Una de las tantas afirmaciones que se hacen en el fútbol indica que luego de conseguir un título, el campeón se relaja o sufre un bajón. La historia de Newell’s tiene ejemplos que ratifican esto y otros que lo desestiman.
En el Nacional 74, Newell’s defendió su primera estrella con una buena producción en la fase de grupos pero una floja producción en la rueda final. En total, disputó 25 partidos, de los cuales ganó ocho, empató diez y perdió siete, con un 52 por ciento de efectividad. De igual manera, clasificó a la Copa Libertadores.
En el torneo 87/88, la Lepra se coronó luego de dos subcampeonatos consecutivos. Pero después del título cosechó el 44,73 por ciento de los puntos en juego (51 sobre 114 posibles) producto de once festejos, 13 repartos y 14 caídas. Ese torneo daba tres unidades por partido ganado y, en caso de empate, había que ejecutar penales. El equipo que ganaba en los penales se llevaba dos puntos (NdR: la Lepra ganó siete por esa vía) y el que perdía sumaba uno.
En la era de Marcelo Bielsa como entrenador hubo un torneo aceptable en el Clausura 91 (20 puntos de 38 posibles, con una efectividad del 52,63 por ciento) y dos muy flojos tras los títulos en la final con Boca y en el Clausura 92: la Lepra sacó apenas 15 puntos en el Apertura 91 (39,47 por ciento) y sólo sumó diez unidades en el Apertura 92 con Carlos Picerni como técnico alcanzó el 26,31 por ciento de los puntos.
Al Tolo Gallego, DT campeón en el Apertura 04, lo reemplazó Arsenio Ribeca para el Clausura 05. Newell’s sacó 24 puntos de 57 en juego (42,10 por ciento) que le permitieron clasificar a la Copa Sudamericana.
Pero el mejor registro, por ahora, de un torneo postítulo le pertenece al actual plantel, que lleva cosechados 30 puntos en 18 fechas, con una efectividad del 55,55 por ciento. Si el equipo vence o empata con Lanús, mantendrá el mejor registro. Pero si pierde con el Grana, la efectividad caerá al 52,26 y quedará por debajo de lo conseguido en el Clausura 91 con Marcelo Bielsa.
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