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Falla

Pánico en el aire

Mientras se dirigía a Chile, un avión Hércules de la Fuerza Aérea con 33 pasajeros a bordo debió aterrizar de emergencia en Santa Cruz.


Un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea que se había declarado ayer en emergencia por problemas en el tren de aterrizaje cuando regresaba de la Antártida, lo que causó pánico a las 33 personas a bordo, aterrizó finalmente “sin inconvenientes” en el aeropuerto de Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz, confirmaron fuentes oficiales, que precisaron que regresó “por prevención y no por urgencia”.

“El avión había despegado esta mañana (ayer) desde Argentina hacia la base chilena Frei para dejar personal de recambio científico y de Fuerzas Armadas en la base Carlini, pero en el regreso y a la hora de aterrizar se encendió una alarma”, explicó a la agencia Télam Walter Ceballos, secretario de Logística y Asistencia en Emergencias del Ministerio de Defensa de la Nación.

El funcionario precisó que el comandante del Hércules C-130 decidió entonces regresar a la base de origen en lugar de realizar un aterrizaje de emergencia, “lo que se ajusta al procedimiento recomendado en ese tipo de situaciones”.

“Queremos llevar tranquilidad a la gente porque sabemos que la emergencia tuvo mucha difusión, pero lo que se hizo fue tomar prevenciones. En la base de origen están todos los equipos logísticos y técnicos del Hércules, por lo que se puede resolver cualquier inconveniente”, agregó.

Además, indicó que “el aterrizaje fue normal y sin problemas. Ahora los técnicos están revisando el avión para ver por qué saltó la alarma y luego se definirá cuándo puede volver a partir”.

Por su parte, fuentes de la aeroestación donde se desplegó el operativo de emergencia señalaron que la aeronave con 33 personas a bordo tocó tierra después de realizar varias maniobras de seguridad, en las que se confirmó la rotura de la tapa derecha del tren de aterrizaje, lo que no le impidió completar la maniobra.

El avión llevó a cabo tres sobrevuelos sobre la pista para que desde la torre de control pudieran observar el desperfecto, y también arrojó combustible antes del aterrizaje.

“El temor era que una de las ruedas pudiera estar trabada, pero por suerte ello no sucedió”, coincidieron.

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