El Hincha

Muay Thai

Matías Muzzio se trajo una de bronce

En el Mundial de Muay Thai, el rosarino por adopción logró meterse en el podio de su categoría.


De bronce. Esa es la medalla que logró obtener Matías Muzzio en el Campeonato Mundial 2018 realizado en Cancún, de Muay Thai, en la categoría de hasta 86kg. Un premio al sacrificio, a la constancia, a la resistencia de este rosarino por adopción.

El camino no fue nada fácil. El apoyo del gobierno, casi nulo. Su entorno familiar y sus alumnos en el club Leña y Leña fueron el sostén de su participación ante los mejores peleadores del planeta. Y él no los defraudó. A pesar de estar lejos de sus hijas dio todo. Peleó ante los rivales y contra las decisiones de los jueces de turno.

Con siete competidores en su categoría Muzzio saltó al ring para enfrentar al finlandés Mikko Soikkeli en el debut del certamen. Y esa valla la pasó sin problemas. Fue por nocaut. No solamente con el triunfo se aseguraba una medalla sino que también avanzó a semifinales para verse las caras con el representante de Emiratos Árabes Unidos, Lyass Hbibali, el candidato de todos. El combate fue parejo, pero los jurados del torneo le jugaron una mala pasada al argentino y tras los tres round reglamentarios dieron por ganador al asiático, que finalmente fue el campeón de la categoría al vencer al búlgaro Daniel Iliev.

Tras su regreso a la ciudad Muzzio se prestó a charlar con El Hincha para contar sus sensaciones vividas en el torneo mundial. Una experiencia que muy pocos deportistas se pueden dar el lujo de hacer.

“Mi sensación fue que dejé todo. Porque  la única forma de ganar ahí es noqueando. En la primer pelea lo pude hacer y la semifinal perdí el primer round y los otros dos los gané, hasta tuvo una cuenta de protección en el tercer round y los peleadores de otro países me decían que fue mía la pelea, pero bueno ya está yo sabía que ahí los argentinos peleamos contra el rival y los jueces”, expresó con cierta bronca el Lobo.

Argentina presentó siete peladores en su delegación y se trajo dos medallas de bronce. Además de la Muzzio, el otro luchador que se colgó la presea fue Lucas Alsina, pero a diferencia del rosarino, en su categoría solamente había cuatro participantes y en consecuencia tenía una medalla asegurada. Por eso el logro del Lobo se resalta aún más. Porque él debió ganar para lograr meterse en el podio.

De todas formas la experiencia vivida en Cancún por la delegación argentina fue increíble. Muzzio explicó cómo vio el nivel de él y sus compañeros con respecto al resto.

“En el nivel no estamos lejos, lo que tienen ellos es el ritmo de la competencia internacional, que eso es fundamental”, analizó Muzzio.

Y agregó un pedido especial: “Ahora espero que con la medalla que gané me ayuden económicamente para poder tener nivel internacional y seguir sumando medallas y triunfos”.

El momento del podio es único e inigualable. Y para Muzzio no fue la excepción.

“Me acorde de mis hijas (Guadalupe y Brisa) a full antes de subir. Se me prendía fuego el pecho, subí tan mentalizado que no sentía el dolor de los golpes”, expresó Muzzio con mucha emoción.

La convivencia con los otros peladores también fue una experiencia muy rica para el Lobo.

“Fue excelente, como si nos conociéramos de siempre todos ayudándonos corriendo por el otro, el técnico de la delegación dijo que fue la mejor selección, no sólo por las medallas sino por lo humano nunca tuvo un grupo así”.

Por último, destacó el tema organizativo, en el cual no le falta nada a ningún participante.

“Todo fue primer mundo, horarios, protecciones, organización y sobre todo el nivel de peleadores. Fue una hermosa experiencia y que espero que alguna vez se me vuelva a dar”.

El Lobo pasó dos semanas de ensueño. En el lugar que quería y haciendo lo que más le gusta. Ahora volverá a su rutina habitual, a entrenar a sus alumnos en Leña y Leña, a divertirse con sus hijas. Pero la medalla de bronce quedará por siempre. Esa presea lo seguirá para toda la vida. Y eso es motivo de orgullo para un tipo que hizo su propio camino y que no defraudó a nadie.

Comentarios