Mauro Nahuel Novelino, de 30 años, fue procesado por el juez Aurelio Cuello Murúa a cargo del Juzgado Federal de Venado Tuerto por trafico de estupefacientes junto a otras dos personas. También por una balacera ocurrida a finales de octubre del año pasado en dicha localidad del departamento General López.
Para los pesquisas, Novelino se inició con hechos de robo y esto derivó en que pasara por distintos penales, uno de ellos fue la Unidad 11 de Piñero donde tuvo contacto con algunos integrantes de bandas narcos y, según los investigadores, terminó cambiando de rubro.
Su enemistad con quién había trabajado tiempo atrás quedó en evidencia tras el atentado con un bomba molotov en el frente del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Venado Tuerto el 9 de junio pasado. Los atacantes dejaron un cartel que involucraba con nombre y apellido a Novelino.
Fue en ese marco que el hombre respondió con una amenaza por video para quién teóricamente lo había involucrado: Wacho Maxi.
El procesamiento
Ahora, Novelino quedó acusado por la Justicia Federal como cabecilla de una organización dedicada al tráfico de drogas a partir de escuchas telefónicas que surgieron en otra investigación y de la que surgió el dato de una balacera que su grupo habría protagonizado. Ello derivó en allanamientos y detenciones de dos integrantes de la organización que trabajaban bajo las ordenes que Novelino daba desde la cárcel, explicaron voceros del Ministerio Público Fiscal de Venado Tuerto.
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Este miércoles se conoció que el procesamiento fue dictado por infracción a la ley de drogas 23.737. Para la Fiscalía federal, Novelino y los otros dos cómplices realizaron conductas vinculadas al tráfico de estupefacientes en forma organizada. “Esto se producía en un domicilio lindero al centro municipal comunitario Barrio Santa Rosa en calle Balcarce al 4100”, agregaron las fuentes del MPF lo que significa un agravante.
Además, el trío fue acusado como autores de una balacera ocurrida en un domicilio de barrio Ciudad Nueva durante una madrugada de octubre pasado. Tras disparar contra la vivienda dejaron un papel que decía: “Comunicate acá”. Este ataque se conoció gracias a una investigación sobre las víctimas del atentado y quedó registrado a través de comunicaciones telefónicas entre ambos grupos.
Para el fiscal Javier Arzubi Calvo, Novelino, a través de personas que respondían a él, ordenaba “visitar” distintos domicilios donde dejaban un papel con su número telefónico para que se comunicaran con él.
Esa línea telefónica, el acusado la atendía desde la unidad penitenciaria y su objetivo era lograr que las personas que se contactaban, que según la investigación se dedicaban a la comercialización de estupefacientes al menuedeo, vendieran para él.
Para ello, el sindicado líder tenía un grupo que amedrentaba primero a las víctimas con disparos al aire o contra el frente de los domicilios y luego dejaban un papel para que luego se comunicaran con Novelino, contó la fuente fiscal.
En uno de los casos, el mensaje era para una mujer apodada “Moni” o “La Vieja” que habitaba en un domicilio allanado a finales del año pasado en el marco de otra investigación. Actualmente la mujer está en prisión preventiva por infracción a la ley de estupefacientes en otra causa, aportaron.
Para el juez Cuello Murúa, si bien Novelino estaba detenido en la fecha de los hechos, las conversaciones telefónicas analizadas dan clara cuenta que fue “quien habría ideado, dirigido y coordinado el ataque señalando a su destinataria y suministrando los elementos necesarios para realizarlo”.
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