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Entrevista

“Nunca seremos la corporación”

Juan Monteverde, edil electo por Ciudad Futura, explicó cuál será el papel de su fuerza en el Palacio Vasallo. Adelantó parte de sus proyectos y pidió cambiar la lógica de negociación de los concejales.


Juan Monteverde, edil electo por Ciudad Futura, habló con El Ciudadano acerca de sus inicios en la militancia hace diez años. La fecha coincide con la formación del Movimiento Giros, una organización que construyó con otros militantes antes de volverse un partido llamado Ciudad Futura. Esa gesta, insistió el edil que tomará su banca en diciembre, tuvo un perfil político y no de asistencia social. Monteverde adelantó cuáles serán los primeros proyectos que llevará al Palacio Vasallo.

—¿El resultado de las elecciones generales superó sus expectativas?

—De las Paso a las generales el panorama cambió. Primero sacamos 25 mil votos y fuimos a las generales casi con la tranquilidad de que una banca teníamos y apostando a que si duplicábamos los votos dábamos un batacazo y teníamos la posibilidad de meter dos concejales. Trabajamos para eso. Muchos nos decían que estábamos locos pero laburamos toda la campaña para lograrlo.

—¿Qué piensa que cambió en electorado para dar ese vuelco y pasar de aspirar a tener una banca a tener tres?

—Pensamos que si en la campaña tratábamos de acercar más la política a los territorios y a la gente en general, pero de manera que no quedara en una mera discusión ideológica sino en una cuestión mucho más práctica, iba a haber un montón de gente la que se iba a sumar. Con esa hipótesis arrancamos a trabajar.

—Entre las propuestas de Ciudad Futura señalan que debe ser el sujeto quien colabore con los cambios y no que el Estado tenga el poder absoluto…

—Una cosa es construir desde adentro del Estado y otra hacerlo por fuera. La lógica de construcción es distinta. Apostamos a que sea el sujeto social organizado quien motorice los cambios y que no sea el Estado con su empoderamiento el que produzca los cambios. Porque si el Estado cambia de manos, retrocedemos. Si tenemos un sujeto social organizado no se retrocede nunca porque no depende del resultado de una elección.

—¿Cuándo y cómo empieza su militancia? 

—Arrancamos en 2005. Justamente en 2015 Giros cumple diez años. Cuando empezamos no teníamos experiencia ni militancia previa porque teníamos 20 años o menos. Pero queríamos formar una organización nueva porque no nos veíamos reflejados en ningún partido tradicional. En 2005 veníamos con el bagaje de haber vivido la crisis de 2001 y no encontrábamos un lugar de participación. Por eso nos planteamos de formar un espacio nuevo. Entendíamos también que había mucha gente que estaba en esa situación.

—De 2005 hasta hoy, ¿cuál fue el trabajo realizado que generó que consiguiera una fuerte presencia en el Concejo?

—En los diez años de la formación de Giros creo que podemos marcar tres momentos. Por un lado, el generar un movimiento autónomo e independiente, lo que fue para nosotros siempre fundamental. Después, hubo un proceso de compromiso de la lucha por la tierra en Nuevo Alberdi porque había un conflicto y no porque nosotros fuimos a poner un conflicto allí. En esa lucha, lo que teníamos bien en claro, aunque fuéramos cinco personas, es que estábamos construyendo un movimiento político que tenía que ser una alternativa política y no una ONG o una asociación de trabajo asistencial. Ese concepto marcó la manera en que encaramos todo el laburo territorial de resistencia, que no era solamente de un caso particular sino de un modelo de ciudad. Sobre eso, en 2010 presentamos en el Concejo la ordenanza “Ya basta” para prohibir los barrios privados y convertir a Rosario en la primera ciudad del mundo en prohibirlos. Logramos ese mérito, siendo un movimiento, convencer a los concejales y sacar una ordenanza histórica.

—¿Por qué es hoy el momento de Giros y no lo fue antes?

—Cuando logramos sacar la ordenanza “Ya Basta” todos nos decían «Bueno, ahora metan un concejal». Pero creímos que después de haber logrado mostrar el modelo de ciudad que no queremos teníamos que trabajar para construir el modelo de ciudad posible. En los años posteriores a 2010 pusimos todas nuestras fuerzas para construir el modelo de una ciudad distinta.

