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Narcocriminalidad

Matar por 30 mil pesos: cómo se gestó el crimen de Mariel Lezcano y por qué señalan a Alan Funes

La hipótesis de la Fiscalía señala que el joven líder del clan delictivo de barrio Tablada encargó el crimen a dos soldaditos porque la familia de la víctima se negó a vender drogas. Peritaje de un arma, conversaciones recuperadas y testimonios, la clave del caso


Mariel tenía una hija de 3 tres años.

Una serie de amenazas precedió el crimen de Mariel Lezcano, la joven de 21 años ejecutada el pasado 13 de octubre en su casa de Ayacucho al 4300. Para la investigación del fiscal Gastón Ávila, detrás de esos aprietes se encontraba el clan Funes, que pretendía obligar a la familia de Mariel a vender drogas. La evidencia señala que Alan Funes, que tiene 23 años y se encuentra cumpliendo condena en el penal de Ezeiza, pagó al menos 30 mil pesos a dos tiratiros que, en una accionar descuidado pero letal, terminaron matando a la chica por negarse a la tarea. Alan Funes, como instigador, y Iván Ariel “Lolo” Gutiérrez (18) y Fabián Alejo “Fabito” Domínguez (21), en calidad de coautores, fueron imputados bajo la figura legal de homicidio calificado por ser cometido por precio o promesa remuneratoria y por la utilización de un arma de fuego. A los tres el juez les dictó prisión preventiva por el plazo de ley.

La evidencia presentada se sustenta en testimonios del entorno familiar de la chica, el peritaje a celulares secuestrados y la detención de Fabito, producida una hora y media después del crimen en Chacabuco 4150, uno de los aguantaderos de la banda. Allí Fabito fue detenido por personal del Comando Radioeléctrico con una pistola 9 milímetros mientras intentaba huir por un techo. Un peritaje concluyó que se trata del arma homicida. Fabito ya estaba imputado y preso por la portación del arma desde la semana pasada.

“Alan Funes –acusó el fiscal Ávila– desde el Complejo Penitenciario Federal N° 1 de Ezeiza determinó, a cambio de una promesa remuneratoria de por lo menos Ș30.000 (treinta mil pesos), a Gutiérrez y a Domínguez para que llevaran a cabo el homicidio de Lezcano, poniendo a disposición un arma de fuego Browning, tipo pistola, calibre 9 milímetros, y una motocicleta Honda Wave de color roja”.

Un testimonio de la causa citado por el fiscal explica cómo surgió el conflicto de la familia de Mariel con sus vecinos los Funes, famosos en la crónica policial por su enfrentamiento con los herederos del fallecido barrabrava Roberto “Pimpi” Caminos, una saga teñida de sangre con hitos como el asesinato de la madre de los Funes, Mariela Miranda, en 2016, y los crímenes de Ulises y Jonathan Funes, en 2018.

“Mis problemas con los Funes empezaron hace unos meses. Un mes después que lo mandaron a Buenos Aires a Alan, vino a verme S. Funes. Me dijo que Alan quería que le maneje el negocio, como yo no quería, me pedía que dejara la casa”, señaló la testigo.

Los aprietes a la familia de Mariel siguieron. “Después, vino Jorge Funes, entró a mi casa, era de mañana y me dice: «Gorda, mirá el Alan está tirado, no tiene quien le maneje el búnker, fijate vos si se lo podes agarrar, está como Ioco, dice que te va a hacer volar la gorra»”.

La testigo expuso que mostró resistencia a los avisos del padre de Alan, Jorge, cuya vivienda fue allanada en Alvear la semana pasada: “Yo le dije que me dejara de joder, que hace cuánto me conoce, que yo vivo tranquila. Ahí me dice, «Mirá que mi hijo está con uno banda de gente. Mirá que te va a hacer matar un hijo». Ahí le dije que lo iba a denunciar y él me dijo que haga lo que quiera pero que «él me estaba poniendo pilla»”. Una forma de decir que estaba avisada.

Al momento de ser asesinada Mariel se encontraba cumpliendo una condena federal a seis años. Tenía prisión domiciliaria. La justicia federal la ubicó en un estamento menor de la alianza Funes/Ungaro en una investigación de los años 2016-2018.

