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Obama defiende su política contra el Estado Islámico

El presidente estadounidense defendió la estrategia de su país contra el grupo yihadista y aseguró que se trata de la herramienta “más adecuada” para destruirlo.


Obama señaló que la masacre californiana, que dejó 14 muertos, mostró que “el terrorismo ha evolucionado y entrado en una nueva fase”, de la que corresponde dar cuenta.

El mandatario se dirigió a la nación el domingo por la noche para informar sobre los últimos detalles del tiroteo de la semana pasada en California y para explicar a los estadounidenses su estrategia antiterrorista ante esta tragedia y los recientes ataques yihadistas ocurridos en París que dejaron 130 muertos y más de 350 heridos.

Obama dejó sin mencionar las 244 víctimas del atentado, reivindicado por el EI, contra un avión de pasajeros ruso que cubría la ruta entre Sharm el Sheij y San Petersburgo.

“Las víctimas fueron brutalmente asesinadas y heridas por uno de sus compañeros de trabajo y su esposa. Hasta el momento, no tenemos ninguna evidencia de que los asesinos fueran dirigidos por una organización terrorista en el extranjero o que formaran parte de una conspiración más amplia aquí en casa”, explicó el presidente en alusión a la matanza de San Bernardino.

Sin embargo, Obama subrayó que “está claro” que los dos sospechosos fueron por “el oscuro camino de la radicalización” el cual supone “una interpretación pervertida del Islam que llama a la guerra contra Estados Unidos y Occidente”, dijo, según el discurso reproducido parcialmente por la agencia de noticias EFE.

“Así que esto fue un acto de terrorismo diseñado para matar a gente inocente”, reiteró el mandatario, que buscó imprimir solemnidad a su discurso al usar el poder simbólico del Despacho Oval como escenario para hablarle al país, algo poco habitual.

El tiroteo, que además dejó una veintena de heridos, obligó a Obama a explicar y justificar su estrategia contra el EI más de un año después de iniciarse los bombardeos contra el grupo yihadista en Irak y Siria y también a intentar revertir las críticas que los escasos resultados de esta estrategia y el declinante apoyo de la opinión pública a los 14 años de que se iniciara la llamada “guerra contra el terrorismo islamista”.

El mandatario recordó el camino andado por Washington para defenderse de las amenazas desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, y advirtió de que, en todo este trayecto, el país ha sido testigo de cómo “el terrorismo ha evolucionado” y entrado “en una nueva fase”.

Luego buscó delinear de modo más específico su estrategia para acabar con los grupos radicales, aunque la descripción no contó con ninguna línea nueva de actuación.

Obama reiteró que profundizará su plan de bombardeos aéreos contra los objetivos del EI en Siria e Irak, el despliegue de fuerzas especiales y el entrenamiento y asesoramiento a las fuerzas locales que combaten a los yihadistas, así como la colaboración con

la comunidad internacional en materia de inteligencia, e insistió en que no enviará soldados a luchar contra los extremistas sobre el terreno.

“Nuestro éxito -aseguró- no dependerá de palabras duras, o del abandono de nuestros valores ante el miedo. Eso es lo que grupos como el EI están esperando. En su lugar, vamos a prevalecer por ser más fuertes e inteligentes, fuertes e implacables”.

Calificó a los miembros del EI como “matones y asesinos” que forman parte “de un culto a la muerte”, y llamó a no confundir a los radicales con el resto de musulmanes, quienes -advirtió- también sufren sus atrocidades.

El presidente quiso marcar diferencias con la retórica de la oposición republicana e insistió en que los yihadistas “sólo representan una pequeña fracción de los más de mil millones de musulmanes en todo el mundo”, incluyendo a millones de “patriotas estadounidenses musulmanes que rechazan su ideología de odio”.

En esta línea argumentativa, alertó sobre la necesidad de contar con las comunidades musulmanas como “los aliados más fuertes” para tener éxito en la lucha contra el EI, en lugar de desdeñarlos con “la sospecha y el odio”.

Tras la alocución, el republicano presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, se mostró “decepcionado” por las palabras de Obama y subrayó que “no hay un nuevo plan, sólo un intento a medias para defender y distraer la atención de una política fallida”.

Ryan reiteró la postura de los conservadores, quienes han preferido reaccionar a los últimos ataques con discursos favorables al endurecimiento de los procesos migratorios legales y los requisitos para la acogida de refugiados con el objetivo de evitar “la entrada de terroristas al país”.

“Los terribles acontecimientos de las últimas semanas nos recuerdan que cualquier esperanza de contener al EI ha sido un fracaso”, añadió Ryan, quien consideró que el problema debe ser atajado con más firmeza desde la Casa Blanca.

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