El Clausura terminó. Y el balance arroja un saldo negativo. Desde lo numérico, Newell’s apenas sumó 16 puntos y gracias al triunfo con Colón evitó terminar último. Obviamente, para llegar a eso hubo un sinfín de cuestionamientos físicos y futbolísticos. No obstante, y pese a la malaria, siempre hay cosas positivas por rescatar. En este caso, lo más significativo fue la aparición de algunos juveniles como recambio y la consolidación de otros jugadores que pelearán un lugar entre los once en el torneo que viene.
Desde su llegada, Javier Torrente apostó por los juveniles para intentar cortar la racha de derrotas. Así, Hernán Villalba tuvo continuidad y demostró que desde hace tiempo está capacitado para ser titular. Otro que se asentó en los últimos partidos fue Ignacio Fideleff, quien siempre ha encontrado cierta resistencia en el público leproso. Y Cristian Díaz se soltó, ganó en confianza y evidenció ser una alternativa más que válida para el carril derecho. Quizás los que perdieron algo de terreno fueron Martín Tonso y Lorenzo Faravelli, quienes no lograron asentarse del todo.
También sumaron sus primeros minutos Maximiliano Urruti (una lesión lo dejó afuera del final del torneo), Guillermo Ferracuti, Nahuel Valle y Maximilano Velasco. Todos, pese a la inexperiencia y nerviosismo lógico de los primeros partidos, mostraron condiciones y atributos futbolísticos más que interesantes. Y también reapareció, después de un tiempo, Federico Falcone como una opción en ofensiva.
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