Danny Aiello, uno de los rostros más populares de la generación de los actores italoamericanos que triunfaron en las décadas de 1970 y 1980, falleció este jueves a los 86 años en un hospital en Nueva Jersey, según confirmó su agente literario.
Aiello era un neoyorquino militante, y trabajó con los mejores directores de esa ciudad. Su primera película fue Muerte de un jugador (1973), junto a Robert De Niro. La segunda en la que participó aunque en un papel pequeño ya es un clásico: encarnó al mafioso Tony Rosato en El Padrino II, de 1974, dirigida por Francis Ford Coppola.
Aiello fue el quinto de los seis hijos que tuvieron Frances Pietrocova, una costurera originaria de Nápoles, y el obrero Daniel Louis Aiello. Aunque nació en Manhattan, creció en el Bronx. Su padre abandonó la familia luego de que la madre quedara ciega. Danny recién se reconcilió con él, a medias, en 1993.
A los 16 años, Aiello mintió sobre su edad para entrar al Ejército de los Estados Unidos, donde estuvo tres años. Regresó a Nueva York y tuvo varios trabajos para mantenerse y ayudar a su familia, entre los cuales estuvo el de guardia de seguridad en un club nocturno. Hasta integró el sindicato de la línea de autobuses Greyhound.
Al mundo del cine se acercó a principios de los años 1970. Uno de sus primeros papeles fue el de jugador de béisbol en el drama de 1973 junto a De Niro.
Otros títulos fueron La tapadera (1976), Melodía para un asesinato (1978), Érase una vez en América (1984) –su personaje, un jefe de policía, se apellidaba como él–, El protector (1985) y el film de Woody Allen La rosa púrpura de El Cairo (1985). También formó parte del elenco de Días de radio (1987) y Hechizo de luna (1987). También fue dirigido por dos realizadores españoles: Fernando Trueba, en Two Much, y Manuel Gómez Pereira, en Desafinado.
Y llegó su sobresaliente interpretación en Haz lo correcto, de Spike Lee, en la que encarnaba al dueño de la pizzería que se niega a poner fotos de celebridades italoamericanas en su local Wall of Fame, y con esa porfía prende enciende las revueltas de marginados contra marginados. Con ese papel logró una candidatura al Oscar como mejor actor secundario, galardón que obtuvo finalmente Denzel Washington por Tiempos de gloria.
En aquellos años, además de trabajar con grandes como Coppola, Lee, Sergio Leone o Woody Allen, se hizo popular al encarnar al padre de Madonna en el videoclip Papa Don’t Preach.
Además de actor, fue cantante. Grabó varios discos con una big band.
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