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Ocho ricos encumbrados

Comienza en Francia la máxima reunión del G-8, grupo de las principales economías del mundo. Rodeados de un inmenso operativo de seguridad, los jefes de Estado tratarán los temas actuales más preocupantes.

Hoy comienza en la estación balnearia de Deauville, Francia, la Cumbre del G-8, que incluye la presencia de los jefes de Estado de las ocho principales economías del mundo, rodeados de un impresionante operativo de seguridad por aire, tierra y mar.

La crisis en los países árabes y, sobre todo, la situación en Libia, serán temas que estarán sobre la mesa en la agenda de las siete potencias industriales más Rusia. Sin embargo, Moscú anticipó que no dejará que el G-8 discuta “medidas de presión y sanciones” contra los regímenes del mundo árabe acusados de reprimir violentamente los movimientos de protesta, según indicó ayer el Kremlin en un comunicado.

“El G-8 no debe transformarse en un órgano que proponga medidas de presión y sanciones”, subraya la presidencia rusa en el comunicado emitido ayer.

“Rusia continuará trabajando con relaciones bilaterales mutuamente ventajosas con los países de Medio Oriente y África del Norte que atraviesan dificultades políticas, económicas y humanitarias”, precisó la presidencia rusa.

Moscú multiplicó las críticas contra la posición dura adoptada por los Estados occidentales que acusan a los regímenes del mundo árabe, en particular a Siria, de reprimir los movimientos de populares que aspiran a cambios democráticos.

También se opuso a que se lleven a cabo discusiones en la ONU sobre una resolución de condena al régimen sirio y acusó a la coalición que bombardea Libia de violar la resolución de la ONU que autoriza recurrir a la fuerza para proteger a los civiles.

La crisis en Japón originada por la catástrofe de la planta nuclear de Fukushima también estará sobre la mesa de discusión, ya que la problemática por ese tipo de energía involucra a países como Alemania, que vive desde hace meses inmerso en una discusión para saber si –finalmente– desactiva sus viejas plantas nucleares.

La presencia de presidentes y jefes de Estado transformó Deauville en una fortaleza por el dispositivo de seguridad desplegado por el gobierno francés, que incluye a más de 12.000 policías.

Con importantes medidas de seguridad, Francia pretende tomar todos los recaudos necesarios para impedir desbordes en las manifestaciones o atentados contra una Cumbre que reunirá a mandatarios de Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia, Japón, Italia y Canadá.

Y como si no fuesen pocas esas presencias, habrá otros ocho invitados: la Unión Europea y siete Jefes de Estados de naciones africanas para discutir sobre narcotráfico internacional.

“Desde esta medianoche hasta el final de la tarde del 27, serán 12.252 policías militares y cuerpos de elite los implicados en el operativo de seguridad”, explicó ayer Didier Lallement, el prefecto de la región de Calvados.

Asimismo, especificó que habrá defensas antiaéreas desplegadas, una zona de exclusión marítima en el canal de La Mancha y seguimiento especial de las redes de ferrocarriles que lleguen a las inmediaciones de Deauville, donde nadie podrá ingresar sin estar registrado previamente.

El megaoperativo para una Cumbre de la que formarán parte el presidente estadounidense, Barack Hussein Obama, y su par ruso Dimitri Medvedev, incluye el empadronamiento completo de los habitantes del selecto balneario de la costa normanda gala.

Un avión no tripulado drone, una treintena de helicópteros, dos baterías de misiles tierra-aire Crotale y varios barcos de la Marina francesa ya se encuentran en la zona, que tiene su espacio aéreo cerrado y prohibida la navegación.

En tanto, los habitantes de Deauville y quienes trabajan en la ciudad debieron presentarse en las últimas semanas en la Alcaldía para declarar su dirección, fecha de nacimiento, direcciones de correo, número de teléfono, datos de sus vehículos, horas y fechas de entrada y salida para obtener un permiso para circular.

Como ante cada Cumbre del G-8, en esta ocasión se organizará también una contracumbre.

La misma tendrá lugar en la industrial y portuaria ciudad de Le Havre bajo el lema “G-8 vete”, convocada por 34 asociaciones, sindicatos y organismos no gubernamentales.

Disuadidos por el operativo de seguridad, los manifestantes antiglobalización se reunirán del otro lado del estuario del río Sena, que desemboca en el Canal de La Mancha, pero también habrá manifestaciones en Caen, Toulouse, Marsella, París y Berlín.

Los organizadores esperan convocar a 10.000 personas a Le Havre, cuyos comerciantes temen por posibles incidentes y desbordes, como ha ocurrido sistemáticamente en cada cita del G-8 de los últimos tiempos.

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