Espectáculos

Pichot y Campa traen sus ironías cotidianas

Humor, ironías y pequeñas tragedias cotidianas. Los actores Ezequiel Campa y Malena Pichot unen sus singulares visiones del mundo en el exitoso stand up con el que desembarcan este jueves en el Fundación Astengo.


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Por Daniela Barreiro.

Malena hace radio, escribe y actúa en cine y televisión, mientras prepara su primer libro. Ezequiel actúa en televisión y cine, y proyecta su comedia hacia el exterior. Juntos hacen Campa/Pichot, un espectáculo de stand up que desembarcará mañana, a partir de las 22, en el Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754).
Ezequiel Campa protagonizó durante tres años el exitoso espectáculo Agraciados en el Paseo La Plaza, formó parte del elenco de Todos contra Juan por la pantalla de Telefé y realizó participaciones especiales en Epitafios, LaLola, Casados con hijos y Sin código, entre otros envíos.
Por su parte, Malena Pichot comenzó su carrera en internet de la mano de La loca de mierda, una serie de videos que empezó subiendo por diversión y dirigido a sus amigos, que terminaron convirtiéndola en un verdadero fenómeno en la web. El éxito obtenido le permitió desembarcar en MTV y comenzar una carrera en la que también figuran los divertidos micros “Cualca” en Duro de domar (Canal 9), y su participación en la miniserie de Campanella El hombre de tu vida, junto con Guillermo Francella.
La sociedad Campa/Pichot surgió en 2009 y se mantiene, renovándose y rotando, en los principales teatros argentinos, una sociedad que se cimienta en las diferencias e individualidades. “Cada uno escribe su material y no nos fijamos en lo que hace el otro. Él es un varón de un metro noventa y yo una chica de un metro cincuenta, y tenemos distinta visión sobre la vida. Cada uno hace lo que quiere sin mirar al otro”, dijo Malena Pichot en diálogo con El Ciudadano.
En el stand up, el humorista se expone en completa soledad y de cuerpo entero ante el público presente, con historias que parecen salir del anecdotario de su propia vida. Al respecto, y consultada sobre el nivel de improvisación que tiene esta propuesta, Pichot sentenció: “Nada o casi nada. Yo tengo 50 minutos escritos. Por ahí me pongo a hablar con alguien y me copo y sale un chiste en el momento, puede pasar, pero es una parte muy mínima. Si pasan cosas, las usás para el espectáculo; el chiste es que parece que todo lo decís por primera vez pero la verdad es que ya lo dijiste muchas veces”.

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“Lo que sí pasa –completó Pichot– es que el espectáculo cambia de acuerdo a la energía que uno le vaya poniendo. Miles de veces se te ocurren chistes y los usás o cambiás el orden por un montón de cosas. Lo que tiene el stand up es que no es una obra de teatro que la escribís, la ensayás y queda así para siempre, sino que acá escribís un poco en vivo. Pensás un chiste en tu casa pero después lo tenés que probar si la gente se ríe, queda, y si eso no pasa, lo sacás. No puedo escribir 50 minutos y salir a hacerlo porque te puede pasar que salís y no se ríe nadie. Entonces, es un género que se va construyendo en el aquí y ahora”.
De la mano de La loca de mierda, e incluso en los micros “Cualca”, Pichot supo tomar los clásicos insultos machistas, resignificarlos e incluso utilizarlos como bandera, algo que comenzó sin proponérselo pero que fue tomando forma con el tiempo. “La loca de mierda era una parodia de todas las actitudes que odio de las mujeres, es decir también las mías. En general, se tomó como una bandera, como un orgullo de «ser eso», y en realidad yo no estaba orgullosa de serlo, a mí me daba vergüenza y me causaba gracia y por eso lo parodiaba. Lo que uno hace tiene una intención, pero la gente lo toma y lo recibe y lo elabora como quiere y como puede”, contó, al tiempo que reconoció: “Sí tengo eso de tomar los insultos, resignificarlos y tornarlos a nuestro favor; lo que tuvo de positivo La loca de mierda fue hacer visible todo lo que una esconde, algo que es real, pero el hecho de reírse de esas pelotudeces hace que sean menos importantes”.
Consultada acerca de si se considera feminista, algo que supo negar en muchas entrevistas, Pichot aclaró: “Lo que me pasó es que tuve muchos problemas con feministas y entonces me costaba autodefinirme como tal, hasta que un día lo acepté y lo soy. En realidad, ser feminista es estar consciente de la desigualdad que existe entre el hombre y la mujer en la vida cotidiana. En ese sentido, soy feminista. Hay muchas agrupaciones feministas con las que estoy en desacuerdo inmensamente, pero con el tiempo aprendí que uno es feminista mas allá de los partidos y las agrupaciones”.
“Lo que pasa con el feminismo –continuó– es que tenemos muy mal marketing. Porque el discurso es machista, entonces siempre van a lograr torcer el mensaje y hacernos quedar como algo que no queremos, y se vuelve todo muy complicado. Creo que el problema es que las feministas les hablamos a las feministas y que hay que conseguir la manera de que el mensaje sea más claro para todo el mundo; que no sea un mensaje tan autorreferencial”.
Respecto de su futuro, la actriz y humorista adelantó estar trabajando en un libro, un material que aún no tiene lineamientos, mientras prepara dos proyectos de tevé: “Escribí una miniserie para el Incaa que no va a salir en ningún lado porque así funciona la vida, y ahora estoy escribiendo una serie para un canal de cable que sí va a salir porque es una cosa más real”, dijo finalmente, sin querer adelantar detalles.

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