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Pedido de Justicia

“Mi hijo me dijo muchas veces que lo iban a matar”

Ezequiel Ortiz tenía 21 años. Su cuerpo fue encontrado en Camino Nuevo a Soldini con múltiples disparos.


Ezequiel Nahuel Ortiz, de 21 años, sabía que lo iban a matar. Se lo dijo a su mamá no una, sino varias veces. Por eso, cuando la noche del miércoles 23 de septiembre no regresó a su casa, Stella Maris empezó a buscarlo por toda la ciudad. Dos días después, el cuerpo de su hijo fue encontrado con siete disparos en un cañaveral en el Camino Nuevo a Soldini. Poco más de un año atrás, el chico de 21 años había sobrevivido a diez tiros en un cumpleaños de quince. Por ese hecho Ezequiel había denunciado a un joven de 23 años de barrio Plata que este lunes quedó imputado por otro homicidio ocurrido el año pasado. La Fiscalía de Homicidios Dolosos dijo que existen varias líneas de investigación que se encuentran en reserva por medidas en curso.

El miércoles 23 de septiembre cerca de las 20, Ezequiel salió de la casa de su mamá, ubicada en barrio El Mangrullo, de la zona sur de la ciudad. “Nunca se iba más de dos horas. Por eso, cuando me di cuenta que no volvía, me preocupé”, contó Stella Maris a El Ciudadano.

La mujer empezó a buscar a su hijo por todos lados. Preguntando en el barrio dio con el dato de que se había ido con Milanga, un amigo de la zona. “Me dijeron que los habían visto en Circunvalación y Battle y Ordóñez, frente a la fábrica “El Grillo” tomando algo. Fuimos hasta ahí y los vecinos nos contaron que habían visto a dos chicos y uno respondía a las características de Ezequiel”.

Este fue el último rastro que la familia tuvo esa noche. Al día siguiente, Stella Maris recorrió hospitales y comisarías de toda la ciudad. Finalmente, se acercó a la Fiscalía, donde le dijeron que desde la comisaría 18ª, donde había radicado la denuncia, no habían notificado el pedido de paradero.

Cuando se levantó el viernes 25, recibió un llamado. En un cañaveral en el Camino Nuevo a Soldini habían encontrado el cuerpo de un joven que respondía a las características de Ezequiel. Poco después, los pesquisas determinaron su identidad por las huellas dactilares, además de un tatuaje que rezaba el nombre de su hija Agustina, de cuatro años.

De acuerdo con el parte médico, Ezequiel presentaba múltiples disparos en la cara, el pecho y la espalda, y llevaba entre 12 y 24 horas muerto. La Policía Científica encontró en el lugar seis vainas servidas calibre nueve milímetros, pero se presume que presentaba heridas de dos armas distintas. Además, un pesquisa sostuvo que le habían disparado en dos momentos diferentes. Y según Stella Maris, no tenía toda la ropa con la que se fue de su casa.

Desde el día que se enteró de la muerte de su hijo, Stella Maris va todos los días a la Fiscalía de Homicidios para seguir la investigación, a cargo del fiscal Florentino Malaponte. “Mi hijo me dijo que sabía que lo iban a matar, que por eso quería venir a vivir conmigo. Pero nunca me quiso decir por qué. Yo creo que él no andaba en nada raro porque trabajaba con el padre en albañilería y siempre que necesitaba plata para comprarse algo nos decía. No puedo entender quién pudo hacerle algo así”.

Lo cierto es que hace poco más de un año Ezequiel estuvo al borde de la muerte. El 27 de abril de 2014 estaba en un cumpleaños de 15 en barrio Hume cuando se armó una pelea con un grupo de jóvenes de otro barrio. Ezequiel salió a la calle y uno de ellos lo siguió y le disparó por lo menos diez tiros. El joven recibió plomos en la espalda, el pecho, la cara, el estómago y la nalga y quedó gravemente internado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.

Cuando ocurrió este hecho, tanto Ezequiel como su familia denunciaron a un joven del vecino barrio Plata como el responsable de los disparos. Se trataba de Leonardo Sebastián F., de 23 años, quien nunca fue detenido por este hecho pero cayó arrestado el sábado pasado sospechado de ser el autor del homicidio de Iván Manuel Gómez (27), asesinado la madrugada del 14 junio del año pasado en una fiesta, también en barrio Plata. Este lunes, Leonardo quedó imputado por ese crimen.

Cuando hallaron el cuerpo de Ezequiel, los investigadores no descartaron vinculación con otro crimen ocurrido a tres cuadras de su casa. En el atardecer del miércoles 23 desconocidos balearon desde un Peugeot negro a Mario Pachu Reynoso, de 20 años, quien murió en el lugar. Pachu había escrito una semana antes en Facebook que estaba amenazado de muerte, y aprietes similares estaban escritos en un graffiti en una pared del barrio. Había sido testigo (al menos formalmente) del crimen de Brian Wegner, de 23 años, apuñalado hasta la muerte en Lamadrid y Cafferata en enero pasado, aunque en el barrio lo apuntaban como sospechoso del homicidio. Allegados a Pachu señalaron que sus asesinos eran los mismos que en mayo pasado ejecutaron a tiros a Gerardo Cuevas, de 33, en Las Flores al 3600. Además, vecinos de la zona indicaron que Pachu era íntimo amigo de Leonardo F., señalado por intentar matar a Ezequiel el año pasado.

Otro de los móviles a los que apuntaron los vecinos fue una discusión que Ezequiel mantuvo con un transero del barrio el día de su desaparición. A esto se suma una tercera línea que vincula a personas del entorno de la víctima. Lo cierto es que Milanga, la última persona que vio a Ezequiel con vida y que podría echar luz sobre lo ocurrido, desapareció de El Mangrullo y aún no prestó declaración.

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