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Elizabet Cantero

Pese a la autopsia no se sabe de qué murió

Versiones de allegados a testigos sugieren al menos negligencia.


“Si tenés problemas de adicción, el encierro te termina de matar, no te recupera. Eso lo sabe cualquiera. Ella nunca debería haber estado ahí”. La reflexión pertenece a una interna de la cárcel de mujeres rosarina donde el domingo pasado fue golpeada Elizabet Cantero, una de las hijas de Máximo Ariel, el padre de los cabecillas de la banda Los Monos. La joven fallecida, de 25 años y madre de dos niñas pequeñas, estaba detenida en una celda de “resguardo” por pedido de una fiscal que la acusó de golpear a sus propias hijas. Elizabet negó esas acusaciones y mencionó su problema de adicción en la audiencia de imputación, a la que llegó estando aún hospitalizada por visibles lesiones que según denunció, fueron consecuencia de una brutal golpiza policial que hasta ayer nadie había esclarecido. Apenas trascendió su muerte, su abogado y distintos organismos de Derechos Humanos apuntaron a la responsabilidad del Servicio Penitenciario Provincial.

La investigación quedó sujeta a los resultados de la necropsia que iban a conocerse ayer y que dejaron la misma incertidumbre. Un vocero del caso dijo que si bien la autopsia ya había concluido, sus resultados preliminares recién estarían listos la semana próxima.

Por eso no había novedades respecto a la pesquisa por homicidio que investiga el fiscal Pablo Pinto, ni por los dichos de apremios ilegales que había hecho la propia víctima en la audiencia imputativa.

“Murió por un paro cardiorrespiratorio, pero por eso morimos todos; lo que hay que determinar es el mecanismo fisiopatológico que produjo el paro cardiorrespiratorio”, dijo la directora del Instituto Médico Legal Alicia Cadierno. En tanto Marcos Cella, abogado de Cantero, señaló que durante la autopsia se “constató que tenía lesiones traumáticas en la zona occipital, hematoma temporoparietal izquierdo, edema cerebral, una hemorragia, fractura de un diente incisivo, infiltración hemática en cuello, lesión en la lengua, dos golpes en el abdomen y una lesión traumática en el pubis”.

Resguardo

En relación al ataque letal que sufrió Elizabet dentro de la Unidad Penitenciaria Nº 5 ubicada en Ingeniero Thedy 375 hay dos versiones que surgieron de personas allegadas a las detenidas.

Una indica que la joven estaba en una celda de “resguardo”, ubicada en la planta baja del penal, a la que también se la llama “disciplina” y que suele ser utilizada como un lugar de castigo cuando hay conflicto entre internas. Y da cuenta que la guardiacárcel que cuidaba a Elizabet la dejó salir y atravesar el patio, donde conviven mujeres con sus hijos pequeños, para ir a buscar la cena. Allí, y a fin de salir del  “castigo”, Elizabet se tiró al piso en busca de una reacción para no volver al aislamiento. La siguiente reacción fue agarrar a una bebé, lo que motivó una agresión conjunta. “Fue una cama. La pusieron al borde del precipicio y la empujaron”, dijo la fuente en relación a la actitud de las penitenciarias tras expresar que Elizabet nunca debió estar encerrada en un penal por su vulnerable estado de salud mental.

“El resguardo lo había solicitado su abogado, precisamente porque ella estaba detenida con una causa muy delicada para las mujeres presas, que es la acusación de golpear a sus hijos. Por eso, el Servicio Penitenciario la tenía que cuidar, no castigar. Tenía la obligación de brindarle un cuidado particular a esa interna, que se supone no se tenía que cruzar con otras, y mucho menos con madres con sus hijos pequeños”, agregó otra fuente consultada.

La otra versión que circulaba ayer es que la golpiza letal ocurrió después de la visita, donde Elizabet habría recibido estupefacientes. “También es un motivo de riña en los penales no compartir la droga”, dijo una fuente tras deslizar que la joven, cuya situación económica era un poco más privilegiada que la de otras internas, habría escondido estupefacientes en su vagina.

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