Empatar en la Bombonera, contra Boca, nunca es mal resultado. Pero jugar contra un Boca peor que este será difícil que suceda. Por la permanencia el punto es bueno, por el título no. Vélez se fue a tres y de paso lo alcanzaron Racing y Lanús. Tres empates seguidos lo bajaron de la punta. La sensación es que le faltó actitud para jugarlo como una final.
Para Newell’s lo mejor del primer tiempo fue el resultado. Con el que mucho tuvo que ver Nahuel Guzmán, fundamental al tapar una gran jugada de Boca que terminó en remate franco de Paredes.
Es cierto que la posesión de pelota funcionó, después de quince minutos en los que Boca lo desbordó con claridad por los costados. Fernández en la derecha y paredes por la izquierda eran las cartas del claro dominio de Boca. Pero el equipo de Falcioni no supo definirlo, fue un cuarto de hora traumático para Newell’s. Bernardi era atorado por Boca, Villalba no daba un pase como la gente. Sperduti no aportaba nada y Scocco miraba como la pelota le pasaba por arriba. Maxi, poquito como casi siempre, desde que volvió.
La reacción de Newell’s tuvo que ver con su sentir futbolístico, aburrió a Boca con su paso lento pero seguro. Y así se lo fue sacando de encima. No llegó casi nunca, pero consolidó el cero a cero de la primera etapa.
El complemento fue diferente, Newell’s siempre respetando su juego fue más vertical y preocupó al fondo de Boca. Pero Scocco no estuvo en su noche, Speduti se perdió un gol entrando por el medio. Maxi siguió dilapidando juego, y Pérez continúa con su letargo futbolístico. En el otro arco, pudo haber penal de Heinze contra Acosta, que Vigliano no vio. Y poco más. En Boca se cansaron los pibes Fernández y Paredes, y las variantes no funcionaron. Algo parecido sucedió con Muñoz y Urruti (este erró la más clara en el descuento), en Newell’s, y el empate tomó forma de sentencia.
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