—¿Cuál es ese modelo?

—Logramos que en el lugar en donde el poder, los privados y la Municipalidad querían poner una cancha de tenis dentro de un barrio privado construimos una escuela para que los chicos terminen la secundaria y no caiga en manos de las bandas narcos. Así hicimos la primera escuela territorial en la provincia (basada en los bachilleratos populares de Capital Federal). Llevamos tres años y tres camadas de egresados. Hay pibes que son expulsados de la escuela formal y en nuestra escuela terminan. No sólo terminan, sino que hay algunos que están haciendo carreras terciarias y universitarias. Esa es la clave de Ciudad Futura: no quedar en el discurso, la denuncia o la crítica. En producción tenemos un tambo, de más de 40 años. Era parte de los terrenos que quería desalojar un grupo de privados para hacer un barrio cerrado en Nuevo Alberdi. Pusimos una fábrica de quesos enfrente del tambo para mostrar que en esa tierra, que estaba sujeta a la especulación inmobiliaria, se podía producir. En economía pusimos a andar la Misión Antiinflación, como una forma de organizar a productores y consumidores evitando intermediarios. En la actualidad hay casi 600 familias de Rosario que compran de esa manera. En Derechos Humanos logramos que la Justicia funcione como debe en el caso del Triple Crimen de Villa Moreno. Generamos el proyecto de la ley General de Víctimas.

—¿Cuáles serán los primeros proyectos que van a presentar?

—Durante la campaña presentamos varias iniciativas en las que venimos trabajando. El primero es la Inmobiliaria Pública, el segundo es la ley de Víctimas y la tercera es convertir a nuestra experiencia Misión Antiinflación en una política de Estado.

—¿Creés que se van a encontrar con grandes aparatos, tanto públicos como privados, que harán fuerza para evitar que salgan estos proyectos?

—Obviamente que estos proyectos afectan a intereses corporativos muy grandes pero nosotros sabemos que tenemos la posibilidad de enfrentarlos, no solamente desde las tres bancas, sino desde la sociedad misma. El consenso que generemos dentro de Concejo Municipal se dará en función de la dinámica que haya entre el adentro y el afuera, generando un proceso de debate para poder enfrentar a esos grupos o grandes corporaciones. La idea de la Inmobiliaria Pública tiene como objetivo regular el mercado de alquileres. Pero también es meterse en los procesos de urbanización. Lo único que construye el Estado son viviendas sociales. Son pocas, en zonas alejadas del centro de la ciudad y para determinados sectores. La idea es que el Estado intervenga en la tierra y la construcción. Es la forma de no quedarse en la simple denuncia o el discurso de que Rosario es una ciudad desigual y fragmentada. Eso ya lo sabemos.

—¿Cómo abordarán los temas álgidos del Concejo como aumento de boleto o aprobación de Presupuesto?

—Es fundamental cambiar los términos de la negociación. Muchas veces la negociación política, sobre todo en esos temas, se termina dando en la lógica del “toma y daca” o el «yo te apruebo esto y vos me aprobás lo otro». Pero en verdad se da una lógica peor y hegemónica: «Yo te apruebo esto y me metés tres empleados en planta permanente». No nos interesa tener empleados en planta permanente sino la mejora concreta para la sociedad. Creemos que hay que cambiar los términos de las negociaciones y mostrarlas al afuera.

—Ni los periodistas podemos saber cuáles son los términos reales de esas negociaciones…

—La primera función es transparentar lo que sucede: cómo y en qué términos se discute. Porque si esa discusión no se transparenta se vuelve parte de la corporación. Nosotros nunca vamos a formar parte de la corporación. Eso no significa denunciar todo el tiempo a todo el mundo sino que hay que romper ciertas lógicas corporativas.

ENTRE LOS MÁS JÓVENES

El 10 de diciembre Ciudad Futura integrará un bloque con tres de los ediles más jóvenes del cuerpo: Juan Monteverde, de 30 años, y Caren Tepp y Pedro Salinas, ambos de 29. Antes de esto, los militantes habían asomado en el Concejo Municipal pero como Movimiento Giros. En 2010 lograron que se aprobara una ordenanza de su autoría que prohíbe la construcción de los barrios privados en Rosario.

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