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Fondos buitre

“Nuestro conflicto no es con un juez decrépito, es con EE.UU.”

El analista internacional Jorge Kreyness sostuvo que la Argentina está recibiendo un ataque del capital financiero.


“La Argentina puede jugar a partir de esta situación que se creó, un papel de vanguardia en la lucha por una regulación internacional por los movimientos de capital. Es decir, nosotros ya estamos conformando un equipo de economistas y de juristas, que trabajamos en la idea de una convención internacional sobre el movimiento de capital. Esto, especialmente pensado para castigar a la especulación financiera. Hay convenciones sobre la tortura, sobre la niñez, sobre las mujeres, sobre los migrantes y tantas cosas que se han logrado. Nosotros creemos que es tiempo de que la comunidad internacional sancione una convención internacional sobre movimientos internacionales de capital”. Así se expresó el analista internacional Jorge Alberto Kreyness en relación a la disputa de la Argentina con los denominados Fondos buitre.

Luego de brindar una charla en el Cefma (La Toma, Tucumán 1349), el pasado 7 de agosto y en una entrevista con El Ciudadano –concedida antes de que el gobierno anunciara el envío al Congreso de un proyecto de ley para posibilitar un cambio de jurisdicción y poder pagar en la Argentina a los bonistas que ingresaron al canje, removiendo al banco de Nueva York como agente fiduciario–, el dirigente del Partido Comunista analizó el conflicto por la deuda externa, así como cuestiones de geopolítica que se relacionan.

––¿Qué se hizo bien y qué se hizo mal en la negociación con los fondos buitre?

––Mal hizo la última dictadura militar al contraer una deuda externa que es el gran negocio de la banca internacional. Endeudar a los países para cobrar intereses. El costo del dinero a nivel global. Este problema se arrastró históricamente, se transformó en un problema mundial. Fidel Castro en 1985 convocó a una serie de reuniones en La Habana para pedir que se declare una moratoria general sobre la deuda externa. Ahora se ve que eso era correcto, pero en aquel momento los gobiernos no le dieron suficiente importancia. El problema se fue acentuando. En la Argentina hubo un desendeudamiento que hizo el kirchnerismo que tuvo ribetes interesantes, con una quita muy grande. Pero quedó una letra chica pendiente que es la que estalla en este momento. Que es la prórroga de la soberanía. Es decir, toda esa deuda está bajo jurisdicción del Tribunal del juez federal en la Corte del Distrito de Nueva York, Thomas Griesa. No toda la deuda, sino la de los llamados “holdouts”, es decir los que no entraron en el canje. Ahora nos encontramos frente a este problema. Si la actitud del gobierno argentino apunta a terminar con el flagelo de la deuda externa y salir de la lógica del espiral del sistema financiero internacional, sería una cosa interesante. Ahora bien, si vamos a seguir endeudándonos, y si vamos a seguir aceptando las jurisdicciones de tribunales extranjeros, ahí se va a complicar.

––¿Qué se debería hacer?

––Por eso nosotros estamos proponiendo algunas cosas como restituir el texto original del artículo primero del Código Civil. Es decir que los pleitos en los que actúa el Estado argentino se diriman en nuestro país. No se trata de una cuestión entre dos privados, sino que estamos hablando de la inmunidad de un Estado soberano. Por lo tanto, al ser un Estado el que está litigando, no puede ser que este caso lo atienda un distrito de Nueva York, por más importante que sea esa ciudad. La otra cuestión importante es que la Argentina puede jugar a partir de esta situación que se creó, un papel de vanguardia en la lucha por una regulación internacional para los movimientos de capital. Es decir, nosotros ya estamos conformando un equipo de economistas y de juristas que trabajamos en la idea de una convención internacional sobre el movimiento de capital. Esto, especialmente pensado para castigar a la especulación financiera. Hay convenciones sobre la tortura, sobre la niñez, sobre las mujeres, sobre los migrantes y tantas cosas que se han logrado. Nosotros creemos que es tiempo de que la comunidad internacional sancione una convención internacional sobre movimientos internacionales de capital. Lógicamente, todas estas convenciones no las firman Estados Unidos ni Israel. Pero este sería un elemento importante para los casos conflictivos y se termine en tribunales. Por lo que, si existiera esa regulación, nos parece sumamente importante.

––¿Si llevamos todo al juego de nuestra soberanía, no sería romper las reglas que ya habíamos aceptado en su momento?

––En este sentido, el gobierno sabe lo que tiene que hacer. Sigue de algún modo reconociendo ese tribunal y litigando ahí, porque de algún modo hay un principio porque es el de continuidad jurídica de los Estados. Por lo tanto puede reconocerse que hay acreedores que dicen que en la Argentina les firmaron un papel y que no les importa si el presidente era Jorge Rafael Videla, Carlos Menem o quien estaba en la Argentina. Pero también es válido decir que hay otro principio de la teoría del Estado que es el de la integralidad. Por lo cual, el poder judicial de un país es parte integral de ese Estado. En ese sentido, nuestro conflicto no es contra un juez anciano y decrépito, sino contra uno de los poderes que constituyen una parte importante de la división de poderes de Estados Unidos. El presidente de ese país tiene facultades para actuar sobre sentencias judiciales, por lo cual la opinión del Partido Comunista es que el conflicto es con Estados Unidos. Esto es una demostración palmaria de la existencia del imperialismo con una sólida base en ese país. Así como otros países son atacados militarmente, las condiciones reales que hay en cada región, pensamos que la Argentina está recibiendo un ataque del capital financiero.

––¿Por qué piensa que es un ataque financiero a la Argentina?

––Vemos que somos un país que está levantando cabeza, un país al que se le pueden sacar cosas, un país que empieza a desarrollar un proyecto energético, especialmente relacionado al gas descubierto. Por lo tanto, hay intereses sólidos puestos en que la Argentina no levante cabeza y eso apunta contra la política que se inició en 2003 y que cobró determinado contenido en 2005 con el No al Alca (Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos) y con la salida de Roberto Lavagna del Ministerio de Economía. Desde afuera están buscando que la Argentina no pueda convertirse en un polo de desarrollo para América latina. En un mundo donde se va deteriorando el papel hegemónico de Estados Unidos y ese deterioro deja grietas que van siendo ocupadas por China, Rusia, que penetraron hace pocos días con sus jefes de Estado en su más alto nivel en el patio trasero de Estados Unidos, que somos nosotros. En este sentido, las reacciones del imperio son desesperadas porque pierden hegemonía y su expresión más visible y más trágica de esa pérdida la demuestra el Tea Party, agrupación a la que pertenecen Paul Singer y otros de los fondos buitre. En todos los casos hay cuestiones vinculadas a la producción de energía. La acción israelí en Gaza tiene que ver con el descubrimiento de gas en esa franja. La guerra de Siria tiene que ver con los gasoductos que surcan ese país. En el caso nuestro, intentan apropiarse de Vaca Muerta.

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