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Memorable show de David Gilmour

En el marco de la gira presentación de su último disco, el guitarrista y cantante de Pink Floyd dio un concierto de tres horas ante 60 mil personas.


En el marco de la gira presentación del disco Ratlle That Lock, el guitarrista y cantante de Pink Floyd, David Gilmour, tocó por primera vez en la Argentina y brindó un memorable concierto de tres horas, ante unas 60 mil personas, en el Hipódromo de San Isidro, en el que revivió la magia del popular conjunto inglés.

En medio de un notable montaje de luces, con una pantalla circular en el medio del escenario como la que solía usar Pink Floyd en vivo y un sonido sin fisuras, el excelso guitarrista mostró prácticamente todas las canciones de su último trabajo y recreó algunas de las más brillantes composiciones popularizadas por el cuarteto que integró junto con Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason.

Gilmour hizo gala de sus majestuosos solos y maravilló con su voz levemente ronca, que se mantiene intacta, en un concierto en el que hubo pasajes psicodélicos, y hasta una cuota de jazz que mantuvieron al público en un estado de emoción permanente.

Lo acompañó una aceitada banda en la que se destacan el productor estrella y ex guitarrista de Roxy Music, Phil Manzanera; y Guy Pratt, bajista que ocupó el lugar de Waters cuando decidió abandonar Pink Floyd. También integran el grupo Jon Carin, otro colaborador de Pink Floyd, en teclados; Kevin Mcalea, en teclados; Steven Distanislao, en batería; Joao Mello, en saxos; y Brian Chambers y Lucita Jules, en coros. Vestido con una remera y un pantalón negros, Gilmour pisó el escenario y, con los primeros estiletazos de su Stratocaster, hizo realidad el viejo sueño de sus fans argentinos.

Casi como a modo de calentamiento, el guitarrista abrió la noche con “5 AM”, “Rattle That Lock” y “Faces of Stone”, tres canciones de su último disco. La primera gran ovación de la noche estalló cuando empuñó una guitarra acústica y desgranó las primeras notas de “Wish You Were Here”, el clásico grabado en el disco homónimo de 1975.

Público en éxtasis

A la medianoche, con un público en éxtasis, tras dos horas y media de show, Gilmour dio las gracias, saludó junto a todos los músicos y abandonó el escenario, aunque todos sabían que aún había alguna joya más por escuchar.

Si Dark Side of the Moon y The Wall son consideradas las dos obras maestras de Pink Floyd, los bises no decepcionaron a los fans, que sabían que algo bueno iba a pasar cuando escucharon el sonido de despertadores y relojes que anunciaban “Time” y, por consiguiente, “Breath”. Por supuesto, no podría existir mejor final de un recital de Gilmour que “Confortably Numb”, sobre todo por el impresionante solo de guitarra del cierre, el cual probablemente se encuentre entre los más destacados de la historia del rock. Con la voz principal del ex Pink Floyd en el estribillo, el desgarrador cierre de la canción dejó sin aliento al público, que apenas pudo reaccionar ante el “buenas noches, muchas gracias”, que demostró en vivo por qué es uno de los mejores guitarristas de la historia.

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