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Nación pide talar el pino histórico y desde San Lorenzo resisten

Afectado por una granizada, el ejemplar se secó. El gobierno y el municipio no acuerdan cómo conservar los restos.


Hace poco más de una semana una rama del pino histórico de la ciudad de San Lorenzo se desplomó abruptamente y sin previo aviso. La caída fue una especie de señal y reavivó una polémica que lo tiene como protagonista y viene generando un sordo debate entre museólogos de la Nación e integrantes del Complejo Museológico de la ciudad vecina. Una fuerte tormenta de granizo y viento que se descargó sobre la región en octubre de 2012 afectó gran parte de su estructura: un 60 por ciento de la masa verde de su copa se perdió y horadó la corteza en la zona del cambium por donde circula la savia. Lenta pero inexorablemente el mítico pino, que dio sombra el general José de San Martín cuando redactó el parte del combate de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813, se secó. Hasta fue declarado “botánicamente muerto” unos meses después de la tempestad. Los intentos por curarlo, que fueron varios, no devolvieron la vida al espécimen histórico. A partir de allí, desde el complejo museológico idearon un plan: hacerle un tratamiento con resina para que continúe estando erguido en el lugar y sus restos puedan seguir siendo visitados y conserven su valor simbólico. Por ello iniciaron las tramitaciones exigidas ante la Comisión de Museos, Monumentos y Lugares Históricos de la Nación. Solicitaron autorización para efectuar la conservación artificial del ejemplar. Desde Nación dijeron que no, e intimaron a la administración sanlorencina a que talen el pino y lo conserven en el recinto del museo.

Patrimonio vegetal

La polémica surgió cuando las autoridades de San Lorenzo rechazaron el pronunciamiento de la Nación. Entienden que el pino es un patrimonio histórico del país pero antes es propiedad de los sanlorencinos. Aníbal Fernández es el coordinador general del Complejo Museológico Pino de San Lorenzo y ratificó la intención de dejar el histórico ejemplar en su lugar.

—¿Cuál es el estado actual del pino y qué gestiones se están haciendo para su conservación?

— El pino sufrió una granizada tremenda que le barrió más de la mitad de la copa en octubre de 2012, el Día de la Madre. Como pasa con los pinos, las coníferas y los cedros son lentos para recuperarse y también para secarse. Hicimos distintos tratamientos: con fertilizantes y de hidratación para intentar ayudarlo con el tránsito de savia. Lamentablemente no pudimos recuperarlo y murió. Las tareas contaron con el asesoramiento científico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

— ¿Qué pasó luego?

— Con este panorama le comunicamos a la Comisión Nacional de Museos Históricos nuestra intención de hacer una conservación, un tratamiento con resina para evitar la putrefacción de la madera y el ataque de los insectos xilófagos, que son los que se alimentan de la madera. Nos tuvieron esperando por una respuesta durante meses y cuando llegó nos dijeron que había que sacarlo de allí, poner una placa que indique que ahí había estado el pino histórico y nos propusieron guardarlo bajo techo. El único detalle es que el pino mide 15 metros de alto. Eso habla de cómo son las decisiones que se toman en Buenos Aires.

—¿Qué van a hacer?

— Más allá de ser un monumento nacional el pino es propiedad de los sanlorencinos. Decidimos hacer los trabajos de tratamiento de conservación artificial para que continúe en el lugar y pueda seguir siendo visitado por todos. Por el momento estamos controlando algunos focos de polillas. La semana pasada se cayó un pedazo de rama muy grande. Había dos gajos principales, por lo que queremos empezar a trabajar lo antes posible para poder salvar lo que queda. El pino está botánicamente seco. El tratamiento que le queremos hacer es una cobertura que se hace con resina para que no puedan penetrar los insectos y sobre todo el accionar de la humedad. Se calcula que tiene entre 215 y 220 años de edad. Lo habrían plantado los franciscanos después de haber corrido a los jesuitas de la región. El pino formaba parte de una especie de monte que estaba en la parte de atrás del convento. Las crónicas históricas cuentan que San Martín escribió el parte de guerra tras la histórica batalla.

—¿Hay retoños del pino en otras partes?

—El pino tiene retoños por todo el país. Queremos mantener la estructura original porque es mucha la gente que viene a visitarlo de todas partes: entre 60 y 80 mil personas por año. Lo visitan cuando vienen al Campo de la Gloria y al convento.