La realidad de Newell’s no tiene nada de milagroso. No hay magia ni fórmula secreta. Todo es sencillamente explicable. Hay convencimiento y decisión, un gran nivel individual de muchos jugadores, un enorme sentido colectivo que se traduce en solidaridad futbolística y la dosis necesaria de suerte para estar en la punta del torneo otra semana. Ayer la Lepra expuso lo mejor de su juego en el primer tiempo ante Unión, hizo la diferencia y después lo controló en el complemento para redondear un inobjetable 3-1 en el Marcelo Bielsa. Así, ratificó con hechos su gran momento y sigue alimentando su sueño de pelear el título.
La incidencia de Gerardo Martino en el plantel es indiscutible. Pero también es cierto que si los intérpretes no entendieran el mensaje o lo ejecutaran equivocadamente, Newell’s no sería puntero. Los futbolistas son grandes responsables de este momento.
Pablo Pérez hace una enorme tarea en la contención y en la elaboración, con cambio de ritmo y precisión. Hernán Villalba hoy es titular indiscutido, gracias a una tarea impecable para mantener el equilibrio. Lucas Bernardi distribuye y explota los espacios que deja el rival. Mauricio Sperduti y Víctor Figueroa siguen en levantada. Maximiliano Urruti hace goles. Hernán Pellerano recuperó solidez y prestancia en el fondo. Sebastián Peratta responde cuando lo exigen. Todo es claro, simple, evidente.
Newell’s no sintió el peso de la candidatura que se animó a hacer Martino después del triunfo ante Olimpo. Por el contrario, en el primer tiempo ante Unión potenció sus virtudes para irse al descanso 3-0. A los seis minutos, Figueroa coronó una acción individual de Pérez con un enganche dentro del área y un remate cruzado. Y en el final de esa etapa lo liquidó con un disparo desde afuera de Santiago Vergini y con un derechazo de Urruti en el área chica. En el complemento arrancó relajado, Matías Donnet descontó y ahí la Lepra recuperó el dominio. Y con ello la tranquilidad.
En realidad, nunca pierde la calma. Porque sabe que tiene potencial para seguir prendido. Y no se queda sólo en palabras. Avala cada dicho con actuaciones convincentes. Y mantiene expectante e ilusionado al pueblo leproso, que sueña en grande.
[media id=1229 width=495 height=280]
Comentarios