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Paraná Metal: pelea obrera mantiene la indefinición

El anuncio del plan para reactivar la autopartista terminó exhibiendo diferencias entre los trabajadores.

Lo peor que podía pasar, pasó. La pelea entre los trabajadores y una feroz interna quedó plasmada ante los medios y las autoridades que se habían convocado ayer en la sede de la Municipalidad de Villa Constitución. Gritos, insultos y pases de factura entre la conducción del sindicato y el grupo más intransigente de Paraná Metal, que desconoce el acuerdo firmado hace un mes entre la empresa MyS y el gremio en la sede del Ministerio de Trabajo de la Nación, estallaron ayer durante una conferencia de prensa convocada por las partes para, supuestamente, dar a conocer los acuerdos alcanzados para reactivar la fábrica.

Ante la mirada atónita del ministro de Trabajo de la provincia, Carlos Rodríguez, su vice, Nora Ramírez, el intendente Horacio Vaquié y el gerente general de la autopartista, Fernando González, quienes intentaban calmar al mítico secretario general de la UOM de esa ciudad, Alberto Piccinini, el dirigente acusó a Fabián de Souzo, titular del grupo gerenciador de Paraná Metal, de “mandar a la patota”. Ante la ostensible ira de Piccinini, tomado de los brazos por tres personas, el ejecutivo abandonó el recinto donde se iba a realizar la conferencia de prensa y, obviamente, no hubo ningún anuncio respecto de la reactivación de la planta autopartista.

“Esto se sabía que iba a pasar, a estos los mandaron para romper la reunión”, señaló un viejo cronista local que viene siguiendo el conflicto y no entendía cómo no estaba sentado en la mesa de diálogo el secretario de Organización, Leandro del Grecco, quien tardíamente tomó el micrófono cuando la reunión ya era un escándalo de acusaciones cruzadas entre los mismos empleados despedidos y el secretario general de la UOM de Villa.

Tras repasar el acuerdo firmado a principios de octubre pasado, que consta de la reincorporación de 300 obreros de manera permanente, mientras que otros 600 quedarían en un sistema de suspensiones rotativas cobrando un subsidio del Estado de 1.900 pesos, un grupo de trabajadores presente en la reunión hizo saber su disconformidad con este acuerdo, y pidió rediscutirlo en una nueva asamblea.

“Vinieron tarde compañeros, a estos lo mandan los contrarios estos son los que usted contrata –dijo Piccinini señalando a De Souza–: ésa es la patota”. Las frases del viejo gremialista provocaron un fuerte cruce verbal con los obreros disconformes, que le gritaban: “¡Qué patota, mi hijo no tiene qué comer!”. Otro agregó: “La opinión pública no sabe que nos sacan 600 pesos todos los meses, nos quedaron debiendo cinco o seis quincenas”. Uno más se sumó: “Con 50 años y sin laburo me hablás de patota?”.

Piccinini los desafiaba a viva voz y no había cómo contenerlo. Mientras las discusiones subían de tono, las autoridades buscaban una salida previendo lo peor.

En un segundo plano quedó el anuncio que realizó el gerente de la autopartista, Fernando González, quien aseguró:  “En dos semanas mantendremos una reunión en Brasil con Ford Motor para volver a vender nuestros productos. Hoy es una empresa –y es la cruda realidad– que no tiene mercado, no tiene negocios, no tiene clientes. Pero es fundamental primero conseguir los clientes y es nuestro compromiso”.

El ministro Rodríguez declaró luego del fallido encuentro que “las situaciones de tensión no son inesperadas. Estar mucho tiempo sin trabajar conduce a estas cosas. Un trabajador no quiere un subsidio: quiere un trabajo y punto”.

Adelantó que se trabaja para definir el perfil de los empleados y así favorecer su reinserción en el mercado laboral.

Para ello, “por duro que sea, hay que conocer ya cuáles son los trabajadores que van a quedar adentro y cuáles los que van a quedar afuera. Yo sé que esto es terriblemente doloroso pero sería mucho más fácil, desde el punto de vista práctico, orientar la capacitación, pero se perdería el tiempo capacitando a alguien que no lo necesita porque queda dentro de la empresa”.

Lo cierto es que aún no se definió quiénes son los 300 trabajadores que continuarán en la planta autopartista ubicada en la ruta 21, cuáles los que irán al sistema de rotación que se mantendría a lo largo de un año, ni cuándo reabrirá la fábrica villense cuyos trabajadores mantuvieron cortada la autopista a Buenos Aires durante más de un mes.

De todos modos, en 15 días volverán a encontrarse las partes, con el objetivo de avanzar en las definiciones necesarias para no continuar estirando la impaciencia y la angustia de los empleados, que ayer llegó a su punto más conflictivo.

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