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Mubarak no renuncia, pero…

En un discurso por TV el presidente de Egipto dijo que delegará poderes al vicepresidente y participará en la transición política hasta las elecciones de septiembre, y así desató más furia en la plaza de El Cairo.

Anoche, al cierre de la presente edición, cientos de miles de personas en la emblemática plaza Tahrir de El Cairo estallaron en un rugido de “¡Vete, vete!” en cuanto se supo que el presidente Hosni Mubarak delegaba poderes pero sin renunciar al cargo. Mostrando su decepción y su ira, la multitud, que desde hacía horas abarrotaba el epicentro de la protesta contra el régimen en espera del discurso de Mubarak, explotó en violentos gritos de “¡Vete, vete!” y “¡Te vamos a enterrar bajo tierra!”.

El aire se impregnaba de agresividad en la plaza Tahrir y empezaron a oírse llamamientos entre la multitud a dirigirse al palacio presidencial y sacar a Mubarak de allí por la fuerza, haciendo temer una escalada de la violencia.

En un esperado discurso televisado, Mubarak, enfrentado desde hace 17 días a una rebelión que exige su renuncia inmediata, afirmó que participará en la transición política hasta las elecciones presidenciales de septiembre, aunque anunció que delegará poderes al vicepresidente Omar Suleimán, sin precisar cuáles.

Dijo asimismo que está determinado a vivir y morir en Egipto, desalentando a los que esperaban que partiese al exilio dejando vía libre a las reformas democráticas.

“¿Donde está el ejército? ¿Dónde está el ejército egipcio?”, coreaba una muchedumbre furiosa que poco antes había oído que las Fuerzas Armadas estaban tomando “las medidas necesarias para proteger a la nación y apoyar las legítimas demandas del pueblo”.

“El pueblo quiere juzgar a Hosni Mubarak”, había coreado insistentemente la multitud agitando banderas egipcias, pancartas y fotos de los mártires mientras esperaba con el corazón en un puño el discurso del presidente. Unas 300 personas perdieron la vida en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en estas 17 jornadas de lucha, según la ONU.

Los militares desplegados en torno a la plaza, apoyados por tanques, habían dejado acceder libremente a todo el mundo a este emblemático lugar, olvidando los controles de identidad y nacionalidad que se habían aplicado hasta ahora. Antes de que la plaza se llenase a rebalsar, la vasta explanada había dado cabida a múltiples estrados con oradores de todos los gustos, y en un ángulo unos 150 hombres en filas de 30 se concentraron en la plegaria musulmana. Pero luego la esperanza se transformó en furia cuando el presidente egipcio recordó al mundo su talante guerrero al negarse a rendirse al clamor popular que desde hace 17 días exigía su renuncia.

“Les hablo desde lo más profundo de mi corazón y estoy muy orgullosos de ustedes”, dijo Mubarak en su discurso televisivo.

El mandatario de 82 años dijo, refiriéndose a las protestas callejeras: “Este movimiento tiene que ver con el presente y el futuro de Egipto”, y se comprometió a cumplir con las demandas de los egipcios de una manera legítima, durante el discurso televisado por la cadena CNN.

“Yo como presidente de la nación tengo que responder a su llamado”, recalcó, al tiempo que pidió perdón a las familias de los más de 300 muertos desde que iniciaron las protestas.

Mubarak advirtió que no dudará “en castigar a los responsables de la violencia” y aseguró que “la sangre de los muertos por la violencia no será en vano”.

El presidente egipcio, que lleva 30 años en el poder, anunció la modificación de la Constitución en un primer momento de seis artículos, y en un futuro está abierto a más cambios. “Nuestro movimiento de cambio no tiene vuelta atrás”, insistió Mubarak, y remarcó que no aceptará presiones externas. “Nunca me he sometido a presiones del exterior. He mantenido la paz por la seguridad de Egipto. Nunca busqué una popularidad falsa. Comprendo perfectamente la dificultad de la situación actual. Hay que poner a Egipto por encima de todo”, remarcó.

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