Mariel, contó su mamá, “había tenido una causa de drogas porque la habían agarrado en un allanamiento en los monoblocks de Lola Mora e Hipócrates, con Brisa Amaral (condenada en juicio abreviado por integrar la banda) que era su amiga y había drogas ahí. Luego me enteré por el defensor de ella que esa noche Mariel había quedado en armarle (dosis de droga) a ella”.

Mariel tenía una hija de 3 tres años.

 

Parte de la secuencia homicida fue captada por cámaras de seguridad de la zona de Ayacucho y avenida Uriburu. Las imágenes muestran cómo una dupla frena frente a la casa de Mariel, un joven baja y en menos de 30 segundos regresa a la moto, esta vez como acompañante.

Para los pesquisas eran “Lolo Gutiérrez y “Fabito” Domínguez, quienes se trasladaron hasta calle Ayacucho 4389. Como conductor iba Gutiérrez y como acompañante Domínguez. Al llegar a la puerta del pasillo donde se domiciliaba la víctima, “Lolo” desciende del motovehículo, “Fabito” pasa a ocupar el lugar de conductor y se adelanta unos metros en posición de espera.

Gutiérrez, desciende de la moto ingresa al pasillo, se dirige a la casa del fondo, toca la puerta y al ser atendido por Mariel Lezcano, sin mediar palabra, le dispara en el cráneo y en la cadera, provocándole la muerte por destrucción cráneo-encefálica por herida de arma de fuego”, describió el accionar el fiscal.

Una cámara captó a la dupla homicida.

 

Un peritaje reciente determinó que el arma secuestrada a Fabito Domínguez en Chacabuco al 4100 arrojó resultado positivo en un cotejo con las vainas halladas en Ayacucho al 4300.

Capítulo aparte merece la evidencia obtenida del peritaje al celular secuestrado a S. Funes, la chica de 16 años hermana de Alan y pareja de Lolo, cuyo contenido ameritó una queja de la defensa de los imputados. Los penalistas pidieron la nulidad de ese material informático pero el juez Gonzalo López Quintana lo avaló.

De ese aparato obtuvieron conversaciones con el contacto AF –los investigadores no tienen dudas de que es Alan Funes–; de esas charlas que hablan del regenteo de un búnker y contienen fotos de armas de fuego, surgió la identidad de Lolo, que fue detenido este miércoles al entregarse en el Centro de Justicia Penal (CJP) luego de que su casa de Seguí al 50 bis fuera allanada. Lolo fue acusado de ser quien mató a Mariel. Para la Fiscalía, fue el que bajó de la moto Honda Wave, secuestrada 48 horas más tarde en un redada contra el clan Funes en la cual incautaron armas, chalecos antibalas y decenas de celulares.

Hubo 10 allanamientos a integrantes del clan Funes por el asesinato de una joven de 21 años

Dos días antes del crimen el contacto AF le dijo a su hermana S. Funes: “Ahora a la mañana le voy hacer dar a La Pakete”, en referencia al apodo de la mamá de Mariel. Un análisis sobre el número del remitente arrojó que el teléfono está ubicado en Ezeiza, citó el fiscal Ávila. Alan fue trasladado al penal de esa localidad en julio en calidad de preso de alto perfil. El hermano del también afamado Lamparita cumple condena a 35 años por el asesinato de Marcela Díaz y otros delitos violentos, además de una reciente condena por tráfico drogas en el fuero federal.

Del teléfono de S. Funes los peritos pudieron recuperar una charla con Lolo. Ambos lamentan el allanamiento al pasillo de Chacabuco después del crimen. Y de allí surge un monto de dinero, por ahora estimativo, de lo que costó acabar con la vida de Mariel: 30 mil pesos.

“¿Vos estás en el pasillo? Porque me dijeron que está la Policía. Ahora hasta la verga, con la pistola esa mataste. ¿Por qué no la guardaste? No tenés que dejar nada, ahora sí pierden. Te van a buscar”, le dijo la chica al joven domiciliado en Seguí y Chacabuco.

“Necesitaba plata”, justificó Lolo, según la Fiscalía. Y la hermana de Alan contestó: “Vos haces las cosas porque querés. ¿Con 30 mil pesos sos feliz?”.

En la audiencia Alan Funes se limitó a decir que no tenía nada que ver con los hechos, pero no respondió pregunta.

La mamá de la chica, que hace unos días sufrió amenazas y se encuentra con custodia, cree que la querían matar a ella: “Yo pienso que Alan me mandó a matar a mí, y el pibe que fue o disparar le pegó a mi hija porque tenía una contextura física similar”.

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