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Marcelo Ramal: «Nuestra primera iniciativa será convocar de inmediato a una Asamblea Constituyente»

En una entrevista con El Ciudadano, el precandidato a presidente y profesor universitario de Historia del Pensamiento Económico habló del fenómeno de Javier Milei y la deuda que pesa sobre Argentina

Especial para El Ciudadano

“Si fuéramos favorecidos por el voto popular, nuestra primera iniciativa sería convocar de inmediato a una Asamblea constituyente. Una asamblea para que discuta el régimen social y político del país, y que inmediatamente actúe con carácter resolutivo. Que asuma los poderes del Estado y que ponga ella misma las transformaciones sociales que ha resuelto y juzgado como necesarias”, expresó Marcelo Ramal precandidato a presidente de Política Obrera, la organización que surgió de la fractura del Partido Obrero ante la pregunta de su propuesta de gobierno.

En una entrevista con El Ciudadano, el profesor universitario de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad de Quilmes y en la Universidad de Buenos Aires, de cara a las Paso, argumentó sobre la necesidad de una Asamblea constituyente, del fenómeno de Javier Milei y sobre la deuda que pesa sobre la Argentina.

—¿Qué es lo que debería definir esa Asamblea constituyente que sería su primer acción de gobierno?

En primer lugar, asegurar un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar para los trabajadores. Asegurar alcanzar ese salario mínimo en ocho horas de trabajo. Establecer la jubilación no como pensión asistencia sino como salario diferido equivalente al 82 por ciento móvil de la canasta familiar. Estas serían un conjunto de reivindicaciones cruciales. Luego, esa misma asamblea debería tomar determinaciones sobre la deuda pública usuraria y los recursos naturales, entre otras cuestiones.

—¿Por qué la precariedad laboral es lo peor que le pasa a los argentinos?

La precariedad laboral tiene dos dimensiones. Una, la más conocida tiene que ver con el contrato laboral donde actualmente existe una proliferación de modalidades precarias como el trabajo con factura y monotributo, la contratación por agencia y la tercerización laboral, el abuso de los llamados periodos de prueba. Todo esto tiende a convertir al trabajador en un elemento descartable y son maniobras que apuntan a facilitar la rotación de un plantel laboral atendiendo, entre otras cosas, al desgaste que inevitablemente la vida fabril y la sobreexplotación genera sobre los trabajadores. La otra dimensión menos publicitada de la precarización laboral es la que va desconociendo al salario básico o al salario por jornada como la remuneración necesaria. Eso va reduciendo la participación de ese salario básico en el salario total que va quedando conformado por adicionales, rendimiento, productividad, presentismo que muchas veces no son remunerativos y que van creando o reforzando la relación extorsiva entre el patrón y el trabajador. Las burocracias sindicales se han adaptado por completo a esta precarización, a este trabajo por rendimiento. En oposición a esto, es necesaria una campaña política y sindical en el conjunto del movimiento obrero. En primer lugar, para asegurar que el salario básico de los convenios remunere la canasta familiar. Hay que eliminar, por lo tanto, los ítems no remunerativos y extorsivos. Y, en el plano de la contratación laboral, hay que hacer una campaña para empoderar a los trabajadores para que, a través de comités de comisiones obreras electas reclamen y arranquen ante la sola denuncia de la situación irregular, la estabilidad laboral plena para todos sus compañeros.

—¿Qué piensa del fenómeno Milei y el avance de la derecha?

El llamado fenómeno Milei ha entrado en un cono de sombras. El que se rebelaba como un enemigo de la casta, ha terminado con las prácticas más exquisitas de la casta como el régimen de franquicias electorales que armó con los candidatos del interior. Más de conjunto los ascensos derechistas, no sólo en Argentina sino en el mundo, aparecen como fenómenos tan confusos como efímeros. En la medida que no tienen nada que ofrecer a las masas, ante la degradación social existente. No cabe dudas que, de todas maneras, este ascenso por confuso y efímero que sea, interpela a la izquierda porque ésta, en lo que tiene que ver con sus expresiones más características o reconocidas. Por ejemplo, en Argentina, el Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad no constituye hoy un factor político porque ha renunciado a presentarse como una alternativa de poder y navega en la situación política como un apéndice parlamentario del régimen político existente. Es necesario que, a la decadencia capitalista, la izquierda le oponga otro horizonte, el horizonte socialista. Esa es la propuesta de Política Obrera.

—¿Qué habría que hacer con la deuda con el FMI?

Los compromisos con el FMI como, de un modo general, los compromisos de la deuda pública, revisten un carácter usurario. Es decir, existen simplemente como un derecho, si se quiere, vitalicio sobre el presupuesto y las finanzas de un país. Es lo mismo que decir que constituyen un derecho a perpetuidad sobre el trabajo de las enfermeras, maestros, otros trabajadores que serán ajustados en los próximos ejercicios para el pago de la deuda. El reconocimiento de esa deuda usuraria, es incompatible con las condiciones vitales, laborales, salariales, elementales de la clase trabajadora que representa el 90 por ciento del país.

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