamos una ley. En paralelo, mantenemos una guía de alimentos aptos que incorporó Anmat y Assal. Hay que renovar los controles para asegurar que ese alimento y su modo de producción se mantiene con el tiempo en los parámetros de seguridad”, concluyó Losada.

Ciencia que ayuda

Hace dos años y a partir de la necesidad de trabajar en distintos aspectos de la enfermedad la UNR creó el laboratorio mixto de celiaquía. Funciona en la Facultad de Bioquímica y su director es Fabián Pelusa. Junto a médicos, trabajadores sociales y hasta psicólogos abordan no sólo la concientización de la enfermedad y un análisis poblacional. Comparten agenda con Acela. “El celiaco está muy afectado en este momento porque la crisis hace que no tenga acceso a productos elaborados. Puede consumir carnes, lácteos y verduras sin problema, pero lo demás que es elaborado sin gluten tiene un alto costo en comparación a los que tienen TACC. Incluso hay fármacos y pasta dental con gluten. Nos atraviesa”, opinó Pelusa en diálogo con <El Ciudadano<.

Desde 2017 el laboratorio mantiene en marcha un censo poblacional de celiaquía. Una de sus principales preocupaciones son quienes la tienen pero no muestran los síntomas clásicos (diarrea, fatiga y pérdida de peso). “Hay manifestaciones extra intestinales como la anemia, daño en el esmalte dental y osteoporosis. Incluso hay casos de infertilidad porque la pareja era celiaca. O fracturas espontáneas. También se asocia a la diabetes tipo 1. Este tipo de celiaquía está subdiagnosticada, pero es 15 veces más frecuente que la «clásica». El profesional de la salud no siempre está “preparado para detectarlo”, agregó Pelusa. El especialista explicó que avanzan una técnica de detección genética que podrá, previo a patentarla a título de la UNR, entregarla al sistema público. Hoy el test a nivel ADN es caro y muy pocas clínicas lo ofrecen.