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Newell’s sigue firme

El equipo rojinegro cumplió con la obligación de ganar y ahora espera que Boca le gane a Banfield el domingo.

Mariano Faurlin

Newell’s ganó y sigue vivo. Cumplió con su gente, que lo acompañó en La Plata y desde cada rincón de Rosario. Pero sobre todo pagó una deuda interna tras el tropezón del domingo pasado. No depende de sí mismo, es cierto. Lamentablemente Banfield también cumplió con su parte y entonces el título se dirimirá en un domingo que seguramente paralizará corazones y estará lleno de emociones. Pero al menos el Rojinegro no permitió que el Taladro festeje de antemano un torneo donde resulta injusto pensar que uno de los dos equipos se quede sin nada.

Ahora sólo queda mantener la cabeza bien alta y dejar atrás el último escollo que le presentará San Lorenzo. Y después rezar por Boca. Al fin y al cabo la fe fue uno de los sustentos de este equipo y también de sus hinchas. Por qué perderla ahora.

No les sobró mucho es cierto. En realidad en este fútbol argentino de extrema paridad es difícil encontrar producciones que superen con holgura, deslumbrantes actuaciones o equipos que se floreen ni derrochen lujos.

Newells tenía que ganar y ganó. El equipo de Sensini cumplió anoche con la parte que le correspondía. Dejó atrás los fantasmas de la dolorosa derrota del fin de semana pasado ante Arsenal y dejó en claro que va a pelear hasta el final por un sueño que todavía es posible. Sumar un campeonato, agregarle una estrella más al escudo no es moneda común y por eso nadie se quiere resignar a entregarse mansamente sin pelear.

Desde un primer momento se vio un equipo entero, más parecido al que consiguió doce victorias en el torneo (batió el récord del equipo campeón de Marcelo Alberto Bielsa). Si bien hubo nervios, lógicos en esta parte del certamen donde un revés te deja con las manos vacías, el elenco leproso enseguida mostró argumentos sólidos para pensar que la caída ante Arsenal había quedado archivada.

Una vez más la presencia de hombres experimentados fue vital para que en apenas tres días el equipo recuperara el temple y saliera a jugar una final en el Bosque sin titubeos. Con la convicción de un equipo que no por casualidad llegó a esta instancia decisiva con chapa de candidato.

No le sobró mucho, pero volvió a tener la presencia goleadora del tremendo uruguayo Joaquín Boghossian, la solidez defensiva perdida en el partido anterior y esta vez le agrego un poco de fantasía en los pies del Gato Mauro Formica y mucho de inteligencia en Hugo Barrientos.

En realidad en este fútbol argentino de extrema paridad es difícil encontrar producciones deslumbrantes o derroches de fútbol exquisito. Justamente uno de los principales argumentos que llevó a este Newell’s a estar donde hoy está fue su practicidad y su efectividad. La Lepra, al igual que Banfield, no son equipos plenos de talento, basan su liderazgo en el juego de equipo y la convicción de saber lo que quieren, ser campeones.

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