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GEOPOLÍTICA ECONÓMICA

Países desarrollados: fiebre alta, pronóstico reservado

La caída en tan sólo una semana de dos primeros mandatarios de países industrializados, como los de Italia y de Corea del Sur, fue una nueva señal de que la incertidumbre económica global se extiende.


La caída en tan sólo una semana de dos primeros mandatarios de países industrializados, como los de Italia y de Corea del Sur, fue una nueva señal de que la incertidumbre económica global se extiende.

“Italia le acaba de dar a la economía global otra variable enorme”, tituló el diario The New York Times pocos días atrás, al analizar algunas de las consecuencias de la dimisión de Matteo Renzi.

La palabra “moribunda” pegada a la economía italiana se generaliza, en tanto que crecen las preocupaciones porque los bancos italianos se conviertan en el nuevo dolor de cabeza global.

“Los italianos han amplificado la idea de que Europa es una tierra de crecimiento desilusionante, disfunción política y amenazante populismo”, señaló el diario neoyorquino.

Luego del tropezón italiano, la mirada de los inversores vuelve a posarse –con preocupación y también con avidez de negocios fáciles– sobre el tambaleante Sur europeo.

No se trata de una novedad, pero el problema de la economía europea amenaza con hacerse impredecible.

“Por más de una década, las 19 naciones que comparten el Euro han pasado de una crisis a la otra sin arreglos a la vista. Una moneda designada para unir a los adversarios de la Segunda Guerra Mundial ha generado en cambio nuevas divisiones, entre acreedores y prestamistas, entre Europa del Norte y el Mediterráneo”, señaló el diario.

El diario The Guardian analizó que “el consenso es que Italia va a poder tapar en el corto plazo los agujeros en su sistema bancario”.

“Sin embargo, el referendum destruyó la idea de que se va a poder atacar las causas y el efecto del problema bancario: la falta de crecimiento económico”, explicó el matutino británico.

Del otro lado del mundo, la inédita expulsión de su cargo de la presidenta coreana, Park Geun-hye, pone también en un terreno amenazante con la política y la economía de otro de los países del club de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

En ese contexto, el Banco de Corea anunció reuniones de emergencia para discutir posibles respuestas ante una situación que puede volverse impredecible.

El sitio Nikkei Asian Review destacó que en el medio del escándalo que derivó en la salida de la presidenta están las poderosas compañías coreanas, lo que podría herir de manera adicional a la economía.

De acuerdo con las acusaciones, la mandataria presionó a ciertos conglomerados, incluyendo los poderosos Samsung y Hyundai, para que aportaran unos 66 millones de dólares a dos fundaciones controladas por su amiga Choi Soon-sil.

“Con vientos de frente combinados, que van desde el proteccionismo de Donald Trump, hasta la desaceleración de China y el hecho de que no parece haber piloto en la tormenta, los economistas afirman que la cuarta economía asiática puede enfrentar una muy dura parte final del año”, indicó el análisis.

La utilización de capacidad instalada en Corea del Sur cayó el mes pasado a su nivel más bajo en ocho años, desde que se sintieron los primeros impactos de la crisis financiera global, en tanto que también cayeron los niveles de inversión.

Se trata de una economía que se desacelera y que necesita respuestas políticas rápidas: el año pasado creció 3,3 puntos, pero en el último trimestre el ritmo ya fue de 2,6.

La misma Ocde ya rebajó las previsiones de crecimiento para el país asiático en 2017 de 3 puntos a 2,6 y en su último reporte afirmó algo que ya es una verdad de perogrullo: “La incertidumbre política genera un riesgo de corto plazo” para la economía coreana.

Estas imágenes son sólo una parte del clima incierto que se vive entre los países desarrollados, lo que contagia de manera previsible a las naciones del Sur del planeta, proveedoras de materias primas y algunos productos manufacturados para los ricos del globo terráqueo.

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