Policiales

Sin descanso para las balas

Muerte en Tablada: qué decía la declaración de la testigo asesinada en Necochea y Ameghino

María Elena González había testificado sobre una balacera cerca de su casa en septiembre pasado y contó lo que había visto. No está claro si ello fue lo que selló su suerte. Otra vez un detenido en el búnker de Chacabuco al 4100 y la banda de los Funes en la mira


Bajo sospecha. El detenido en el pasillo de Chacabuco al 4100, un domicilio relacionado al clan Funes.

María Elena González había sido testigo de una balacera cometida el 19 de septiembre de 2021 contra una vivienda de la cuadra de Ameghino al 100, donde vive una familiar directa, a la 1 de la madrugada. En ese domicilio se desarrollaba un cumpleaños cuando pasaron dos jóvenes en una moto Honda Tornado y que, después de disparar al aire con una ametralladora, rociaron de balas calibre 9 milímetros la fachada de la casa del festejo. González contó a la Policía a y personal del Ministerio Público de la Acusación (MPA) lo que vio esa madrugada, aunque no aportó nombres.

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Esa noche los sospechosos fueron detenidos una hora después por personal de Caballería de la Unidad Regional II, que con el dato de la Honda Tornado roja y blanca aportado por testigos divisó a dos sospechosos con un rodado similar en Chacabuco y Centeno.

Según el acta de procedimiento, estos se metieron en el aguantadero de Chacabuco 4148 –relacionado en investigaciones al clan Funes–, se inició una persecución y cayeron en una casa precaria: les secuestraron una ametralladora FMK3 y una pistola 11.25, ambas con municiones. La moto poseía pedido de secuestro por robo, y en el lugar de la aprehensión había cuatro celulares semidestruidos.

Un hecho catalogado como abuso de armas, intimidación pública y portación de arma, conforme a la imputación llevada a cabo por la fiscal Valeria Haurigot, el pasado 29 de marzo. Los acusados como coautores del ataque fueron Joel Maximiliano Olguín y Agustín Daniel Arselli, además de Alan Funes, imputado como instigador desde el penal de Ezeiza. Ese fue uno de los diez expedientes que se ventilaron en el marco de una acusación por asociación ilícita con Alan Funes como organizador e integrada por más de 20 personas, entre mayores y menores, de las cuales tres se encuentran prófugas.

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Lo cierto es que la declaración de González, primero a personal policial y luego en Fiscalía, se limitó a contar la secuencia de los hechos de Ameghino al 100, ya que la mujer había salido a buscar un abrigo a la casa de Necochea 4285, donde este lunes fue asesinada. En ese mismo lugar la había allanado una brigada antidrogas de la provincia en enero de 2019, pero no le encontraron elemento alguno que la comprometa, recordó un investigador.

“Nosotros –dijo la testigo– veníamos por Necochea y antes de llegar a Ameghino, sobre la vereda de en frente de mi casa, siento que venía rápido una moto y siento las detonaciones. Era una ráfaga como de metra. Entonces nos pusimos contra la pared, contra una puerta, porque son normales las balaceras en la zona y queríamos resguardar nuestra integridad física”.

También, González aportó un poco de contexto, aunque nada nuevo para quien vive en ese sector de zona sur o sigue la crónica policial: “Sé que el barrio se lo disputan los Ungaro con los Funes y los Caminos, pero no conozco bien del tema”. En noviembre pasado la mujer dijo en sede del MPA: “No recibimos amenazas ni volvimos a tener ningún hecho parecido con posterioridad. Nosotros no tenemos nada que ver, somos todas mujeres”.

González además arriesgó, además, un posible móvil del ataque: en la casa tiroteada vive, junto a su familiar, un hermano de Brian Ismael “Pocha” Sánchez, un joven condenado a 20 años por tres homicidios y dos intentos.

“No sé con quién anda ni con qué banda está Pocha. Nosotros pensamos que puede llegar a ser eso, ya que no estamos en nada raro, pueden preguntar a cualquier persona y les van a decir que no estamos en nada. Nos han hecho allanamientos varias veces buscando armas, pero nunca encontraron nada”, aseguraba la mujer en noviembre pasado.

Pocha, según develó la investigación del caso Mariel Lezcano, se encuentra enemistado con quien fuera alguna vez su aliado Alan Funes. La empresa criminal del hijo de Jorge “Gordo” Funes quedó al descubierto cuando personal policial irrumpió, otra vez, en Chacabuco 4148 después del crimen de Mariel el pasado 13 de octubre y secuestró el celular de una de sus hermanas repleto de conversaciones y órdenes para desplegar violencia y venta de drogas. La mayor parte de la evidencia por asociación ilícita se sustenta en el contenido de ese aparato.

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Precisamente en ese pasillo de calle Chacabuco, apuntado además como puesto de venta de drogas, fue detenido Rubén Darío M., el joven de 27 años de nacionalidad paraguaya bajo sospecha de haber sido uno de los matadores de González.

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