A diez años del incendio del boliche Cromañón, que provocó la muerte de 194 personas, el trágico hecho “es una herida abierta que no termina de cicatrizar” para la familia de las víctimas.
“No va a cicatrizar hasta que nos encontremos con nuestros hijos en el más allá. Los que somos creyentes sabemos eso”, sostiene Nino Benítez, el padre de Mariano, uno de los jóvenes que murió el fatídico 30 de diciembre de 2004 en el boliche del barrio de Once. Nino siente que la tragedia tiene implicancias políticas y judiciales.
En ese sentido, en declaraciones a Radio Rivadavia, dijo que se vio de un primer momento como “el Gobierno Nacional y el Poder Judicial protegieron a (Aníbal) Ibarra”, entonces jefe de Gobierno porteño.
También expresó su dolor porque la causa fue mutando de homicidio a un hecho doloso “como si fuera un accidente, cuando hay una suma de falencias, errores y omisiones”.
Por otro lado, advirtió que está de acuerdo con preservar el sector de la calle Mitre que pasa por el frente del boliche del tránsito.
“Si volviera a pasar el tránsito no habría más memoria. Políticamente Cromañón es una molestia y muchos querrían que el lugar desapareciera”, afirmó.
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