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Malabares porteños solidarios

El Circo Social del Sur, de Capital Federal, remata un mural a beneficio de la intervención comunitaria que reúne a cientos de jóvenes. El proyecto cuenta con el apoyo de la compañía del Cirque du Soleil.

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Más de 350 jóvenes que integran el Circo Social del Sur (CSS) presentarán el próximo jueves, en el Complejo al Río de Vicente López, un mural colectivo que será subastado con fines solidarios y que cuenta con el respaldo de Cirque du Soleil. La presentación se llevará a cabo a partir de las 21, en el preestreno de Quidam, el nuevo show que realizará en el país la conocida compañia canadiense.

El mural realizado por el artista plástico Omar Gasparini y jóvenes del Circo Social del Sur es un proyecto de inserción e intervención comunitaria por el que ya pasaron cuatro mil jóvenes.  Los artistas del Soleil cruzarán así, una vez más, su camino con los jóvenes del Proyecto de Arte para la Transformación que los directores del Circo Social del Sur, Mariana Rúfolo y Pablo Holgado, comenzaron a gestar hace 14 años en un pequeño taller de zancos en  las villas 21 a la 24 de Barracas.

El mural será expuesto en el complejo de Vicente López para ser vendido durante la gira en Buenos Aires de Quidam (que hasta ahora tiene funciones programadas hasta el 27 de junio inclusive), a fin de recaudar fondos para el proyecto social, que mediante el uso responsable y creativo del tiempo libre prepara en las artes del circo a más de 400 chicos de asentamientos y barrios periféricos porteños y bonaerenses.

Se trata de un gran tríptico –tres paneles de dos metros por dos cada uno– que diseñarán en el Centro Hipermediático Latinoamericano (Chela), el gran espacio que el Circo Social del Sur tiene en Parque Patricios, usando materiales reciclados con la técnica de collage “al estilo de  Juanito Laguna, de Antonio Berni”, graficó Gasparini.

“La forma de diseñar este mural, la metodología, se relaciona directamente con las bases del circo social: un quehacer colectivo que brinda libertad y un crecimiento individual durante el proceso”, señaló el artista plástico.

Esta iniciativa se enmarca en una serie de acciones desarrolladas por el Cirque du Monde, el programa de acción e inclusión social que el Cirque du Soleil  realiza en varios países alrededor del mundo con niños y jóvenes en situación de riesgo.

Otra de las actividades que realizará Circo Social del Sur con Quidam será la venta de entradas para la función del 10 de junio próximo (ya habían tenido la misma oportunidad con la visita anterior del Cirque su Soleil con su espectáculo Alegría, en junio de 2008). Los interesados en participar de los proyectos de subasta del mural o la compra de entradas podrán enviar sus ofertas al correo electrónico espectaculo@circosocialdelsir.org.ar

Historia entre malabares y trapecios

La experiencia lleva unos 18 años. La práctica social y colectiva que tuvo su epicentro en Barracas en respuesta a la inacción y la falta de solidaridad de los años 90, comenzó con un taller de zancos en un comedor barrial, luego devino en la enseñanza sistemática del arte circense, no sólo como un espacio de contención para chicos pobres. El desarrollo, en equipo, de las distintas técnicas del circo –malabares, tela, trapecio, zancos, acrobacia– fortalece la creación colectiva y el espíritu solidario. El Circo Social del Sur busca recuperar aquello que años atrás se vivía con naturalidad: lo comunitario.

“Para nosotros es un espacio educativo a través del arte, de socializar y expresarse. Encontrarse con otros es súper importante”, dice Mariana Rúfolo, una de las coordinadoras del circo.

Con el auspicio de diversas instituciones, como ICEI (Instituto de Cooperación Económica Internacional), que desde Italia financia emprendimientos culturales solidarios, y el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), que dirige Adolfo Pérez Esquivel, el Circo Social logró inserción en villas como la 21 y la 24 de Barracas; la 31 de Retiro; Mataderos, Villa Oculta, entre otras. Actualmente, en el  Circo Social del Sur participan más de 140 jóvenes, no únicamente para su lucimiento personal: en vez de formar estrellas buscan potenciar las capacidades de cada uno y asumir que el arte no es sólo cuestión de especialistas. “Todos podemos hacerlo con mayores o menores dificultades o posibilidades. Cada uno posee un poder creativo enorme; desde su lugar, su edad o su ser, puede aprender”, sostuvo Hurtado.

A su vez, apenas conocieron los artistas del Cirque du Soleil la experiencia porteña, decidieron quedarse unos días más para entrenar juntos. Atleen Mitchell es una de las trapecistas del Cirque compañía internacional que llegó al país en 2006 con su espectáculo Saltimbanco, con un despliegue escénico y artístico sin igual a nivel mundial. Junto con un compañero, Jason Hardabura, los dos jóvenes canadienses, atletas de alto rendimiento, supieron del Circo Social del Sur y coordinaron un intercambio de técnicas de trapecio y entrenamiento muscular que duró cuatro días. “Es muy interesante este circo: de una manera no comercial trabajan muy bien y mejoran la calidad de vida de los chicos. Es una realidad social que era ajena a nosotros“, comentaron.

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