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“Nunca perdimos las esperanzas de encontrar personas con vida”

Luciano Salazar, jefe de Bomberos Voluntarios de la ciudad, sostuvo en diálogo con El Ciudadano que fue doloroso no hallar sobrevivientes pero destacó la solidaridad de los rosarinos. “Los rescatistas y bomberos que vinieron de afuera no lo podían creer”, indicó. No buscan más


La emoción, el sonido de la sirena y los aplausos pusieron punto final a las tareas de rescate en la zona de la explosión de calle Salta entre bulevar Oroño y Balcarce. Y los protagonistas, rescatistas y bomberos, todavía no salen de su asombro por la solidaridad de la ciudad ante el hecho.

Luciano Salazar, jefe de Bomberos Voluntarios de la ciudad, expresó en diálogo con El Ciudadano lo doloroso que resultó no hallar sobrevivientes pero que la ayuda de la ciudadanía fue fundamental. Calificó de “sabor amargo” la situación ya que nunca se perdieron “las esperanzas de encontrar personas con vida”.

“Fue increíble cómo nos cuidaron los vecinos y cómo se comportaron con nosotros. Fue algo que nunca vivimos y rescatistas de otras partes se sorprendieron mucho”, indicó. Y agregó: “Los rescatistas y bomberos que vinieron de afuera no lo podían creer”.

Contó además que el gran número de personas que esperaban por fuera del vallado de la zona de rescate con bebidas calientes y alimentos fueron el mayor aliento que tuvieron para continuar con las tareas y no bajar los brazos pese a encontrar solo cuerpos sin vida.

“Había gente de la Policía Federal, del grupo GER (Grupo Especial de Rescate) que estuvo inmediatamente el martes y que muchos vivieron las tragedias en Haití y en la Amia y decían ‘esto nunca lo vi, cómo te trata la gente, cómo te atiende’”, expresó Salazar, quien agradeció a la enorme cantidad de cuarteles que se acercaron con velocidad a la ciudad para colaborar.

“Se dejó todo pero por otro lado sentimos una gran desazón por no haber encontrado alguien con vida que aguante para poder llegar y sacarlo. No tuvimos esa suerte”, lamentó el titular de Bomberos Voluntarios de la ciudad.

Por último, explicó sus sensaciones en el cierre de las tareas, tal vez el punto más alto de emoción para bomberos. “De golpe salir y ver a esa gente, el aplauso y los gritos de aliento, fue algo que no esperábamos. No hay sueldo que te pague lo que vivimos ayer cuando terminamos”, concluyó.

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