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“Nadie está preparado para esto”

Por Paola Cándido.- Los titulares del bar de Salta y Oroño sufrieron daños, pero eso no les impide colaborar con los que trabajan contrarreloj en las tareas de rescate. Daniel Giraudo tiene a su sobrino desaparecido y aporta su granito de arena a los socorristas.


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Todos intentan dejar una palabra de aliento, un mensaje, una ayuda, luego de la tragedia en la torre de edificios de Salta 2141. Emiliano Fontana y Mariano Nardi son los titulares del bar Malos Conocidos, ubicado en Salta casi esquina bulevar Oroño. Ellos son algunos de los que perdieron, pero a pesar de todo, siguen siendo solidarios y demuestran que se puede continuar. Daniel Giraudo es amigo de los dueños del bar y tiene a su sobrino, Maximiliano Vesco, desaparecido. Desde su lugar, también aporta su granito de arena.

“Estábamos en el bar en el momento de la explosión. No sé cómo habrá sido Kosovo, pero esto fue impresionante, enseguida llegaron los equipo de rescate. Cuando vimos lo que pasó nos dimos cuenta de la magnitud de la tragedia. Yo pensé que mi sobrino estaba trabajando, después me enteré que no era así. Al día de hoy yo lo cuento como vivo, hoy mi posición es esa”, relata Daniel.

Giraudo quiere darle trascendencia a los chicos del bar, ya que es el único ingreso que tenían y a pesar de eso, lo abren para las personas que están trabajando en el lugar.

“Arrancamos con la idea de hacer una comida al mediodía y otra a la noche y nos dimos cuenta que los turnos de los bomberos son cortos. Si se hace una comida fuerte a las 13 y otra a las 21, tal vez se agarren dos turnos, y son muchos más durante el día”, explicó Daniel.

Finalmente, decidieron hacer minutas en el día: hambur-guesas, panchos, entre otras comidas. “Hay mucha gente que ayuda, una mujer que tiene un geriátrico nos trajo 60 porciones de arroz con pollo. Y  la idea es seguir así, por ejemplo un grupo de amigos pone la materia prima, otro grupo aporta con otra cosa y de esa forma se le da una mano a la gente, a los dueños, y otra nosotros para sentirnos útiles”, remató Daniel.

“Somos laburantes y estamos acostumbrados a trabajar. Lo material se arregla, somos humanos y sabemos que hay personas que están desaparecidas todavía. Lo nuestro tiene solución. Tratamos de dar una mano en la medida que nosotros podamos”, relata consternado Mariano.

En el bar se reciben donacio-nes y cocinan para los gendarmes, los bomberos, además se prestan los baños y sus orejas. Según Mariano es lo que les nació hacer. Esta tragedia los golpeó fuerte y están pensando cómo seguir adelante.

“Es un cruce de pensamientos de ayudar a la gente y ver qué hacemos con el local. Vamos a seguir ayudando y tratando de arreglar lo nuestro. No nos queda otra. Hasta que no se estabilice el bar, no se va a poder abrir. Pasaron unos días pero todavía es todo muy reciente. Vivo en frente de donde pasó la tragedia, pero mi familia está bien. Nadie está preparado para esto. El que quiera venir a dar una mano se puede acercar al bar, será bienvenido”, afirmó uno de los titulares del local.

Emiliano es el otro titular del bar. Está afligido. “Si me preguntas cómo estoy…, estoy”, cuenta con su voz estremecida. Fue lo único que pudo decir.

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