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Obama da batalla ante la adversidad

El presidente estadounidense se mostró enérgico al pronunciar su primer discurso sobre el Estado de la Unión.

Luego de un año de luchas encarnizadas y varios reveses, el presidente estadounidense, Barack Hussein Obama, se mostró enérgico anteanoche ante el Congreso y los norteamericanos, al pronunciar por primera vez el tradicional discurso sobre el Estado de la Unión ante el plenario del Parlamento, pero no es seguro de que los haya convencido de apoyar sus ambiciosas reformas.

Desafiando sondeos que muestran su popularidad en baja y una derrota humillante para su partido en una elección senatorial parcial en el bastión demócrata de Massachussets, Obama prometió en su primer discurso sobre el Estado de la Unión aquello para lo cual fue elegido: el cambio.

“No claudicaremos. Yo no abandono. Hay que aprovechar el momento para arrancar, hacer avanzar el sueño y reforzar nuevamente nuestra Unión”, declaró, como para hacer renacer la magia de su campaña presidencial en 2008 cuando derrotó al aspirante republicano John McCain.

En ese marco, el mandatario llamó a los estadounidenses a “no abandonar” la reforma sanitaria, una de sus principales iniciativas de gobierno, al tiempo que aseguró que lo peor de la crisis económica “ya pasó”.

“No abandonemos la reforma. No ahora. No cuando estamos tan cerca. Encontremos una vía para unirnos y completar el trabajo en beneficio del pueblo estadounidense”, afirmó Obama en su discurso, informó la cadena de noticias CNN.

El mandatario, de 47 años, dijo a un año de asumir el cargo que la reforma sanitaria planteada por los demócratas “ayudará a reducir gastos a millones de familias y empresas, y a recortar el déficit fiscal en cerca de un billón (dos mil millones) de dólares en 20 años”.

Y puntualizó que también aportará cobertura a millones de estadounidenses que en la actualidad carecen de ella.

“Este problema no va a desaparecer. No abandonaré a esos ciudadanos y tampoco debería hacerlo la gente presente en esta Cámara”, lanzó.

Obama, el primer afroamericano en ser elegido presidente de Estados Unidos, reconoció que la medida ha perdido popularidad gradualmente, al afirmar: “Acepto la parte de responsabilidad que me toca por no haberla explicado mejor a los estadounidenses”.

La reforma sanitaria, la principal prioridad legislativa de Obama en su primer año de mandato, se encuentra en discusión luego de que el opositor Partido Republicano se impusiera la semana pasada en unas elecciones senatoriales parciales en Massachussets y arrebatara a los demócratas la mayoría especial necesaria para evitar cualquier intento de veto de la oposición.

Esa derrota desmoralizó a los demócratas en un año en el que también se celebrarán elecciones legislativas en noviembre.

En ese sentido, Obama además envió un mensaje a los legisladores de su partido: “Les recuerdo que seguimos teniendo la mayoría más amplia de las últimas décadas, y que la gente espera de nosotros que resolvamos los problemas, no que salgamos corriendo a la mínima dificultad”.

A los republicanos, por su parte, los amonestó: “Decir que no a todo puede ser una buena estrategia política a corto plazo, pero no demuestra liderazgo. Estamos aquí para servir a los ciudadanos, no a nuestras ambiciones”.

Por otro lado, el presidente norteamericano se refirió a la crisis económica mundial, y aseguró que “hay incertidumbre en la población sobre la situación económica del país”, pero afirmó que “lo peor de la tormenta ya fue superado”.

“No obstante la devastación continúa”, consideró el mandatario en relación con la alta tasa de desempleo, que actualmente se ubica en el diez por ciento, su máximo en un cuarto de siglo.

“Soy conciente de las preocupaciones que dominan allí afuera”, admitió Obama, quien dijo que para muchos estadounidenses el cambio que prometió no se dio lo suficientemente rápido, por lo que “algunos están frustrados, algunos enojados”.

 Un mensaje a los independientes

Según Robert Lehrman, un ex redactor de discursos presidenciales, Obama se dirigió principalmente a los electores independientes, los que lo llevaron a la Casa Blanca pero abandonaron a los demócratas la semana pasada en Massachussets, en el noreste del país.

“Quiso mostrarles que no abandonó los grandes proyectos con los que llegó a Washington y pienso que es lo que la gente quería escuchar”, afirmó, para luego añadir: “Pienso que se mostró como un hombre de Estado”.

El presidente reconoció errores de su administración y admitió que el cambio lleva tiempo, sobre todo en este período de dificultades económicas, pero no eximió de responsabilidad al Congreso por las incesantes querellas que frenan las reformas.

“Lo que molesta a los estadounidenses es que podría pensarse que en Washington siempre hay elecciones que pretextan estos debates”, afirmó.

Este discurso seguramente no será suficiente para desbloquear la rivalidad derecha-izquierda en el Senado, que tomó de rehén la reforma del sistema de salud, la gran promesa electoral de Obama.

Pero esta intervención le permitirá ganar tiempo para protegerse de una posible derrota de su partido en las elecciones legislativas de medio mandato previstas para noviembre, según Lehrman.

El presidente se dirigió directamente a sus rivales republicanos para hacerlos aparecer como quienes bloquean las reformas, pero necesitará lograr resultados rápidos, ya sea sobre el seguro de salud o la reforma de la reglamentación financiera.

“Cuando uno enfrenta esta retórica de sus adversarios, es necesario obtener una victoria lo antes posible”, observó Jennifer Reem, profesora de comunicación en la universidad Nova Southeastern en Florida (sureste).

Obama afirmó que lo peor de la crisis ya pasó, gracias a las decisivas medidas de reactivación adoptadas desde su llegada a la Casa Blanca.

“Se mostró como un combatiente, alguien que lucha contra la adversidad”, estimó Reem.

El jefe de Estado tampoco se privó de criticar a sus propias tropas, alertándolas contra la tentación de frenar las reformas antes de las elecciones.

“Nunca dije que el cambio sería fácil ni que podría lograrlo solo”, recordó, asegurando que no sacrificará su programa en el altar de los sondeos.

“Los dirigentes políticos pueden mostrarse prudentes y eludir las verdades que molestan”, señaló. “Se puede realmente hacer lo necesario para mantener la cota de popularidad y llegar a la próxima elección en lugar de hacer lo necesario por las generaciones futuras”, advirtió.

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