“Olé, olé, olé… Tataaa… Tataaaa”. El canto de los hinchas ayer por la tarde no fue en el Coloso, ni tampoco en otro escenario futbolero. Esta vez la convocatoria fue en la propia casa de Gerardo Martino, donde los leprosos se convocaron espontáneamente para darle otra muestra de cariño y agradecimiento al entrenador rojinegro.
No fue casualidad que la cita fuera en la casa del Tata, que lejos de enclavarse en un country privado o en un edificio fastuoso frente al río, sigue siendo la misma de siempre, la de sus afectos, la de sus amigos, la del tipo de barrio que pone siempre esos valores a veces olvidados por encima de cualquier cosa. “Simplemente, gracias Tata”. La bandera que mostraban orgullosos los hinchas era un resumen del eterno agradecimiento del pueblo leproso a Gerardo Martino. Nadie olvidará que el Tata se hizo cargo de un equipo en llamas cuando otros ni siquiera atendían el teléfono. Tampoco que dejó atrás un contrato millonario y la chance de dirigir en otro Mundial para jugarse una parada brava en el club de sus amores, en su casa.
Cuando llegaron los primeros hinchas el DT abrió la puerta y comenzó a firmar autógrafos. Luego se sumaron cientos… Ahí, con Jorge Cura cortada y bocinazos por Oroño, el Tata salió al balcón, y agradeció con su mano en el corazón leproso. Y luego tomó una bandera que le alcanzó un hincha y comenzó a agitarla, como un leproso más.
Se lo vio emocionado, junto a su familia, que en todo momento lo apoyó en esta cruzada y ayer vivió este pequeño homenaje como propio. “Bienvenidos a la casa del campeón”, publicó una de sus hijas en Twitter. “Es increíble… Gracias”, agregó María Noel. Mientras los hinchas emocionados sólo atinaban a decir: “Gracias Tata”.
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