Volvió a jugar mal Central. Después de haber cumplido una floja tarea la fecha pasada ante Belgrano, el Canalla reincidió. Y perdió de nuevo, en esta oportunidad, ante Atlético de Rafaela. La Crema se impuso por 2 a 0. Y si no hizo algún gol más, fue por la buena tarea de Caranta.
El equipo de Russo hizo un pobre primer tiempo. Y apenas insinuó una reacción en el arranque del complemento. Pero nunca la concretó. Y terminó cayendo ante un rival prolijo, tácticamente ordenado e inteligente para sacar provecho de las deficiencias ajenas.
La fuerte llovizna y el viento complicaron a los protagonistas. En la primera parte, con el terreno rápido, abundaron las imprecisiones.
Central inquietó con un remate de Barrientos que devolvió el travesaño. Y Abreu no conectó con eficiencia un buen centro de Becker.
Cuando llegó La Crema, fue mucho más eficiente. En la primera a fondo, Caranta salvó mano a mano ante Federico González. Pero en la acción siguiente, tiro de esquina, Vittor anticipó de cabeza en el primer palo y rompió la paridad.
En desventaja, el Canalla se adelantó en el terreno. Pero no encontró juego para llegar hasta Conde, y entregó espacios en campo propio.
Así, en cada contra de Rafaela, flotaba la sensación de que podía llegar un nuevo gol.
En este contexto, pudo ampliar González, pero volvió a fracasar ante Caranta. Y a Montiel le faltó oficio para someter al arquero auriazul.
En el complemento, el Canalla reaccionó. Pero no tuvo claridad. Russo apostó por Valencia para que Abreu tenga más compañía en ataque. Y si bien el colombiano aportó lo suyo, con eso no le alcanzó al Canalla para torcer la historia. Encima sobre el final Bastía marcó el segundo para la visita.
Central sigue cuesta abajo. Las cinco derrotas en los últimos seis partidos del torneo dejan en evidencia esta situación. De todos modos, la floja campaña aparece maquillada por la victoria de hace tres fechas en el clásico y la chance de ser campeón en Copa Argentina.
Mientras tanto, las producciones del equipo en el torneo son preocupantes. Los errores defensivos son moneda corriente. Y la falta de juego impide creer en una rehabilitación futbolística, al menos, en el corto plazo.
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