El subsuelo del Pasaje Pam, donde funciona el “Túnel” del Centro de Arquitectura y Diseño que pronto cumplirá dos décadas de existencia, no escapa a la magia que, ya sea por mito o realidad, tiñe a la galería ubicada en Córdoba 954. Allí, Rogelio “Chino” Molina se empecinó, a mediados de 1996, en instaurar un espacio que aunara actividades culturales, académicas y de “interés ciudadano”. Desde sus primeros días de funcionamiento, el responsable del lugar aseguró que se realizaron más de 200 muestras de manera ininterrumpida, sin contar con las convocatorias a profesionales, ciclos de jazz y presentaciones de libros y revistas.
Si bien la emblemática galería cruza el centro de manzana y tiene salida por calle Santa Fe, para llegar al Túnel se debe ingresar por la entrada ubicada en la peatonal, por una escalera cuyas paredes están pintadas de azul intenso y decoradas con figuras geométricas de distintos colores que representan a cada uno de los arquitectos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.
Más abajo, hay una amplia sala de actividades y reuniones, emplazada justo en medio de dos túneles gemelos: uno que es un auditorio con capacidad para 100 personas sentadas y el otro, la impecable sala de exposiciones en donde desde su inauguración nunca dejó de montar y desmontar fotografías, cuadros y proyectos.
“Cuando en 1995 dejé mi trabajo en la Secretaría de Cultura, me quedé con el berretín de contar con un espacio propio que fuera del Colegio de Arquitectos. Hacía tres o cuatro años que había inaugurado el Parque de España y empecé a buscar un lugar, ya sea alquilado o cedido”, recordó Molina. En aquel entonces, el Pasaje Pam no contaba con la impronta artística y cultural que tiene actualmente y funcionaban solamente dos locales involucrados con la plástica y el diseño. Uno de ellos era de Florencia Balestra.
El sueño hecho realidad
Molina rememoró que un día caminaba por calle Córdoba y casi en la puerta de la galería se encontró con el artista Pablo Rivoire, vinculado al Pasaje Pam, y le comentó sobre ese proyecto que le daba vueltas en la cabeza. “Me dijo que abajo había un sótano que tenía la forma de un túnel. En ese mismo momento entramos, lo vi y dije: ‘¡Qué bueno que está!’. Luego identifiqué al dueño, se lo quise alquilar pero me pidió una locura. Después fui al Colegio de Arquitectos con una propuesta redonda y completa. Allí se entusiasmaron y empezamos a trabajar, y el 16 de octubre de 1997 hicimos la primera muestra”, contó.
El debut de las actividades del Túnel fue un concurso organizado por el mismo Colegio de Arquitectos y que se llamó “Las cien ideas para Rosario”. Según recordó el director del lugar, el certamen constaba de diez temas, todos ellos relacionados con la ciudad y los profesionales tiraban propuestas: se eligieron diez ideas de cada rubro. Lo cierto es que la gente se preocupó en participar y de allí surgieron, por ejemplo, algunas cuestiones que más les interesaban a los arquitectos con respecto a Rosario, entre ellas, el transporte, la parquización, la circulación, el resguardo del patrimonio o la altura de los edificios.
Construir un “nexo”
Molina remarcó que el objetivo que se propuso desde un principio fue que el espacio funcionara de nexo, que “fuera un medio de comunicación entre el Colegio de Arquitectos, las empresas que trabajan en la construcción, y entre los arquitectos y el resto de la comunidad, por lo que debía haber temas que abordaran lo específico académico de la profesión, la implementación de las nuevas tecnologías y los temas de interés cultural y general”.
Algunos de las personalidades más resonantes cuyas obras desfilaron por las paredes del Túnel fueron Max Cachimba, El Tomi, Flor Balestra y el recordado Roberto “Negro” Fontanarrosa. Pioneros de alguna manera en innovación en materia de exposiciones, en ocasión de que los artistas mencionados presentaron sus obras se decoró la entrada del Pasaje Pam, sobre calle Córdoba, con lápices enormes cruzados sobre la puerta e iluminados desde abajo y que hoy adornan la pequeña oficina de Molina.
“Eran cosas que no se veían en esas épocas, y fuimos innovadores en cierto sentido”, concluyó el profesional, quien pese a estar al frente del espacio únicamente acompañado por su asistente Matías Querol, confesó que con el bagaje que carga de la época de los 70 “no puedo dejar de hablar en primera persona del plural”.
Muestra de imágenes
Hasta fin de mes se podrá ver en el Túnel del Colegio de Arquitectos, en Córdoba 854, una muestra de imágenes organizada por la Facultad de Arquitectura. La exposición consta de trabajos en los cuales los estudiantes utilizan a la fotografía como parte de la mirada del arquitecto. Según explicó Rogelio Molina, “los docentes nos piden exhibirlas para sacar a los chicos del ámbito académico”.
Comentarios