Ciudad

Triste despedida

Murió Silvana Sandri de Méndez, la docente fundadora de la Escuela Integral de Fisherton

A los 98 años falleció la destacada educadora nacida en Italia, quien en 1962 se convirtió en creadora de un proyecto educativo en el noroeste rosarino


Foto gentileza: La Capital

“Hoy despedimos a nuestra fundadora Silvana Sandri Méndez. Su valioso legado y su tierna mirada sobre las infancias ilumina cada rincón de la escuela”, escribieron este mediodía en la cuenta de Instagram de la primaria del colegio Integral de Fisherton.

Nacida en 1925 en un pueblito del norte de Italia, llegó al país con tan solo tres años de edad, junto a su familia que decidió echar raíces en Argentina. “Tanto mi padre albañil como mi madre dedicada a las tareas de la casa eran de fuertes convicciones, al punto que decidieron dejar su tierra, su casa y amigos al inicio del fascismo”, contó la docente a La Capital en una nota entrevista que brindó en julio de 2020. Allí la maestra aseguró: “La escuela tiene que formar seres pensantes”.

Creció en barrio Belgrano y fue a la Escuela Primaria Nº 91. Por esos años las maestras llamaron a su mamá para decirle que Silvana tenía que ser maestra. Logró ingresar al Normal 2, donde se recibió de docente a los 18 años. Comenzó a ejercer como educadora en la casa de una doctora, atendiendo chicos con algún tipo de discapacidad o dificultad en el aprendizaje. Pero cuando su hijo mayor cumplió cinco años y debía asistir a un jardín decidió fundar uno. “Saqué los muebles que tenía en ese momento en el comedor y con arpillera, una mesa larga y bajita acondicionamos el lugar para los más chicos”, contaba. Así nació en 1955 el Jardín de Infantes Bambi y en 1962 la Escuela de Educación Integral Fisherton, institución de la que fue su directora hasta 1985, en Morrison al 7900. En 2017 la escuela fue declarada Institución Distinguida por el Concejo de Rosario.

“Si tendría que explicar por qué quise ser maestra, puedo decir que siempre me interesé por el otro, sin importar la edad, el género o su condición social, priorizando el valor de los conocimientos”, dijo quien tenía entre sus libros favoritos a El Principito, que durante años leyó a estudiantes de séptimo grado. “Como ahora ya no puedo hacerlo, todas las semanas alguien lo hace para mí por teléfono”, contó.

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